Actualizado 14/07/2009 03:15

Nueva era de vínculos entre EEUU y América Latina

Por Stuart Grudgings

RIO DE JANEIRO (Reuters/EP) - Con una respuesta a la crisis de Honduras que coincidió con la opinión de América Latina y subrayó el diálogo, Estados Unidos ha dado un gran paso hacia una nueva era de relaciones cálidas con la región.

Quizá sea pronto para anunciar esa era debido a que se mantiene la desconfianza sobre los motivos de Estados Unidos en la región tras ocho años de un impopular Gobierno de George W. Bush y décadas de una percibida intromisión de Washington.

El presidente Barack Obama podría enfrentar peores problemas que amenacen más directamente a los intereses de Estados Unidos que la difícil situación en Honduras, en una región donde Washington tiene grandes diferencias con una nueva generación de dirigentes socialistas.

Pero el rápido apoyo de Estados Unidos al depuesto presidente de Honduras Manuel Zelaya, pese a su militancia de izquierda, ha disminuido el enojo de América Latina por la percepción de que la región ha sido intimidada por su política o abiertamente ignorada por el Gobierno de Bush.

"La administración Obama fue capaz de aprovechar este momento para mostrar que no es la administración Bush y que esta es una nueva era", dijo Julia Sweig, directora del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos para América Latina.

Esta sigue a otras señales de un nuevo enfoque de Obama, quien estrechó la mano del presidente de Venezuela y enemigo de Washington, Hugo Chávez; además de romper un estancamiento regional sobre la comunista Cuba y construir una fuerte relación con Luiz Inácio Lula da Silva, el moderado presidente de Brasil, la mayor economía de América Latina.

Analistas han dicho que el Gobierno de Bush se estaba encaminando en un dirección similar en sus dos últimos años, pero los resquemores habían persistido sobre asuntos tales como su apoyo inicial al intento de golpe contra Chávez en el 2002.

"El legado de la administración Bush todavía es tan pesado y la agenda la administración de Obama es tan amplia", expresó Robert Pastor, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Americana de Washington y asesor del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca para América Latina entre 1977 y 1981.

"Pasará algún tiempo antes de que se pueda discernir sobre las diferencias en los enfoques, que creo serán inevitables", agregó.

La reacción de Estados Unidos al golpe de Estado del 28 de junio en Honduras, en la que se unió a los países de América Latina en condenarlo, es vista ampliamente como un intento de sacudirse las manchas de los ataques de Chávez a la políticas "imperialistas" de Washington en la región.

La decisión de Obama de cerrar la prisión en la Bahía de Guantánamo y su promesa de retirar las tropas de Irak, revirtiendo políticas de Bush que fueron fuente principal de la ira en la región, deben también facilitar que gobiernos moderados se alineen con Washington.

Incluso líderes moderados de países como Brasil y Chile se habían distanciado de Estados Unidos en los últimos años, ampliando sus vínculos con China y Europa.

Paulo Sotero, director del Instituto Brasil en el Centro Woodrow Wilson de Washington, dijo que la disposición de Obama a aceptar en junio un compromiso para permitir el retorno de Cuba a la Organización de Estados Americanos (OEA) mostró una gran diferencia en su estilo con el Gobierno anterior.

"Creo que el enfoque de Obama es que Estados Unidos tiene que estar en una posición de escuchar y en muchos casos de aprender de las más exitosas democracias de la región", afirmó. "En este sentido, tenemos espacio para un gran desarrollo", dijo.

ROL CLAVE DE BRASIL

Aunque el Gobierno de Obama ganó aplausos por su posición sobre Honduras, la crisis está lejos de terminar y, si no continúa su apoyo a Zelaya, la región aún podría dividirse. Los conservadores en Washington han sido críticos a esa postura.

"El desdén de la política externa de Estados Unidos (hacia Centro y Sudamérica) permitió a Obama mostrarse como un buen muchacho", opinó Paulo Sergio Muniz Costa, historiador y ex delegado de Brasil en la Junta Interamericana de Defensa.

"No dudará en encontrar amigos y enemigos cuando los intereses vitales de su país están amenazados", agregó en un artículo publicado el viernes en el diario Folha de Sao Paulo.

Aunque Chávez estuvo callado días después de comentarios iniciales belicosos, volvió a resaltar al decir que las negociaciones en Costa Rica estaban "muertas" antes de comenzar y que la Casa Blanca había cometido un "grave error" al llamar al diálogo.

En su programa semanal de televisión, Chávez responsabilizó el domingo al "imperio yanki" por la crisis hondureña y llamó a Obama a dejar los "titubeos" y hacer más por un arreglo.

La cancillería venezolana calificó la semana pasada a la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, de "agresiva", después de que la funcionaria insinuara que Chávez había reunido demasiado poder para silenciar a los críticos.

Pastor dijo que el desafío de Obama era alimentar mejor los vínculos con algunos líderes de izquierda, muchos de los cuales tienen políticas democráticas y progresistas, mientras afronta con más firmeza a los que tienen "tendencias autoritarias".

"No sé si Obama pueda tener éxito en esto porque no lo conseguirá a menos que Brasil tome algún liderazgo en este tema", afirmó.

Lula ha posicionado a Brasil como un mediador entre Chávez y Washington, manteniendo lazos amistosos con ambos, pero rara vez ha criticado las políticas del líder venezolano o la de los otros presidentes de izquierda, como el boliviano Evo Morales.

El ex líder sindical fue el primer presidente de América Latina invitado a la Casa Blanca luego que Obama tomó el cargo y el mandatario estadounidense ha dejado claro que ve a Brasil como el principal socio de Washington en la región.

El mismo Obama instó esta semana a Lula a convencer a Irán a mantener sus actividades nucleares pacíficas y expresó su deseo de ver a Brasil jugando un papel mundial más activo.

"Obama y Lula comparten algunas cosas, como ser figuras renovadoras en sus propios contextos nacionales", dijo Sotero. "Creo que hay una convergencia entre ellos muy interesante", agregó.