Actualizado 17/04/2007 16:57

Iberoamérica/España.- Rajoy admite su inquietud por la "volatilidad constitucional" y el populismo en Latinoamérica

Insiste en que EEUU ha manifestado "en repetidas ocasiones" su "disgusto" ante la política española respecto a Venezuela y Cuba


MADRID, 17 Abr. (EUROPA PRESS) -

El presidente del PP, Mariano Rajoy, admitió hoy su "inquietud" ante la "volatilidad constitucional" que, según dijo, están adquiriendo algunos países de Latinoamérica y ofreció colaboración a estos Estados si optan por la clara defensa de la soberanía nacional, la división y control de poderes, la garantía efectiva de derechos individuales y la supremacía de la norma constitucional sobre la legal. Además, alertó sobre los 'populismos' que tratan de "perpetuarse y alimentar la corrupción".

Durante su intervención en un foro sobre relaciones con Latinoamérica, organizado por la Fundación Euroamérica y ABC, Rajoy recalcó que comparte "plenamente" los análisis que FAES (presidida por José María Aznar) ha venido haciendo sobre el futuro de este área y señaló que ni España ni Europa pueden "desentenderse" de su futuro.

"Esta parte de occidente debe contar con el apoyo decidido de quienes creemos que la libertad es la única hoja de ruta posible para que los países latinoamericanos puedan alcanzar el éxito político y la prosperidad económica --sostuvo--. Por supuesto, siempre desde el respeto a las iniciativas soberanas que desplieguen esos países, pero sin que suponga una renuncia al objetivo último de que Iberoamérica se incorpore de forma plena al grupo de democracias avanzadas".

"NO ACEPTARÉ QUE SE COLOQUE A ZAPATERO CON CHÁVEZ"

Según dijo, eso es lo que le transmiten numerosos dirigentes latinoamericanos, justo en un momento en que Iberoamérica se encuentra ante "una encrucijada binaria" que consiste en elegir entre "el camino de la libertad" o el de la "servidumbre". "Créanme, mi despacho de 'Génova' es desde hace varios años una cámara abierta de reflexión conjunta sobre Iberoamérica por la han pasado muchos dirigentes políticos, intelectuales y empresarios del otro lado del Atlántico", enfatizó.

En este contexto, insistió en que estos países pueden tomar el camino que "genera crecimiento, incentiva a los emprendedores, crea empleo y reduce la pobreza" o, por el contrario, "dejarse arrastrar por la senda que da la espalda a las sociedades abiertas, libres y prósperas". "Quienes proponen seguir esta vía se nutren de ideas derrotadas por la historia. Ideas demagógicas que ahogan la libertad e impiden el logro de la justicia social", apostilló.

"El demagogo populista se adueña y manipula el sufrimiento de los pobres y los débiles en su propio beneficio. Lo hace para perpetuarse en el poder y alentar la corrupción --prosiguió--. Pero, además, a diferencia de lo que ocurría con los populistas latinoamericanos del siglo XX, hoy el populismo aspira a proyectarse fuera de sus fronteras. El más conspicuo de ellos ha afirmado que la revolución será mundial o no será. Por ello ha multiplicado sus lazos, además de con España, con el único dictador comunista que pervive en América y con dirigentes como Mugabe".

En ese momento del discurso, proclamó que "nunca" aceptará, "por muchas diferencias que tenga con él", que el actual presidente del Gobierno sea calificado desde Caracas como "aliado estratégico" de la Venezuela de Hugo Chávez, "colocando así a Rodríguez Zapatero con países como Cuba o Zimbaue. "Si el socialismo español lo permite, yo no. Mi deber de Estado es negarme a que España sea confundida como uno de los miembros de ese club de enemigos de la libertad a los que acabo de hacer mención", determinó.

EMPRESAS ESPAÑOLAS

Asimismo, aprovechó la ocasión para advertir de que el 'populismo revolucionario' "desprecia" la legalidad y hace a las empresas extranjeras una de sus "víctimas": "Se hace más necesario que nunca una defensa decidida de los intereses de las empresas españolas, cuya asunción de responsabilidad social es digna de alabanza, tanto frente a arbitrariedades de gobiernos receptores como adoptando medidas que favorezcan la seguridad jurídica, el respeto a los derechos de propiedad y la seriedad de políticas macroeconómicas".

"De lo contrario, es inevitable que la inversión española siga en la tónica de estos momentos: decreciendo en el vigor de sus aportaciones anuales y viendo con preocupación e inquietud el futuro del montante total de nuestra inversión", agregó.

En esta línea, dijo que las economías latinoamericanas podrían ir "mucho mejor" si aprovechara la subida de los precios de las materias primas, "desterrando la tentación populista y la inestabilidad institucional por la que deslizan algunos países latinoamericanos". "Sin ánimo de entrar en la casuística nacional, todo el que está interesado por el futuro de Latinoamérica contempla con inquietud la volatilidad constitucional de países como Ecuador y Bolivia", añadió.

"Desde mi partido estamos articulando nuestra alternativa de gobierno, una alternativa en el ámbito de cooperación con Iberoamérica. Proponemos impulsar una política amistosa y constructiva de promoción y defensa constitucional de los países latinoamericanos --indicó--. Desde el máximo respeto a la soberanía de esas naciones, todos aquellos países que compartan con España la necesidad de fortalecer un marco legal y político que ofrezca seguridad y estabilidad, podrán contar con nuestra decidida ayuda en esta labor fundamental".

Finalmente, confirmó su compromiso con el proceso Iberoamericano y las cumbres y aseguró que "si la pasividad y absentismo internacional" de Zapatero no se corrige, existe el "riesgo" de que España deje de ser "la puerta de entrada" a Europa de los iberoamericanos. "No es un secreto para nadie que la relación entre Estados Unidos y América Latina es tremendamente compleja e intensa. Y pese a ello, o precisamente por ello, España y Europa pueden jugar un papel efectivo y muy positivo al respecto".

"Aunque con el actual Gobierno los mecanismos diplomáticos de concertación entre los dos países se mantienen formalmente, es indudable que la 'complicidad' que un día se dio entre España y los Estados Unidos se ha esfumado en los asuntos iberoamericanos y fuera de ellos --concluyó--. De hecho, los responsables del Departamento de Estado han manifestado en repetidas ocasiones su disgusto ante la política española respecto a Venezuela (que han calificado de perturbadora) y Cuba. Por cierto, ¿alguien recuerda que fue de la ejecución de los acuerdos de venta de armamento firmados entre España y Venezuela?".