Actualizado 01/08/2009 03:32

Honduras impulsa misión extranjera, advierte a EEUU

Por Marco Aquino

TEGUCIGALPA (Reuters/EP) - El Gobierno de facto de Honduras pidió el viernes una nueva misión internacional para resolver la crisis tras el golpe de Estado, pero se negaba a devolverle el poder al depuesto Manuel Zelaya y ante presiones de Washington amenazó con cancelar visas a sus diplomáticos.

En un renovado intento por establecer un diálogo interno tras el fracaso de la mediación inicial, el Gobierno que preside interinamente Roberto Micheletti invitó a prominentes personalidades y representantes de Panamá, Colombia, Canadá, El Salvador y Guatemala a conformar una nueva misión.

Las distintas personalidades, cuyos nombres no han sido revelados, tendrían la tarea de cerrar la brecha entre las posiciones radicales y dar una nuevo aire a la mediación que ha intentado el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, tras el golpe del 28 de junio.

"La idea es que venga gente importante de afuera porque es difícil entender la problemática de Honduras desde muy lejos (...) es la forma de ampliar el espectro para la comunidad internacional", dijo a Reuters la vicecanciller interina, Martha Alvarado.

Pero una vez más, Micheletti subrayó que no permitirá el regreso de Zelaya al poder y amenazó con tomar medidas contra diplomáticos estadounidenses en respuesta a la decisión de Washington de retirarle las visas a cuatro funcionarios del Gobierno de facto.

"El Gobierno de la República se reserva el derecho de aplicar reciprocidad en la cancelación de visas de personal diplomático o consular de los Estados Unidos de América destinado en Tegucigalpa, sin ninguna exclusión", dijo la cancillería de Micheletti en un comunicado.

La comunidad internacional ha reclamado enérgicamente la restitución de Zelaya como condición principal para poner fin a la peor crisis que ha enfrentado Honduras en décadas.

SIGUE EL DESCONTENTO

Aunque la tensión se sentía el viernes en las calles de Tegucigalpa con manifestaciones en favor de Zelaya, no hubo incidentes graves como los del jueves, cuando cientos de simpatizantes mandatario derrocado fueron dispersados por fuerzas de seguridad, con un saldo de varios heridos.

Uno de ellos, que recibió un tiro en la cabeza, continuaba grave el viernes tras ser operado en un hospital.

"No importa que la policía nos caiga encima, seguimos en las calles con nuestra lucha (...) es la resistencia contra el golpe", dijo el dirigente Juan Barahona, quien estuvo detenido por la policía el jueves durante algunas horas.

La propia esposa de Manuel Zelaya encabezó el mitin del viernes desde un vehículo en donde pidió a cerca de 1.000 personas que no cesaran en su esfuerzo por lograr el retorno de su marido, quien se encuentra en la vecina Nicaragua.

"No nos desanimemos, el presidente legítimo de Honduras regresará al poder", dijo Xiomara Castro ante la multitud que ondeaba banderas rojiblancas del Partido Liberal de Zelaya y banderas azul y blanco de Honduras.

La manifestación era vigilada por policías y militares, que tenían escudos, cascos y equipos antimotines, que acordonaron la zona a unos 400 metros de la casa presidencial.

La jugada de formar una nueva misión es considerada por algunos como un intento del Gobierno de facto para convencer a los hondureños en casa de que se puede encontrar una solución al conflicto.

"Dentro de la mediación de San José, (pedimos) que visite nuestro país con el propósito de ayudar a construir consensos alrededor de la propuesta (de Arias) en el marco de nuestra Constitución y sus leyes", dijo el portavoz del Gobierno de facto, René Zepeda.

El único nombre que se ha divulgado como integrante de la nueva misión es el del ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Enrique Iglesias, a quien se le espera en Costa Rica el fin de semana, según autoridades de ese país centroamericano.

Estados Unidos, importante socio comercial de Honduras, ha pedido que Zelaya regrese al poder para que cumpla su mandato hasta enero del 2010 y como presión revocó el martes las visas diplomáticas de cuatro miembros del Gobierno de Micheletti.

Pero no sólo el Gobierno de facto ha rechazado la vuelta de Zelaya, la Corte Suprema y el Congreso -que apoyaron el golpe- también se oponen firmemente a su regreso a la presidencia.

El derrocado presidente, quien permanece en Nicaragua, ha amenazado con que en las próximas horas tramitará un juicio en la Corte Penal Internacional contra líderes del golpe, entre ellos Micheletti y el jefe del Estado Mayor, Romeo Vásquez.

"Nosotros no estamos buscando armas, el pueblo no piense que no tiene deseos de usar armas, pero yo creo que ese no es el camino porque si el camino es la vía armada eso va a provocar una tragedia tan grande de la cual yo no quiero ser partícipe", dijo Zelaya el jueves a una cadena de radio mexicana. El ex mandatario estará en martes en México.

Zelaya se instaló la semana pasada en la frontera de Nicaragua con Honduras tras dar por fracasada la mediación de Arias y reunió a algunos simpatizantes. Incluso cruzó unos pocos metros simbólicamente dentro de su país -donde tiene órdenes de arresto- para volver a retroceder a Nicaragua.