Actualizado 11/06/2009 05:03

¿Hay algo más que ambición en el bloque BRIC?

Por Andrew Marshall

SINGAPUR (Reuters/EP) - Si el interés compartido es la base para una exitosa relación a largo plazo, entonces la alianza de las cuatro naciones BRIC probablemente sea un tema de corta duración.

Mientras sus líderes se preparan para encontrarse en la ciudad rusa de Yekaterinburgo para una cumbre la próxima semana, Brasil, Rusia, India y China -bautizadas como economías "BRIC" en el 2001 por un economista de Goldman Sachs- no parecen tener mucho en común, excepto el tamaño.

De hecho, hay diferencias básicas: China e India son países industriales hambrientos de recursos y con economías de servicios; Rusia y Brasil son exportadores de materias primas.

El tema que los une es la ambición.

Los cuatro consideran que su tamaño, las perspectivas de crecimiento económico y la importancia geopolítica que tienen les da derecho a una mayor voz en la gobernabilidad global. Y esas naciones reconocen que es en interés de ellos mismos presionar juntos, como un bloque, para un cambio.

"Ciertamente, tiene sentido para ellos actuar juntos como una manera de presionar al mundo desarrollado para que haga más óptima la estructura organizativa global", dijo Jim O'Neill, jefe de investigaciones económicas de Goldman Sachs, que originalmente acuñó el término BRIC.

Las instituciones multilaterales creadas tras la Segunda Guerra Mundial se han divorciado cada vez más de las realidades económicas y geopolíticas del Siglo XXI. Las naciones BRIC quieren una mayor influencia en las Naciones Unidas, el FMI y el Banco Mundial, y el club de países ricos del G-8 parece ser cada vez más irrelevante.

"La crisis financiera expuso fundamentalmente grietas en la gobernabilidad global", dijo el Foro Económico Mundial en su informe sobre Riesgos Globales 2009. "Los riesgos globales no conocen fronteras y las soluciones globales están también más allá de la esfera de cualquier Gobierno", agregó.

MATRIMONIO DE CONVENIENCIA

La crisis no sólo ha subrayado la necesidad de más instituciones inclusivas, sino que también ha inclinado el balance del poder económico hacia las economías emergentes más fuertes -particularmente China- que son esenciales para la recuperación global.

El G-20 ha ganado importancia de foro global como resultado de la caída económica mundial, pero muchos analistas sostienen que es demasiado rígido para ser completamente efectivo. O'Neill argumenta que el G-8 debería consolidar sus miembros de la Unión Europea en un solo representante, para permitir que ingresen al grupo China, India y Brasil.

Es probable que la alianza BRIC se mantenga a medida que sea un grupo efectivo de presión para obtener una mayor representación y hacer contrapeso a la hegemonía de Estados Unidos en la gobernabilidad global.

Pocos analistas dudan que ganarán su batalla para obtener una mayor voz en las instituciones multilaterales. Pero, ¿después de eso, qué?.

"Más allá de ese tema crítico, no hay nada que realmente los una", dijo O'Neill. "Una vez que eso se logre, habrían muchas menos razones para que estén unidos en un bloque", agregó.

Incluso ahora, es aparente que Brasil y Rusia son los más ansiosos a la idea de un BRIC que India y China. Para Brasil la razón es clara -es el que tiene menos influencia global entre los cuatro y busca unirse a los demás para remediar eso. Brasil tampoco tiene conflictos estratégicos obvios con los otros tres.

Para Rusia, el cálculo es más complejo. Es un miembro que permanentemente ejerce su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU y también tiene influencia global mediante su condición de miembro del G-8. Pero su vinculación al G-8 es frágil, con llamados regulares de otros socios para que salga del grupo.

"Rusia disfruta de su estatus en el G-8 y detesta el G-20, porque no recibe ninguna atención -cuando se amplían al G-20 uno descubre que hay protagonistas mucho más importantes que Rusia en la economía global y en temas como el cambio climático", dijo Alastair Newton, analista político senior de Nomura en Londres.

Apoyar al bloque BRIC es para Rusia una manera de evitar ser excluido del G-8 o de quedar perdido en el G-20.

UN PANDA DE 500 KILOS

China e India ya tienen influencia considerable. Para Pekín, particularmente podría haber muy poco que ganar en un alianza.

"Económica, financiera y políticamente China opaca y continuará opacando a los otros BRIC", dijo Markus Jaeger, de Deutsche Bank Research. "China es el panda de 500 kilos en el salón. China se convertirá en la economía más grande del mundo y un alto grado de integración económica forzará a Pekín a verse más involucrado en manejar asuntos económicos y financieros globales".

Jaeger destacó que la economía de China ya era tan grande como los otros tres BRIC combinados. Agregó que el auge de China -y la necesidad de construir una relación de G-2 con Washington- era el tema clave.

"La propuesta del G-2 sobrestima la capacidad de Pekín y Washington para administrar conjuntamente asuntos mundiales al descontar la creciente importancia de los otros BRIC y la continua relevancia de la Unión Europea y Japón", dijo Jaeger.

"No obstante, la propuesta es (...) reconocimiento de que el auge chino es significativamente más importante que el auge de los otros BRIC y que el mundo debe encontrar una manera de acomodar la creciente importancia de China ofreciéndole una participación igualitaria.

La relación de China con India está en buena parte marcada por la rivalidad estratégica como intereses comunes: pelearon una guerra fronteriza en 1962 y se mantienen como amigos incómodos.

En temas como comercio y cambio climático, no es probable que los BRIC logren una posición común y, aparte de unir fuerzas en temas específicos, hay pocas razones para que se conviertan en un bloque duradero, dicen analistas.

"No veo al BRIC como una coalición natural", dijo Newton.

La ex Unión Soviética y China fueron enemigos de la Guerra Fría, pero Rusia y China han encontrado sus intereses alineados en muchas áreas, no sólo en su deseo de desinflar el dominio de Estados Unidos. Pero la percibida falta de democracia en ambos países y el apoyo a algunos Estados parias podría socavar su capacidad de proveer un liderazgo global.