Publicado 14/10/2019 13:22

Mozambique.- Mozambique vota mañana tras la firma de un acuerdo de paz y ante la creciente inseguridad

Nyusi es favorito a la Presidencia, mientras que la oposición espera buenos resultados en provinciales y parlamentarias

Por primera vez, los gobernadores serán elegidos por el partido que gane en cada provincia

MADRID, 14 Oct. (EUROPA PRESS) -

Mozambique acude este martes a las urnas para unas elecciones presidenciales, legislativas y provinciales que serán las primeras desde la firma en agosto de un acuerdo de paz entre los dos principales partidos del país, sacudido además por la insurgencia islamista en el norte y aún recuperándose del paso de dos devastadores ciclones este mismo año.

La política del país africano ha estado marcada desde hace décadas por el enfrentamiento entre el Frente de Liberación de Mozambique (FRELIMO) y la Resistencia Nacional Mozambiqueña (RENAMO), que estalló en 1977, durante la Guerra Fría y dos años después de que Mozambique se independizara de Portugal.

El FRELIMO, que surgió como un partido de corte marxista-leninista que pasó posteriormente al socialismo democrático, se enfrentó a la RENAMO, surgido como un movimiento anticomunista respaldado por Rodesia y la Sudáfrica del Apartheid, entre 1977 y 1992, en un conflicto que dejó cerca de un millón de muertos y que concluyó con un frágil acuerdo de paz firmado en Roma.

A raíz del mismo se celebraron las primeras elecciones multipartidistas en 1994 y, desde entonces, el FRELIMO --liderado en la actualidad por Filipe Nyusi, a la postre presidente del país-- se ha impuesto en todos los comicios, en medio de las denuncias de la RENAMO, que en ocasiones ha vuelto a las armas para defender lo que describe como una marginación política y económica del grupo y sus seguidores.

En esta ocasión, los comicios se celebrarán según los términos del reciente acuerdo de paz, que contempla --además de la desmovilización de los guerrilleros de la RENAMO y su integración en el Ejército-- que los gobernadores sean elegidos por el partido que gane en cada provincia, y no por el Ejecutivo central.

Esta situación da al partido opositor la posibilidad por primera vez de acceder a los gobiernos provinciales, si bien se teme que unos malos resultados --espera imponerse en tres o cuatro de las once provincias del país, todas ellas en la zona centro-- deriven en una mayor tensión interna en la RENAMO y un nuevo colapso del acuerdo de paz.

El líder del partido y su candidato a las presidenciales, Ossufo Momade, ya hace frente a oposición interna desde que sucediera el año pasado al histórico líder Afonso Dhlakama, fallecido en mayo de 2018, poco después de haber iniciado contactos con Nyusi para la firma del acuerdo de paz que posteriormente concretó Momade.

Las elecciones se presentan además como un termómetro de la popularidad de Nyusi, quien fue ministro de Defensa entre 2008 y 2014 antes de presentarse a las elecciones de ese año como candidato del FRELIMO, sucediendo así a Armando Guebuza, quien fue presidente diez años y abandonó la Presidencia con unos bajos índices de aprobación.

Junto a Nyusi y Momade concurren a la Presidencia Daviz Simango, del Movimiento Democrático de Mozambique (MDM), y Mario Albino, de la Acción del Movimiento Unido para la Salvación Integral (AMUSI), una formación que en estos momentos no cuenta con representación parlamentaria.

Si bien ninguno de ellos parece contar con posibilidades reales de hacerse con la victoria en las presidenciales y sentarse en el Palacio de Ponta Vermelha, el MDM espera recabar unos resultados positivos en las provinciales, mientras que la AMUSI espera entrar al Parlamento mozambiqueño.

SITUACIÓN DE INSEGURIDAD

A pesar de la firma del acuerdo de paz entre el FRELIMO y la RENAMO, el país atraviesa una situación de inseguridad provocada por las operaciones de disidentes del grupo que se han negado a ceñirse y mantienen sus ataques --especialmente en Sofala-- y la insurgencia islamista en el norte del país.

