Actualizado 19/06/2009 20:42

Lucha indígena Peru gana fuerza, presiona por cambios

Por Terry Wade y Marco Aquino

LIMA (Reuters/EP) - El movimiento indígena de Perú, que por años había estado dormido, cobró vida y podría convertirse en una poderosa fuerza política como en sus vecinos andinos Ecuador y Bolivia.

Un grupo de nativos amazónicos ha liderado por meses bloqueos de carreteras que desencadenaron violentos enfrentamientos con la policía, y obligaron al Congreso a derogar dos leyes que según los líderes indígenas "los despoja" de sus territorios y los deja en manos de mineras y petroleras foráneas.

El primer ministro y jefe del Gabinete del presidente Alan García, Yehude Simon, dijo el viernes que presentó su renuncia al cargo al no poder evitar el conflicto -el peor que ha afrontado el actual Gobierno-, que dejó este mes al menos 34 muertos en el país sudamericano.

Las protestas dejaron en evidencia la fuerza que han cobrado los movimientos políticos indígenas en Perú, los que en las últimas dos décadas fueron más fuertes en Bolivia y Ecuador.

Evo Morales se convirtió en el 2006 en el primer presidente indígena de Bolivia, mientras que, en Ecuador, manifestaciones de nativos derivaron hace una década en la salida de dos mandatarios en medio de sendas crisis económicas.

"El movimiento indígena peruano ahora no está abajo de los otros (en los Andes)", dijo Miguel Palacin, coordinador general de Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI).

"Tenemos en Perú articulaciones muy buenas, con nuevos grupos, y queremos aprovechar eso para ganar espacio político", agregó.

Perú fue sacudido por una sangrienta guerra entre el Gobierno y la insurgencia maoísta de Sendero Luminoso durante la década de 1980 e inicios de la del 1990, cuando en medio de la violencia los indígenas no se atrevían a salir de sus pueblos para organizar redes políticas nacionales.

Los líderes de Sendero Luminoso reclutaban a los indígenas para su lucha, pero muchos de los nativos crearon grupos de vigilancia o "ronderos" que resistieron al movimiento comunista durante la brutal guerra que dejó casi 70.000 muertos.

Tras el fin del conflicto, los grupos indígenas se han agrupado en redes con mejor asesoría legal, medios de comunicación y equipos para recaudar fondos, muchas veces ayudados por organizaciones internacionales.

Para consolidar su posición, el movimiento indígena de Perú podría crear un partido político, uniéndose formalmente a alguna agrupación de izquierda o reclutando candidatos para convertirse en un bloque de peso en el Congreso, según analistas.

La población indígena peruana oscila entre el 25 y el 40 por ciento, por lo que para crecer políticamente los grupos deben ir más allá de una agenda que defienda la Amazonía y estrechar vínculos con los sindicatos, grupos ambientalistas y asociaciones rurales.

MAS EXPECTATIVAS EN BOLIVIA

El movimiento indígena de Perú carece de las profundas raíces que llevaron a Morales, un indio aymara, a la presidencia boliviana, desde donde prometió poner fin a cinco siglos de discrimen tras la llegada de los conquistadores españoles.

Morales creó un partido político organizando a los productores de coca del Chapare para que se enfrentaran a la guerra antidroga liderada por Estados Unidos.

Muchos de los cocaleros eran ex mineros del altiplano andino, con una larga historia de actividad gremial.

Tras su asunción, Morales logró aprobar una nueva constitución que otorga más poder a los grupos indígenas. Y desde el Palacio Quemado ha alentado a los nativos fuera de Bolivia a que luchen por un cambio.

En una declaración enviada a una conferencia indígena internacional celebrada en la ciudad peruana de Puno en mayo, el mandatario dijo que los nativos deben trabajar para lograr la "independencia definitiva" o la "revolución".

Luego de que surgieron los mortales choques entre la policía y los nativos peruanos hace dos semanas, Morales acusó a Perú de "genocidio".

El ministro de Relaciones Exteriores de Perú, Antonio García Belaunde, dijo que Morales estaba interviniendo en asuntos nacionales y lo llamó "enemigo" de su país.

El roce agudizó las diferencias entre García, un promotor del libre comercio y aliado de Estados Unidos, y el izquierdista Morales.

Pese a que es sumamente popular en el altiplano andino, hasta el presidente boliviano es presionado para que haga más.

El líder nativo Elías Quelca dijo que si bien Morales está avanzando en la dirección correcta, "apenas está dando un paso para hacer el proceso de descolonización de Bolivia", donde cerca del 60 población es indígena.

"Nosotros somos los indígenas originarios en este territorio, el Gobierno tiene que trabajar junto con nosotros", agregó Quelca, el jiliri apu mallku, o la autoridad suprema de la CONAMAQ, la mayor organización indígena del país.

TROPIEZOS EN ECUADOR

En Ecuador, decenas de nativos con palos y rocas ayudaron a derrocar hace una década a dos presidentes, pero su influencia se ha debilitado en los últimos años en medio de tropiezos políticos y luchas internas.

Las manifestaciones recientes no lograron atraer a una buena cantidad de personas y se desvanecieron rápidamente, al igual que las demandas de los líderes indígenas para que el Gobierno estatice a la industria petrolera y vede la minería a gran escala en sus comunidades.

Sin embargo, el rechazo a la minería en las localidades del sur ecuatoriano ricas en minerales podría convertirse en un desafío para el presidente Rafael Correa y las mineras.

Pese a que Correa forma parte del nuevo grupo de mandatarios izquierdistas de Latinoamérica, como el boliviano Morales y el presidente venezolano, Hugo Chávez, no ha cedido a las demandas de los líderes indígenas.

Correa hasta catalogó de "infantiles" a los ambientalistas que discrepan del desarrollo de las comunidades pobres que albergan grandes depósitos de oro y cobre.

Pero el mandatario, al igual que García, podría tener que cambiar de postura si los indígenas batallan con más fuerza para bloquear esos proyectos mineros.

"Aprendo que, querer modernizar muy rápidamente trae conflictos y no tengamos temor de eso si el país avanza, pero evitemos la muerte y el dolor que son irremediables, y si ocurrieron, rectifiquemos, reconciliemos y recomencemos", dijo García.

(Informe adicional de Alonso Soto en Quito y Eduardo García en La Paz; editado en español por Patricia Vélez)