Por Carlos A. Quiroga y Patricia Vélez
LA PAZ/LIMA (Reuters/EP) - Perú y Bolivia comenzaron el viernes a "dar vuelta" a la página tras recientes roces que dejaron al descubierto grandes diferencias políticas entre sus gobiernos e hicieron tambalear a la Comunidad Andina.
El embajador peruano Fernando Rojas reasumió sus funciones en La Paz luego de 45 días de ausencia, recibiendo expresiones de bienvenida del Gobierno izquierdista de Evo Morales, que durante la crisis mantuvo a su representante diplomático en Lima.
"Me siento como en casa y extremadamente contento", dijo el diplomático peruano a reporteros en su primera declaración en la capital política boliviana, luego de que fuera llamado a consultas por su cancillería cuando los roces devinieron en duros ataques entre el mandatario indígena boliviano y su par peruano, Alan García, de línea neoliberal.
Rojas agregó que retornaba a Bolivia para "trabajar de manera constructiva y permanente defendiendo los intereses" de Perú, "fomentando la relación entre ambos países".
El vicepresidente boliviano, Alvaro García, dio una "amigable bienvenida" al embajador peruano y expresó confianza en el futuro de las relaciones entre los vecinos.
"Las relaciones (entre Bolivia y Perú) no están rotas, esperamos que se desarrollen en el ámbito de la mayor coordinación", dijo en conferencia de prensa.
El embajador de La Paz en Lima, Franz Solano, dijo a radioemisoras que Bolivia y Perú no podían permanecer distanciados porque "son naciones con cultura y futuro comunes".
En ese marco, la reciente crisis fue "como un incidente que suele ocurrir entre hermanos y en familia, y luego se soluciona", sostuvo.
DIFERENCIAS POLITICAS
Las relaciones entre Bolivia y Perú han pasado por una cadena de roces en los tres últimos años, debido en principio a diferencias en torno a la negociación de un acuerdo político y comercial entre la Comunidad Andina y la Unión Europea (UE).
Morales acusó varias veces a García de poner en riesgo al grupo andino -integrado también por Colombia y Ecuador- por alentar un tratado de libre comercio entre Perú y la UE.
Las diferencias se acrecentaron en mayo, cuando Lima concedió asilo a tres ex ministros bolivianos acusados de genocidio y de delitos económicos, pero que alegan ser perseguidos políticos, un incidente que llevó al líder boliviano a calificar a su par peruano como "protector de delincuentes".
Las relaciones se oscurecieron nuevamente en junio, cuando Lima llamó a consulta a su embajador en La Paz en "señal de desagrado" a raíz de que Morales calificara como "genocidio del neoliberalismo" la muerte de 34 policías e indígenas durante manifestaciones de nativos en la Amazonía peruana.
Indígenas amazónicos realizaron violentas protestas en contra de la explotación de los recursos energéticos y mineros en el norte del país, que el Gobierno de García aplacó derogando dos leyes que según los nativos afectaban la propiedad de sus tierras.
"Espero que (...) podamos dar vuelta a esta página y trabajar temas conjuntos", dijo el canciller peruano, José Antonio García Belaúnde, sobre un encuentro que sostuvo la semana pasada con su par boliviano, David Choquehuanca, en Paraguay.
"El único caso contencioso propiamente (entre Perú y Bolivia) es el tema de los asilados, pero hay salidas, he propuesto judicializar el tema o por último ir a la Corte de La Haya si ese fuera el caso", agregó en un encuentro con la prensa extranjera.
En una declaración simultánea, el presidente García dijo que Lima y La Paz deben sacar ventaja del comercio bilateral y de las posibles inversiones que puedan realizar compañías bolivianas en Perú.
"Desde aquí pueden venderle al mundo, sin aranceles y a través de nuestros Tratados de Libre Comercio; creo que todo eso es mucho más positivo que estar polemizando y sacando los puñales a ver quién hiere a quién, ésas son chiquilladas", afirmó el mandatario a periodistas en la capital peruana.
García saludó, además, el que la relación entre Perú y Bolivia sea "distendida y normalizada".