Actualizado 20/05/2013 19:02

México.- Grupos de autodefensas impiden al Ejército entrar en una zona de Michoacán

MÉXICO DF, 20 May. (EUROPA PRESS) -

Unas mil personas pertenecientes a grupos de autodefensas impidieron al general mexicano Sergio Arturo García Aragón entrar en la región de Buenavista, en Michoacán (oeste de México), y se negaron a entregar las armas a las fuerzas de seguridad.

El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, ha asegurado que combatirá a los grupos de autodefensas que se han extendido por algunas zonas del país para atajar el control de las redes del narcotráfico y que han llegado incluso a crear sus propios tribunales de justicia.

"¡Buenavista no va a entregar las armas!", gritaron los integrantes del grupo cuando llegaron las tropas del general García Aragón para desmantelar el grupo, que ha denunciado la muerte de 16 personas y la desaparición de 36 en los últimos cuatro meses a manos del cártel de los Caballeros Templarios.

Armados de palos y machetes, la organización local consiguió detener el convoy militar cuando intentaba entrar en la región de Buenavista. "¿Sabe por qué comenzó esto? ¿Dónde estaban ustedes?", chillaron los congregados cuando el general intentó disuadirles para que les dejaran pasar.

García Aragón les pidió que dejaran a sus fuerzas desplegarse para llevar la paz a la región y despejar los caminos para "que todos puedan trabajar". Sin embargo, los habitantes de la zona le reclamaron que fuera a por los miembros de los Templarios que viven en la zona, según ha destacado el diario 'El Universal'.

El general aseguró que iría a por los miembros del grupo de crimen organizado, pero advirtió a todos los congregados de que "todo aquel que porta un arma está fuera de la ley". Uno de los congregados advirtió al militar que los Caballeros Templarios están mejor armados que los propios militares.

García Aragón intentó entrar en una segunda ocasión con el mandato del secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, aunque los grupos de autodefensa aseguraron que sólo permitirían que se apostaran en los alrededores de las ciudades y que no entregarían la armas.

El general se negó a aceptar estas condiciones y al no encontrar a un líder al que dirigirse volvió a dar marcha atrás. "Si nos desarman, los templarios van a entrar a matarnos a todos a nuestras casas", añadió uno de los ciudadanos congregados.