La disidencia de la RENAMO, responsable de varios ataques desde la firma del acuerdo, entre ellos algunos durante la campaña, exige un aplazamiento de los comicios y la dimisión de Momade, por lo que existe la posibilidad de que perpetren ataques durante la votación para aumentar su presión.

Especialmente, uno de los temores es que el partido no coseche unos buenos resultados y ello lleve a más de sus miembros a retomar las armas, lo que podría provocar otra ruptura del acuerdo de paz --ya fue liquidado uno previo por las denuncias de fraude de Dhlakama en 2014-- y un retorno al conflicto.

Por otra parte, el norte del país --y especialmente la provincia de Cabo Delgado-- ha sido escenario de ataques cada vez más generalizados por parte de un grupo armado islamista que la población local llama Al Shabaab (los jóvenes), sin lazos conocidos hasta ahora con el grupo homónimo somalí, vinculado con Al Qaeda.

El grupo surgió en 2015 e inició sus acciones armadas en la provincia, uno de los principales puntos de explotación minera y petrolífera del país africano, que espera obtener importantes ingresos. Varios proyectos encabezados por Exxon Mobil Corp y Total podrían atraer una inversión de 50.000 millones de dólares, cuatro veces el tamaño de la economía local, según informa la agencia Reuters.

Si bien los ataques empezaron centrados en las fuerzas de seguridad, cada vez han estado más dirigidos contra la población civil, sumida en una sensación de abandono, y ante un caldo de cultivo favorable debido a la represión de las autoridades y la presencia de redes de tráfico ilícito.

Ante esta situación de descontrol y el impacto de la inseguridad en la imagen del FRELIMO y la suya propia antes de las elecciones, Nyusi se mostró abierto en septiembre a mantener un proceso de conversaciones si los insurgentes "muestran sus caras" y sin dar más detalles de una propuesta que no ha recibido respuesta.

LA CRISIS ECONÓMICA

La mala situación de la economía de Mozambique es otro de los factores clave en las elecciones, en un país donde el 66 por ciento de sus 28 millones de habitantes vive y trabaja en zonas rurales.

El país ha visto recortada su tasa de crecimiento a raíz de una crisis a gran escala provocada por un escándalo de corrupción durante la Presidencia de Guebuza, lo que sumado a los devastadores ciclones 'Idai' y 'Kenneth' ha provocado que las estimaciones de crecimiento caigan al dos por ciento del PIB, por debajo del 3,7 por ciento de media entre 2016 y 2018.

En este sentido, el Banco Mundial (BM) ha resaltado en su último informe que "Mozambique sigue en estrés por deuda", en un momento en el que Maputo continúa sus negociaciones sobre este punto, vinculadas a la adopción de medidas contra los implicados en el citado escándalo.

En total, empresas estatales acumularon una deuda de 2.000 millones de dólares (unos 1.812 millones de euros) en diversos proyectos poco claros y no aprobados por el Parlamento, lo que supuso una violación de la Constitución y de los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que cortó su ayuda económica y pidió a otros donantes que hicieran lo mismo.

Pese a que las autoridades han llevado a cabo detenciones --incluido un hijo de Guebuza--, actuaron únicamente en respuesta a la posibilidad de que el exministro de Finanzas Manuel Chang pudiera ser extraditado a Estados Unidos, lo que generó aún más malestar por la lentitud en la respuesta.

Por todo ello, el BM ha incidido en que los principales desafíos del país son mantener la estabilidad macroeconómica, teniendo en cuenta la exposición a las fluctuaciones de los precios de los productos básicos, y recuperar la confianza en la gobernanza económica a través de una mayor transparencia.

El organismo ha subrayado además la necesidad de que la economía se diversifique y aleje su foco de los proyectos intensivos de capital y de la agricultura de subsistencia mientras se fortalecen los "principales factores de inclusión", entre ellos la educación y la sanidad.