Actualizado 17/07/2009 02:02

Partidarios Zelaya vuelven a las calles en Honduras

Por Esteban Israel y Juana Casas

TEGUCIGALPA (Reuters/EP) - Seguidores del derrocado presidente de Honduras, Manuel Zelaya, bloquearon el jueves carreteras clave en el país para reclamar la restitución del mandatario, dos días antes de un segundo encuentro de mediación en Costa Rica para intentar hallar una salida a la crisis.

El Gobierno interino que asumió el 28 de junio, cuando Zelaya fue sacado a punta de rifle del país, reimpuso el miércoles el toque de queda, a la vez que envió policías y soldados a los lugares de concentración de los manifestantes, que afectaban a importantes rutas en todo el país.

Los seguidores de Zelaya, un político liberal que en la mitad de su mandato viró a la izquierda y se alió al presidente venezolano Hugo Chávez, cortaron dos accesos al norte y sur de Tegucigalpa, la capital, y al menos dos importantes carreteras de tráfico comercial con el vecino El Salvador.

Policías antidisturbios y militares en uniformes de camuflaje y armas largas los observaban sin intervenir.

Filas de camiones estaban detenidos en la carretera a ambos lados de las barricadas. Algunos conductores, resignados, dormían la siesta bajo los remolques.

"Esperamos que el sábado se resuelva con el presidente (de Costa Rica Oscar) Arias. Pero, si no, va a haber un paro general, va a haber descomposición en el país", dijo Rafael Alegría, líder del frente que exige el retorno inmediato de Zelaya a su cargo.

El sábado, delegaciones de las dos partes asistirán a una segunda reunión en San José para buscar una salida a la crisis con la mediación de Arias, Premio Nobel de la Paz, pero con posiciones aún muy radicales.

Alegría, que participaba en el bloque al acceso norte a Tegucigalpa, afirmó que la reciente oferta del presidente interino, Roberto Micheletti, de renunciar a su cargo si eso implicaba una solución al conflicto, era una buena señal.

"Significa que está entendiendo que el pueblo quiere la institucionalidad, no lo quiere como presidente", dijo.

En el acceso sudeste y este de Tegucigalpa también se concentraban simpatizantes de Zelaya, quien fue derrocado después de días de tensión por su insistencia en hacer una consulta popular para habilitar la reelección presidencial.

Una salida a la crisis parece aún lejana. A las reuniones no asistirán ni Zelaya, que el martes reinvidicó el derecho de la población a la insurrección, ni el presidente de facto, Micheletti.

Las protestas fueron respondidas el jueves por unos 1.000 partidarios del Gobierno interino, que se reunieron en el centro de la capital vestidos de blanco.

"Queremos paz y democracia en nuestro país. Por eso apoyamos a Micheletti. El hombre lo está haciendo muy bien", dijo Lorene Paz, una auxiliar de enfermería de 43 años.

En la tarde, el Gobierno extendió el toque de queda desde las 23.30 hora local (0530 GMT) hasta las 04.30 hora local del viernes, informó el ministro de Comunicación del Gobierno interino, René Zepeda.

CHAVEZ ADVIERTE SOBRE GUERRA CIVIL

Durante una breve visita a Bolivia, Chávez culpó al Departamento de Estados Unidos, y advirtió que la crisis política de Honduras tiende a agravarse y podría derivar en una guerra civil de alcance regional.

"Pido a todos que levantemos la atención hacia Honduras porque allá está un pueblo en este mismo instante combatiendo (...) y un presidente que fue echado. Un presidente, ayer conversé por teléfono con él, que me dijo 'Hugo, no sé si voy a morir, pero yo voy a Honduras'", relató el líder venezolano.

Zelaya cuenta con un amplio apoyo internacional, incluido Estados Unidos; pero el golpe de Estado ha sido respaldado por la justicia, el Congreso y empresarios de Honduras, así como de la influyente Iglesia Católica.

Arias dijo el jueves que una de sus ideas es proponer integrar "un gobierno de reconciliación nacional" y que Zelaya tendría que renunciar a su pretensión de consulta popular.

La canciller depuesta de Honduras, Patricia Rodas, se encontró el jueves en La Paz con Chávez y otros aliados de Zelaya como los presidentes de Bolivia, Evo Morales, de Ecuador, Rafael Correa, y de Paraguay, Fernando Lugo y no se mostró nada conciliadora.

"Un artículo constitucional que le costó a nuestro pueblo, largas décadas de luchas, nos manda a todos los hondureños y hondureñas a no obedecer a ningún Gobierno que se implanta por la fuerza y contra la voluntad popular y por lo tanto nos obliga, nos llama y conduce hacia los procesos de resistencia y de insurrección", dijo a periodistas.

Por su parte, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, insistió en el diálogo y en hallar una salida pacífica a la crisis en el país centroamericano, el más pobre de América después de Haití y Nicaragua que fuera recientemente suspendido de la OEA debido al golpe.

"Apoyamos una solución pacífica y negociada y pedimos a otros países jugar un rol positivo para lograr esto", dijo Clinton en Washington tras una reunión con su par mexicana, Patricia Espinosa.

Las protestas tras el golpe han sido en su mayoría pacíficas, pero el 5 de julio una persona murió y más de una decena resultaron heridas en el aeropuerto de Tegucigalpa cuando militares dispararon contra manifestantes que esperaban el regreso de Zelaya en un avión venezolano al que no se le permitió aterrizar.

(Con reportes de Gustavo Palencia y Simon Gardner en Tegucigalpa, John McPhaul en San José, Carlos Quiroga en La Paz y Paul Eckert en Washington; Editado por Anahí Rama y Patricia Avila)