Actualizado 13/04/2012 18:30

La despenalización de las drogas y la exclusión de Cuba centran el debate de la VI Cumbre de las Américas

Obama acude de invitado a una reunión donde se discute por primera vez en 40 años un nuevo marco de acción contra el narcotráfico


BOGOTÁ, 13 Abr. (EUROPA PRESS) -

Líderes latinoamericanos acuden a la VI Cumbre de las Américas que comienza mañana, sábado, en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias y, aunque el objetivo primordial es debatir sobre las estrategias de cohesión regional, se espera que la exclusión de Cuba y la legalización del consumo de drogas sean los temas protagonistas de esta importante cita internacional.

Varios gobiernos, especialmente los centroamericanos, ven en esta cumbre el escenario perfecto para discutir la inusitada propuesta formulada por el presidente de Guatemala, Otto Perez Molina, quien en las últimas semanas ha solicitado públicamente la legalización "dentro de ciertos límites y condiciones" de la producción, distribución y uso de drogas tras reconocer el fracaso de la actual estrategia en la lucha contra el narcotráfico.

El mandatario estadounidense, Barack Obama, acude de invitado a una cumbre descrita por los analistas como un momento histórico en el que se discutirá la revisión de la política mundial contra las drogas en favor de una aproximación menos radical y más liberalizada.

Según un informe de la OEA divulgado en julio pasado, la incautación de drogas aumentó en los últimos años en el continente, al pasar de 402,7 toneladas métricas en 2007 a 550,6 toneladas métricas en 2009; sin que esos resultados hayan socavado a los cárteles del narcotráfico.

El pasado martes, el coordinador nacional de la VI Cumbre de las Américas, el embajador Jaime Girón, aclaró que la despenalización de las drogas no es un asunto que figure en la agenda que establece cinco temas fundamentales: la pobreza y la inequidad, la seguridad, los desastres naturales, el acceso al uso de las nuevas tecnologías y la integridad física del continente.

Pero el tema del narcotráfico y las miles de muertes que se cobra todos los años en países como México es una de las mayores preocupaciones de muchos presidentes, por encima de asuntos como la crisis económica. Por eso, Girón cree que finalmente estos polémicos temas se puedan colar en el encuentro cuyo lema es 'Conectando las Américas: Socios para la Prosperidad'.

"Hasta el momento, no está en la agenda oficial, pero por el gran interés que ha generado en el continente, seguramente los presidentes lo abordarán" en el llamado "retiro presidencial", una reunión exclusiva de mandatarios que se celebrará el domingo, comentó el embajador.

A pesar de esta situación, el mandatario guatemalteco está dispuesto a transmitir a sus colegas del continente las mismas palabras que escribía en el diario británico 'The Observer', donde estimó que "el paradigma de prohibición que inspira la actual estrategia mundial sobre drogas se inspira en la falsa premisa de que los mercados mundiales de la droga pueden ser erradicados".

Pérez Molina reconoce que romper con el mencionado paradigma conlleva numerosos problemas. "Permitir la liberalización sin restricciones sería profundamente irresponsable e incluso absurdo", indicó. "Si aceptamos reglas para el consumo de bebidas alcohólicas y tabaco, ¿por qué deberíamos permitir que las drogas se consumieran y produjeran sin restricciones?", se pregunta.

Pero insiste en el fracaso de las medidas de prohibición y pide el inicio de un diálogo de alto nivel para determinar medidas de regularización con restricciones. "El consumo, producción y tráfico de drogas debería estar sujeto a restricciones globales. Es decir, deberían ser legalizados, pero dentro de ciertos límites y condiciones", apuntó.

Al margen del riesgo político que puede suponer para el presidente --la mayoría de los guatemaltecos se oponen a la despenalización de las drogas--, expertos consultados por el diario británico consideran que su propuesta abre una nueva era de debate y cuenta con el respaldo de homólogos como el presidente mexicano, Felipe Calderón, o el colombiano, Juan Manuel Santos, quien el año pasado aseguraba que "si el mundo cree que la legalización es la solución, lo aplaudiré".

Por ejemplo, Santos explicó que "podría ser más efectivo imponer gravámenes a la compra y el tráfico de alucinógenos y destinar esos recursos a prevenir el consumo", según declaraciones recogidas por el diario 'El Comercio'.

Esta propuesta cuenta con el respaldo inicial del expresidente de Brasil y actual titular de la Comisión Mundial sobre Política contra las Drogas, Fernando Henrique Cardoso, ha declarado que "es hora de un debate abierto sobre políticas contra las drogas más humanas y eficaces", una postura que comparte el exsecretario de Estado de estadounidense George Shultz, y el exmandatario norteamericano Jimmy Carter.

Sin embargo, la actual estrategia del Gobierno estadounidense choca diametralmente con la propuesta del Pérez Molina. Estados Unidos es el principal mercado de consumo de drogas del mundo y Obama ya ha avanzado que "no respalda la legalización como vía para superar el problema de drogas", según explicó su secretaria de Estado para Asuntos Políticos, Wendy Sherman.

Obama entiende que el tráfico de drogas supone una grave amenaza, especialmente, para Centroamérica y que cualquier medida de legalización desembocará en el desarrollo de los cárteles. "Y si empezamos a dejarles un espacio cada vez más grande, golpeará nuestra capacidad para hacer negocios en esos países", señaló.

De igual modo opinan analistas como Rubén Vargas, quien asegura que la despenalización no conllevará el fin de la violencia por el narcotráfico. "No significa, como equivocadamente creen algunos, que se terminará con el narcotráfico y la violencia. Las organizaciones criminales no solo trabajan con drogas, también secuestran, extorsionan, trafican con personas", indicó en declaraciones realizadas a la agencia peruana Andina.

AUSENCIA DE CUBA

Otro de los temas que podrían destacar en la VI Cumbre de las Américas es la exclusión de Cuba de estos eventos internacionales. El Gobierno de Raúl Castro no ha sido invitado porque la isla fue expulsada de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en la década de los sesenta tras el triunfo de la revolución.

En la pasada cumbre, celebrada en Trinidad y Tobago, se había hablado de la posibilidad que esa fuese la última cita sin Cuba. Tres años después el escenario es el mismo, muy a pesar del esfuerzo de una gran cantidad de países de la región que abogaron hasta el último momento porque Castro tuviese un lugar en Cartagena de Indias.

Una vez más, prevaleció la postura de la Casa Blanca, gran enemigo de La Habana, que desde un comienzo había dejado claro que a este evento sólo pueden asistir gobiernos democráticos. El presidente Santos, anfitrión de la cumbre, ha repetido esta semana lo mismo que se dijo hace tres años: "Espero que podamos avanzar y tender puentes, unos puentes efectivos para que esta sea la última cumbre sin Cuba".

A esta cumbre asistirán 33 mandatarios, uno menos que lo acostumbrado ya que el mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, se ha rehusado a ir en solidaridad con Cuba y por considerar que en estos encuentros no se debaten los verdaderos problemas de la sociedad.

Cuba ha respondido atacando la postura de Washington y sus supuestas intenciones de dominar el pensamiento de todos los gobiernos del continente. En múltiples ocasiones, Castro ha dejado claro que no tiene intenciones de regresar a la OEA, pero expresó, con matices, su deseo de asistir a la VI Cumbre de las Américas.

"El veto, una vez más, de las autoridades estadounidenses demuestra fehacientemente que estas no albergan real voluntad para conectarse con sus vecinos del Sur, ni para cambiar su política agresiva contra nuestro país", señala un artículo publicado esta semana por el diario 'Granma', portavoz del gobernante Partido Comunista de Cuba.