Actualizado 12/07/2009 16:01

Padres chinos lloran a hijos capturados por traficantes

Por James Pomfret y Venus Wu

DONGGUAN, China (Reuters/EP) - En el tranquilo poblado de Shang Di, situado entre ciudades industriales del sur de China, Deng Huidong saca un triciclo de dos asientos que su hijo de nueve meses usaba el día que fue secuestrado afuera de su casa en el 2007.

El pequeño Ruicong, quien fue robado por hombres que se movilizaban en una camioneta blanca mientras jugaba en un callejón, no ha sido visto desde entonces.

Ruicong es uno de los cientos, o tal vez miles de niños que desaparecen en China cada año, víctimas de pandillas criminales errantes que se aprovechan de las zonas vulnerables.

"Mi corazón está sangrando", dijo Deng mientras lloraba junto a una fotografía enmarcada de su hijo en la bañera.

"Sólo quiero encontrar a mi hijo. Cada vez que veo a un niño me pregunto si lo volveré a ver", añadió la mujer.

Si bien China ha dado enormes pasos en lo económico y lo social en las últimas décadas, el número de niños secuestrados permanece elevado en una nación cuya desgarradora política de hijo único y las disparidades en el ingreso avivaron la demanda de herederos varones.

El tráfico de personas se extiende a lo largo de China, con denuncias en provincias de todo el país según testigos y comentarios en sitios web sobre niños desaparecidos.

Algunos niños son secuestrados para servir de apoyo a mendigos, en tanto las mujeres son también raptadas y vendidas como prostitutas o como mano de obra esclava en fábricas.

Si bien muchos padres están al tanto del problema y han reforzado la supervisión de sus hijos en lugares conocidos como peligrosos, en las zonas rurales, la falta de publicidad hace que los padres desconozcan el problema y a menudo permitan que sus niños jueguen afuera sin vigilancia.

Aunque es difícil acceder a cifras, el ministerio chino de Seguridad Pública informó estar investigando 2.566 casos potenciales de contrabando en el 2008.

"Debido a la falta de información y a la dificultad de rastrear niños en un vasto país como China, muy pocos han sido en realidad localizados", dijo Kirsten Di Martino, jefa de Protección Infantil de UNICEF en China, al responder por escrito un cuestionario de Reuters.

CONTRAATACANDO

La difícil situación de las familias desmembradas se ve con frecuencia empeorada por el trato indiferente y a veces insensible de la policía local, las laxas leyes en materia de tráfico de niños y su débil aplicación.

"En un caso, los contrabandistas se atrevieron incluso a raptar a un niño del interior de una estación de policía (...) esto deja en claro lo frecuente que son (los secuestros)", dijo a Reuters Zheng Chunzhong, propietario de una panadería en Dongguan, cuyo hijo fue secuestrado en el 2003.

Desde entonces, Zheng ha presionado a las autoridades de Dongguan para que hagan más por combatir el problema, formando una alianza local de unos 200 padres que llevaron a cabo una marcha de protesta afuera de las oficinas del gobierno local.

"Hay demasiados casos de niños desaparecidos. La policía está demasiado avergonzada de que se enteren oficiales de mayor rango", dijo Zheng.

En su informe de este año sobre contrabando de personas, el Departamento de Estado de Estados Unidos dijo que las leyes chinas en materia de tráfico "no se ajustan a los estándares internacionales".

El reporte urgió a China a que "mejore significativamente los esfuerzos para investigar e iniciar procesos judiciales contra los delitos de tráfico y condenar y castigar a los que cometan dichos delitos, incluyendo a funcionarios públicos que sean cómplices del tráfico."

No solo las leyes actuales para disuadir la compra de niños han fracasado, sino que los valores patriarcales tradicionales permanecen profundamente arraigados en lugares como Chaozhou y en comunidades pobres y rurales, donde las familias no consideran malo comprar a un niño secuestrado.

"Hace falta un mayor control especialmente en el área de protección social para reducir la dependencia de los padres rurales en sus hijos para que los mantengan de ancianos, cuando están enfermos o tienen otras dificultades", dijo Di Martino.

Los niños, particularmente los pequeños, pueden alcanzar los 30.000 yuanes (4.390 dólares) en el mercado negro, mientras que por las niñas se paga un precio mucho menor, de alrededor de 500 dólares, según informes de los medios, lo que lo convierte en un lucrativo negocio ilícito.

Padres como Deng han transformado su dolor en activismo, viajando por toda China con pancartas y volantes de sus hijos desaparecidos, mientras se interconectan por teléfono o por internet para presionar a las autoridades buscando leyes más duras y una aplicación más efectiva.

"Hasta ahora no existen leyes reales que castiguen a los compradores (...) si no hay nadie para comprar los niños, ellos no los raptarían para empezar", dijo Deng.

Los grupos de padres pidieron directamente a Pekín que extienda la base de datos de ADN de niños desaparecidos que fue creada en mayo de este año.

"Todo depende de las acciones del gobierno central. No se puede depender del gobierno local", dijo Zheng. Y agregó: "aunque haya incluso un uno por ciento de esperanza, de todos modos invertiremos el 100 por ciento de nuestros esfuerzos para encontrar a nuestros niños".

(1 dólar = 6.834 yuanes)