Actualizado 07/07/2009 00:42

Industria hondureña, muy vulnerable a crisis política

Por Mica Rosenberg

SAN PEDRO SULA (Reuters/EP) - Una semana después de que el presidente hondureño Manuel Zelaya fuera derrocado, el industrial Roberto Cardona mira cómo su fábrica transforma miles de metros de hilo en telas para camisetas y se lamenta de las ventas que perderá si avanza la crisis política en el país.

El mayor exportador centroamericano de textiles y vestimenta hacia Estados Unidos enfrenta un cada vez mayor aislamiento, luego de que el domingo el Gobierno interino impidiera a Zelaya volver al país en medio de sangrientos choques entre la policía y las fuerzas de seguridad.

"Las grandes marcas están muy celosas de su imagen (...) La decisión obvia de los clientes es emigrar donde pudieran tener no costos necesariamente más bajos que nosotros pero una estabilidad política más amplia", dijo Cardona, que produce para las marcas de ropa interior Hanesbrands y Jockey.

Los mayores jugadores del sector manufacturero en Honduras respaldaron ampliamente el derrocamiento de Zelaya porque les espantaba su acercamiento al líder venezolano, Hugo Chávez.

Pero desde que fue expulsado del país a punta de rifle, la comunidad internacional ha rechazado al Gobierno interino y en la medianoche del sábado la Organización de Estados Americanos suspendió al país, lo que abre el camino a duras sanciones económicas.

Ya se han perdido cerca de 20.000 empleos en las fábricas de la ciudad de San Pedro Sula -que producen desde ropa de diseño hasta cinturones de seguridad para autos- por una menor demanda desde Estados Unidos ante la crisis económica global.

Además en el negocio textil la producción puede moverse rápidamente de un país a otro en sólo semanas.

"Nuestros clientes en Estados Unidos ya están haciendo planes de contingencia por si Honduras no tuviera agua o gente para trabajar", dijo Cardona. Explicó que pueden pasar a comprar en Nicaragua o Bangladesh.

Los sindicatos de la empresa estatal de agua y electricidad apoyan a Zelaya y desde el golpe de Estado las instalaciones están siendo vigiladas por soldados mientras que muchos empleados han salido a las calles a exigir el retorno del depuesto mandatario.

PRESTAMISTAS FRENAN CREDITOS

El Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo interrumpieron los préstamos para Honduras después del golpe de Estado, lo que podría también afectar a las empresas que reciben créditos internacionales, dijo Heather Berkman, de Eurasia Group.

Daniel Facusse, un importante industrial textil que encabeza la asociación nacional del sector, dijo que haber permitido a Zelaya permanecer en el poder hubiera sido peor para la industria privada. Aseguró que los líderes empresarios están listos para agachar la cabeza y esperar hasta las próximas elecciones.

Pero los trabajadores la pasarán mal.

Blanca Calix, de 28 años, perdió su empleo en una fábrica de camisetas dos veces desde comienzos de este año.

Había sido recontratada por un período breve como trabajadora temporal, con lo que sus empleadores pueden evitar pagar los impuestos al empleo.

Ahora trabaja como cocinera en un hospicio para mantener a sus dos hijos, dos hermanos y su abuela, que viven en una cuidad a cuatro horas en autobús y otras tres horas y media a pie desde San Pedro Sula.

"Honduras no tiene la capacidad a mantenerse solo. Si no hay salida de producción de aquí no entra dinero", dijo.

Zelaya, un empresario que se volvió hacia la izquierda tras arribar al poder en el 2006, prometió mejorar muchas cosas para los pobres.

Aumentó abruptamente el salario mínimo a comienzos de año, algo que para algunas empresas fue difícil de cumplir.

Calix dijo que lucha para mantener a su familia con un salario de 1.100 lempiras o 58 dólares a la semana, que la lleva a tener que cortar más de 6.000 mangas de camisetas en un día de trabajo de 12 horas.

"Esto pudiera explotar", vaticinó.