BAGDAD, 26 Ene. (DPA/EP) -
La Policía de Irak ha intervenido de nuevo con gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes congregados en la ciudad de Nasiriya, en el sur del país, en un nuevo episodio de las protestas que desde hace meses exigen la regeneración política en el país.
Este sábado, al menos tres manifestantes murieron en esta ciudad por enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, mientras en la capital, Bagdad, al menos 30 personas han padecido síntomas de ahogamiento por los gases empleados por la Policía.
El sur de Irak, junto a la capital, es el principal epicentro de las manifestaciones, en este caso por reivindicar lo que sus participantes entienden que se trata de una política de explotación del Gobierno del país contra las regiones meridionales, ricas en petróleo.
A pesar de los enfrentamientos, los manifestantes todavía mantienen el control de los puentes y algunas carreteras de acceso a la ciudad, según los testigos de la agencia DPA.
A estos enfrentamientos se suma una nueva protesta en la ciudad santa chií de Kerbala, donde cientos de estudiantes universitarios se han sumado a los manifestantes que desde hace semanas protagonizan una sentada no solo contra el Gobierno, sino contra el prominente clérigo chií Muqtada al Sadr, al que acusan de acaparar las protestas en su propio beneficio.
Lo ocurrido este domingo es un episodio más de la gravísima crisis que atraviesa el país, donde al menos 500 personas han muerto, la mayoría manifestantes a manos de las fuerzas de seguridad, durante las marchas contra el Gobierno que comenzaron a principios de octubre, según organizaciones pro Derechos Humanos.