Actualizado 12/08/2009 00:05

Honduras.- Miles de manifestantes llegan a Tegucigalpa para exigir el retorno de Zelaya

TEGICUGALPA, 11 Ago. (EUROPA PRESS) -

Miles de manifestantes provenientes de diferentes ciudades de Honduras llegaron hoy a Tegucigalpa para exigir la restitución del derrocado mandatario Manuel Zelaya, expulsado del país el pasado 28 de junio tras un golpe de Estado.

Xiomara Castro, esposa de Zelaya, encabezó las actividades que se realizaron cerca de la Casa Presidencial donde se congregaron todos los simpatizantes del presidente depuesto para expresar su rechazo al Gobierno interino de Roberto Micheletti.

Castro aseguró que las autoridades 'de facto' "tienen secuestrado al pueblo hondureño con manipulaciones diciendo que hay paz cuando eso no es así" y aclaró que "aunque venga el presidente Zelaya vamos a seguir luchando por las transformaciones sociales de nuestro país". "Esto no acaba, esto más bien comienza en Honduras", dijo Castro al hacer un llamamiento a los hondureños a que "se manifiesten permanentemente hasta el retorno del orden constitucional".

Desde el pasado 5 de agosto miles de personas comenzaron su recorrido desde diferentes ciudades del país, mientras en la capital hondureña seguían las protestas a favor de la restitución de Zelaya, quien en ha realizado dos intentos frustrados por regresar a Honduras.

Las negociaciones para poner fin a esta crisis --la peor del continente en las últimas décadas-- se encuentran estancadas debido a que las partes se han negado a cumplir con el Acuerdo de San José, propuesto por el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, que ha servido como mediador en el conflicto.

Micheletti se opone al regreso del mandatario derrocado, mientras que Zelaya ha dejado claro que no quiere negociar con "terroristas". Entre tanto, la comunidad internacional ha condenado el golpe de Estado y no ha reconocido al Gobierno interino.

La Organización de Estados Americanos (OEA) intenta buscar una salida a la crisis mediante la creación de una comisión compuesta por varios ministros de Exteriores y por su secretario general, José Miguel Insulza, la cual no fue aceptada por Micheletti.