Actualizado 04/08/2009 00:12

Jefe Senado Brasil resiste presiones para renuncia

Por Natuza Nery

BRASILIA (Reuters/EP) - El presidente del Senado de Brasil, José Sarney, rechazó el lunes la posibilidad de renunciar ante la creciente presión derivada de un escándalo que amenaza el control del presidente Luiz Inacio Lula da Silva en el Congreso y su agenda legislativa.

La eventual salida de Sarney golpearía a la coalición de Lula en el Congreso, retrasando una prevista reforma de la legislación petrolera, así como también reavivaría una estancada investigación por cargos de corrupción contra la petrolera estatal Petrobras.

Pero el popular presidente brasileño podría sortear la tormenta si el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) de Sarney permanece en la alianza de Gobierno y apoya a su candidata presidencial en las elecciones del 2010.

"No basta que el presidente (Sarney) se vaya para sanear la crisis del Senado, pero tampoco es posible resolverla con él en la presidencia", dijo a Reuters el senador izquierdista y aliado del Gobierno Cristovam Buarque.

Roseana Sarney, hija del titular del Senado y gobernadora del estado nordestino de Maranhao, le dijo a Lula la semana pasada que su padre renunciaría esta semana, según una fuente del Gobierno y dos miembros del PMDB que tuvieron conocimiento de la conversación.

Sin embargo, Sarney, un veterano político de extensa trayectoria, negó que pretendiera renunciar al reanudarse el lunes las actividades del Congreso tras dos semanas de receso.

En declaraciones a la prensa, el titular del Senado dijo que la hipótesis de su dimisión "no existe", pese a la presión de familiares y legisladores para que lo haga.

"Nunca dejé de tener confianza", agregó en una muestra de que está dispuesto a enfrentar los pedidos de que deje el cargo.

Un grupo de senadores ha dicho que se abstendría de votar cualquier medida hasta que Sarney dimita, según dijo el lunes el diario O Estado de S. Paulo.

ACUSACIONES

Ex presidente de Brasil, Sarney enfrenta media docena de cargos de corrupción, que incluyen malversación de fondos estatales destinados a proyectos culturales y conseguir cargos para familiares y amigos de su familia.

Lula defendió a Sarney durante meses para evitar poner en peligro a su coalición, en la que el PMDB es un actor clave, pero pareció distanciarse del cuestionado político la semana pasada.

Ahora, el presidente trata de asegurar que el reemplazante del titular del Senado sea un aliado del Gobierno.

La insistencia pública en la remoción de Sarney ha sido recurrente durante meses en páginas editoriales y comentarios de televisión de Brasil, pero ganó fuerza a fines de julio luego de que se filtraron conversaciones telefónicas de Sarney gestionando un empleo para el novio de una nieta.

Un sitio web creado recientemente muestra fotos de brasileños que han jurado no afeitar su labio superior hasta que Sarney, famoso por su grueso bigote, deje el cargo.

La creciente presión se produce mientras Lula trata de que avance la legislación que gobernará la explotación de las enormes reservas de hidrocarburos halladas frente las costas brasileñas, que podrían convertir al país en uno de los principales exportadores de crudo.

Los problemas en el Senado también podrían impulsar una investigación legislativa, encabezada por la oposición, sobre acusaciones de que Petrobras usó "trucos" contables para pagar menos y de que pagó más de lo debido por bienes y servicios. La empresa niega los cargos.