Actualizado 02/06/2006 07:57

Perú.- Ollanta Humala termina su campaña electoral en Perú con la promesa de una transformación social en el país


CUSCO, 2 Jun. (EP/AP) -

El candidato nacionalista Ollanta Humala cerró el jueves su campaña electoral por la presidencia de Perú, prometiendo cambios radicales para transformar la sociedad, la adopción de medidas para evitar que intereses foráneos se enriquezcan a costa del país, y la aplicación de castigos ejemplares a funcionarios corruptos.

Humala, ex militar de 43 años que incursionó en la arena política hace poco más de un año, escogió el Cusco, unos de sus bastiones electorales donde goza de apoyo mayoritario, para dirigir su último mensaje antes de la segunda vuelta de este domingo en la que competirá con el ex presidente Alan García.

En un discurso de una hora, Humala defendió su proyecto nacionalista, del cual dijo es un "modelo alternativo" al que ha regido durante 30 años en el Perú, y cargó contra los políticos tradicionales al reiterar que la "política nacional es una cloaca".

Instó al pueblo a unirse, entonces "todo Lima va a temblar, y todo el Congreso y Palacio de Gobierno van a temblar, y van a tener que aceptar la soberanía del pueblo peruano", afirmó al tiempo que desataba sonoras ovaciones y cánticos de "!Sí se puede!" entre los asistentes, que acudieron portando banderas blancas y carteles con su fotografía.

Humala reiteró que revisará los contratos con las empresas "que no pagan regalías", que revisará el Tratado de Libre Comercio firmado recientemente con los Estados Unidos, prometió reducir el precio de los combustibles en 30% y del gas doméstico en 25%, y la inversión de 5.000 millones de soles (1,4 millones de dólares) cada año para reactivar la agricultura nacional.

"A los que no han decidido su voto, les pido humildemente que escojamos el cambio", dijo Humala, además de instar a repudiar "la demagogia y el populismo" de los políticos tradicionales, en alusión a García.

Humala aprovechó la ocasión para recordar la desastrosa gestión que hizo García entre 1985 y 1990, cuando Perú quedó sumido en una grave crisis económica e hiperinflación.

Asimismo, se refirió a las acusaciones de corrupción que cayeron sobre García, pero que nunca fueron comprobadas por la prescripción de los cargos durante su exilio de nueve años en Colombia y Francia.

Ofreció dar un "escarmiento histórico a los corruptos" con la reapertura de un penal que funcionó en el pasado en la selva y en el que que se obligaba a los presos a trabajar en labores agrícolas.

En otra parte de su discurso, Humala acusó a García de haberse aliado con el ex jefe de inteligencia Vladimiro Montesinos, preso por corrupción y otros delitos cometidos durante el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) para favorecer, según él, la impunidad.

"No podemos los peruanos permitir que este 4 de junio Vladimiro Montesinos, de la mano de Alan García, entre a Palacio de Gobierno", exclamó.