Por Luis Jaime Acosta
BOGOTA (Reuters/EP) - La última vez que el presidente de Colombia, Alvaro Uribe, entró a la Casa Blanca, en enero, recibió elogios y una medalla que le impuso el saliente mandatario de Estados Unidos George W. Bush por su compromiso con la libertad, la democracia y el Estado de Derecho.
El próximo lunes, durante su primer encuentro oficial con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quizás solo reciba un apretón de manos y condiciones de su principal socio comercial y aliado en la lucha contra el narcotráfico.
El mandatario colombiano se reunirá con Obama en momentos en que su Gobierno enfrenta una serie de escándalos de supuestas violaciones a los derechos humanos, corrupción y espionaje a magistrados, periodistas y líderes de la oposición, que aún no han golpeado su popularidad a nivel interno.
El encuentro también se producirá en momentos en que Uribe mantiene en expectativa al país sobre su posible decisión para buscar su segunda reelección inmediata en el 2010.
El canciller de Colombia, Jaime Bermúdez, dijo que en el encuentro los dos mandatarios tendrán una "agenda abierta", aunque admitió que dos temas fundamentales serán el Tratado de Libre Comercio y la cooperación en la lucha contra las drogas.
"Tenemos temas en cooperación, en materia de narcotráfico, en materia de lucha contra el terrorismo. Tenemos temas de energías limpias", afirmó.
El acuerdo comercial que firmaron los dos países se encuentra paralizado en el Congreso de Estados Unidos por la oposición de la mayoría demócrata que exige a Colombia detener la violencia y mayores garantías para los sindicalistas y los defensores de derechos humanos.
Un grupo de organizaciones no gubernamentales le pidió a Obama aprovechar el encuentro con Uribe para exigirle más respeto por los derechos humanos.
"Le pedimos dejar claro que los Estados Unidos harán cumplir las condiciones de derechos humanos en la ayuda militar, y que el futuro depende del respeto de los derechos de los civiles", dijo una carta de las ONG dirigida a Obama.
NO ES EL MEJOR MOMENTO
Estados Unidos ha entregado a Bogotá desde el año 2000 más de 5.000 millones de dólares en asistencia militar y social como parte del Plan Colombia, una estrategia para combatir el narcotráfico y los grupos armados vinculados con la producción y el tráfico de drogas como la guerrilla izquierdista.
Pero con la llegada de Obama a la Casa Blanca, los analistas temen una reducción de la ayuda y un mayor control de los recursos por el tema de derechos humanos en momentos en que se investigan supuestas ejecuciones extrajudiciales de civiles por parte de efectivos del Ejército.
Ex embajador de Estados Unidos en Colombia y miembro del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales Myles Frechette dijo que aunque no es el mejor momento de Uribe para visitar a Obama, no tiene otra alternativa debido a que México y Brasil parecen ser las prioridades de Washington en América Latina.
Por su parte Michael Shifter del centro Diálogo Interamericano con sede en Washington opinó que es posible que Uribe sienta la diferencia frente a Bush porque Obama es menos ideológico y personalista que su antecesor.
Sin embargo, admitió que el presidente de Estados Unidos reconocerá que "hay mucho en juego en la relación con Colombia" y buscará mantener las relaciones en el terreno productivo.
Los grupos de derechos humanos también recomendaron a Obama recordar a Uribe la importancia de actuar en conformidad con las reglas democrática, incluido el respeto de la separación de poderes, en una referencia indirecta a su posible intención de buscar su segunda reelección y sus enfrentamientos con la Corte Suprema de Justicia.
Adicionalmente, Human Rights Watch instó a Obama "a dejar claro que la ratificación del Tratado de Libre Comercio de Estados Unidos con Colombia, ahora detenido, y la continuación de altos niveles de ayuda militar, dependen de la administración de Uribe, del respeto de los principios básicos de derechos, la democracia y el imperio de la ley".