BUENOS AIRES (Reuters/EP) - La neurocirujana cubana Hilda Molina arribó en las primeras horas del domingo a Buenos Aires, una década y media después de pelearse con el entonces presidente de Cuba Fidel Castro y criticar el sistema de salud pública de la isla.
Molina llegó al aeropuerto de Ezeiza en un vuelo de la aerolínea panameña Copa Airlines, tras una escala en Ciudad de Panamá.
"Gracias a todos los que ayudaron y a Dios", dijo la médica al arribar al país.
La médica, de 66 años, cuenta con un permiso de salida de Cuba que tiene una validez de tres meses, pero que podría prorrogarlo según la situación de salud de su madre, quien se encuentra viviendo en el país sudamericano.
Su madre, de 90 años y quien fue autorizada por el gobierno cubano tres meses después de que Fidel Castro fuera reemplazado en la presidencia por su hermano Raúl, vive en Argentina desde el año pasado junto al único hijo de la médica, a su nuera y dos nietos.
La científica, que planea retornar a la isla, dijo el viernes que la autorización para que ella viaje era un "gesto aislado" y no una señal de inminentes cambios en la política migratoria de Cuba.
En el 2005, el caso desató un conflicto diplomático entre los dos países.
Molina fue la directora del estatal Centro Internacional de Restauración Neurológica de La Habana, una de las instituciones modelo del sistema de salud pública cubano.
Según explicó, su ruptura con Castro se debió a su oposición a las investigaciones con células madre y a sus críticas de que el Centro estaba convirtiéndose en una clínica para extranjeros.
Ella dice que renunció, pero Fidel Castro dijo el año pasado que fue destituida porque en la década de 1990, en medio de la crisis pos soviética, aspiraba a "convertirse en propietaria de la institución".
Molina fue diputada del Parlamento cubano y recibió durante su carrera algunas de las máximas condecoraciones de Cuba, como distinciones del Ministerio del Interior.
En su página web asegura que devolvió las condecoraciones tras su ruptura con Castro.