Actualizado 21/07/2009 02:54

Gobierno de Honduras desafía presión, EEUU amenaza

Por Esteban Israel

TEGUCIGALPA (Reuters/EP) - El Gobierno de facto de Honduras quedó el lunes más aislado internacionalmente, rechazando presiones para restaurar al derrocado presidente Manuel Zelaya y enfrentándose con Estados Unidos, su histórico aliado y socio comercial clave.

La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, llamó por teléfono al presidente interino, Roberto Micheletti, para advertirle que Washington podría cortar su asistencia financiera si se continúa rechazando el regreso de Zelaya.

Esta demanda, respaldada por un sinnúmero de países incluido Venezuela, aliado de Zelaya, hizo naufragar el fin de semana las negociaciones conducidas por el mandatario costarricense Oscar Arias.

"Le recordó las consecuencias para Honduras si ellos no aceptan los principios que el presidente Arias formuló", dijo a periodistas el portavoz del Departamento de Estado P.J. Crowley.

Esto podría "tener un impacto significativo en términos de ayuda y consecuencias, potencialmente de largo plazo (...) para la relación entre Honduras y Estados Unidos", agregó.

Más temprano, la Unión Europea interrumpió ayuda financiera por decenas de millones de euros para la empobrecida nación centroamericana, en lo que fue la primera consecuencia del fracaso de las negociaciones de Costa Rica.

Pero en Tegucigalpa, el Gobierno de facto cerró filas.

"Mi posición es indeclinable", dijo el presidente de facto, Roberto Micheletti, en un acto público.

"Queremos demostrar al mundo entero que de repente no tenemos dinero, no tenemos petróleo, no tenemos dólares; pero tenemos una enorme voluntad para poder sostener esta situación", agregó.

¿PROXIMO PASO DE ZELAYA?

Unos 400 simpatizantes de Zelaya protestaron contra el golpe frente al edificio del Congreso, custodiado por soldados y policías antimotines.

Los simpatizantes del depuesto mandatario llamaron en un comunicado a los hondureños a concentrarse el viernes en la frontera oriental con Nicaragua para recibir a Zelaya.

Pero en una muestra de la confusión que rodea al próximo paso del depuesto presidente, un asistente de la familia Zelaya dijo no estar al tanto de la versión.

Los manifestantes prometieron subir la intensidad de las protestas, atizando el temor a que la peor crisis en América Central en 20 años ahogue a Honduras en un baño de sangre, un escenario que preocupa a Arias, mediador de las negociaciones.

"Aquí nadie se rinde, se está comenzando. Ahorita son protestas pacíficas, pero no se puede descartar que la cuestión llegue a males mayores", dijo Wilfredo Moncado, un líder sindical de 59 años.

La radicalización de ambos bandos en torno al regreso de Zelaya hacía imposible un acuerdo en Costa Rica, donde Arias pidió extender hasta el miércoles el plazo para intentar hallar una salida a la crisis.

El Gobierno interino de Micheletti cuenta con el apoyo del Congreso, el Poder Judicial, las Fuerzas Armadas, la Iglesia Católica y parte de la población.

Pero está cada vez más aislado del mundo y podría comenzar a sentir más presión financiera tras el recorte de ayuda de la UE y las amenazas de Estados Unidos, que tras el golpe ya suspendió programas de asistencia militar por 16,5 millones de dólares y amenaza con cancelar otros 180 millones.

La comunidad internacional, desde las Naciones Unidas hasta Washington y Caracas, exige el retorno de Zelaya al poder, pero el Gobierno interino asegura que eso no es negociable.

Micheletti ha advertido que si el mandatario derrocado pisa suelo hondureño será arrestado para ser juzgado por, entre otros cargos, violar la Constitución al intentar hacer un referendo que abriera paso a su reelección. .

TEMOR A VIOLENCIA

En un intento de evitar brotes de violencia, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, pidió a ambos bandos que respetaran las 72 horas pedidas por el mediador Arias.

El agotamiento de la vía diplomática supone un desafío para el presidente estadounidense Barack Obama, que apostaba por las negociaciones para restituir a Zelaya.

Washington, que ha propuesto un nuevo comienzo en su relación con una región que consideraba antiguamente su patio trasero, quiere además contrarrestar la influencia del presidente venezolano Hugo Chávez, un aliado de Zelaya que ha calificado como "blandas" las medidas tomadas por la comunidad internacional contra el Gobierno interino.

Analistas creen que la meta de Micheletti es llegar hasta las elecciones de noviembre, cuando esperan que un nuevo Gobierno les permita dejar atrás la página del golpe.

En la catedral de Tegucigalpa, a unas cuadras de la protesta, muchos hondureños se hincaban a rezar por el país.

"Estoy pidiendo tranquilidad para nuestro pueblo. Dios es el único que puede arreglar esto", dijo María Sandoval, de 74 años.