Actualizado 29/07/2009 22:49

Minería ilegal oro persiste Venezuela por falta control

Por Patricia Rondón Espín

LAS CRISTINAS, Venezuela (Reuters/EP) - En la selva venezolana árboles de 30 metros de alto han desaparecido en un siglo por la explotación artesanal de oro en las ricas minas superficiales, una actividad que persiste por falta de control oficial.

Familias enteras han migrado por décadas a los yacimientos del estado Bolívar en el sureste del país. Construyen casas con armadura de palo y hacen paredes con bolsas plásticas o latón, y enfrentan delincuencia, mafias, enfermedades y abandono.

Pero mientras se elimina vegetación y caen sedimentos y mercurio en los ríos, varias empresas se han alternado derechos para desarrollar minas que incluyen Las Cristinas, una de los mayores depósitos a cielo abierto no explotado del mundo con reservas estimadas de oro de 13,6 millones de onzas.

El presidente Hugo Chávez dijo que daría a manos rusas Las Cristinas, cuyo contrato operativo lo tiene canadiense Crystallex, y la adyacente Brisas, en concesión a Gold Reserve. Pero las empresas reclamarían en arbitraje años de inversión hecha en espera de permisos ambientales.

Las trabas para impulsar un desarrollo industrial es aprovechada por mineros nómadas que explotan la superficie de estas áreas sin regulación ni control del daño ambiental.

Para sacar el oro, los mineros eliminan la capa vegetal, disuelven la piedra con bombas que disparan agua a alta presión y luego se adentran en ella para registrar el sedimiento. El mercurio separa el oro y lo vuelve mercancía para vender.

Desde el cielo, se ven los claros que dejan las lagunas de sedimentos, alternados con la tupida vegetación selvática.

El Ministerio de Industrias Básicas y Minería ha rezagado por años una ley para el sector -que contemplaría la creación de empresas mixtas de mayoría estatal para explotar oro- mientras se distrae con una explosiva situación en las obsoletas procesadoras de hierro y aluminio de ese estado.

Cualquier proyecto industrial tardaría unos dos años en producir, lo que junto al retraso en la reforma legal dejaría el actual esquema de extracción artesanal en el corto plazo, sin generar beneficios económicos al país sudamericano.

¿DESCONTROL CONVENIENTE?

La abrupta caída de los precios del petróleo en el mercado internacional desde mediados del 2008 ha puesto al Gobierno en la necesidad de buscar nuevas fuentes de ingresos para compensar sus cuentas.

Hasta ahora, el aporte de la minería es marginal. No fue posible obtener una cifra oficial de producción formal de oro del 2008 pero la Cámara Minera de Venezuela y autoridades estiman que ronda entre 5 y 8 toneladas, e igual cifra en extracción ilegal.

"Mucha gente hace negocios con eso", dijo una fuente estatal bajo condición de anonimato y refirió que algunos funcionarios tendrían intereses en el mantener el descontrol, "y el Estado no percibe ingresos por impuestos ni regalías de esa extracción".

Al mismo tiempo, el país se expone a grandes pérdidas.

Gold Reserve dijo recientemente que demandaría a Venezuela por unos 5.000 millones de dólares por bloquear el permiso para explotar Brisas, al tiempo que Crystallex dice que seguirá cumpliendo su contrato operativo para poder recurrir al arbitraje en caso de ser necesario.

El año pasado, el Ministerio de Ambiente negó a Crystallex el permiso para desarrollar Las Cristinas. La empresa apeló presentando su proyecto reducido en un 25-30 por ciento, que planea afectar unas 1.322 hectáreas, 912 ya trabajadas por mineros ilegales.

NEGOCIACION POLITICA

Chávez, un militar retirado que dice conducir el país hacia el socialismo, dijo el año pasado que Rusoro -que se negocia en la bolsa de Canadá pero es de origen ruso- explotaría Las Cristinas a través de la asociación VenRus con el Estado venezolano, pero no dio detalles de la negociación.

El Gobierno asegura que no renovará concesiones y explotará los yacimientos con empresas mixtas o contratos operativos. Hace un mes se anunció que el país levantaría recursos para explotar oro y diamantes avalados por sus propias reservas.

Chávez suele mezclar algunas relaciones comerciales del país con sus simpatías políticas por lo que podría interesarle más asociarse con Rusia -que le han vendido miles de millones de dólares en equipos militares- que con Canadá, pero mientras se decide los mineros ilegales siguen trabajando.

Y Crystallex tendría un largo camino por recorrer. La canadiense Vanessa Ventures espera que un tribunal de arbitraje decida en los próximos meses la demanda que presentó contra la revocación de sus derechos sobre Las Cristinas en el 2004 por 1.050 millones de dólares.

Antes, Placer Dome tuvo los derechos sobre la mina pero tampoco pudo llegar a desarrollarla.

En la mina, donde unos 3.000 trabajadores ilegales buscan oro, el anuncio de la posible asociación con Rusia aumentó su atractivo y recibió una nueva oleada de irregulares.

"Se vienen buscando que los indemnicen para sacarlos de ahí cuando venga la empresa", dijo una autoridad local.

Los mineros emigran de una "bulla" a otra -que son las minas donde están encontrando oro- con la idea de encontrar el mineral que les permita salir de esa vida donde abundan delitos y enfermedades como la malaria, paludismo y sida.

"Me gusta la vida de la mina", dijo Carlos Sánchez, un minero de 41 años de edad que dejó cinco años atrás la capital de estado, Ciudad Bolívar, atraído por las historias del oro.

Sus ingresos quincenales por su precaria actividad en Las Cristinas pueden superar el equivalente a 3.500 dólares y lo anima la expectativa de correr con suerte.

Hacer el gran hallazgo "no es una ilusión, ni un sueño, es una esperanza", dijo Sánchez.