Actualizado 18/01/2015 09:29

Brasil llama a consultas a embajador en Indonesia tras ejecución de Archer

    YAKARTA, 18 Ene. (EUROPA PRESS) -

   Brasil y Países Bajos han llamado a consultas sus embajadores en Indonesia en señal de protesta por la ejecución de seis prisioneros  --de los que uno era brasileño y uno holandés-- por delitos relacionados con tráfico de drogas, ignorando con ello las peticiones de clemencia de la comunidad internacional.

   La Fiscalía General indonesa ha informado de la ejecución de los seis presos mediante fusilamiento este domingo. Cinco de ellos eran extranjeros, procedentes de Nigeria, Malaui, Vietnam, Países Bajos y Brasil.

   Como consecuencia, Brasil ha llamado a consultas a su embajador en Yakarta y ha advertido de que este acto podría afectar a sus relaciones bilaterales. "El uso de la pena de muerte que la sociedad mundial condena cada vez más, afecta gravemente a la relación de nuestros países", ha afirmado la presidencia brasileña en un comunicado.

   Por su parte, Países Bajos también ha llamado a su embajador a consultas y ha condenado la ejecución del ciudadano holandés, Ang Kiem Soei. "Es un castigo cruel e inhumano que equivale a una negación inaceptable de la dignidad y la integridad humanas", ha criticado el ministro de Exteriores, Bert Koenders.

   Antes de que tuviese lugar la ejecución, el abogado de Soei ha informado a través de la red social Twitter de que el holandés se ha mostrado agradecido por los esfuerzos realizados por su Gobierno y que había decidido aparecer ante el pelotón de fusilamiento sin taparse los ojos.

   El presidente de Indonesia, Joko Widodo, que firmó las ejecuciones el mes pasado, ha decidido adoptar una postura férrea ante el cumplimiento de la ley y ha negado las peticiones de clemencia. El país reanudó las ejecuciones en 2013 después de una pausa de cinco años.

   "Es un país que hace sólo unos años había dado pasos positivos para abandonar la pena de muerte pero en el que las autoridades ahora están dirigiendo al país hacia la dirección opuesta", ha lamentado el director de Amnistía Internacional para Asia, Rupert Abbott.