MADRID (Reuters/EP) - El Consejo de Seguridad Nuclear de España informó el lunes que recomendó al Gobierno mantener abierta la central nuclear de Garoña, pues consideró que era lo suficientemente segura como para funcionar otros 10 años, en momentos en que el país busca fuentes de energía más limpias.
Santa María de Garoña es la primera de las siete centrales nucleares que debe renovar su licencia en los próximos dos años. El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, prometió sustituirlas gradualmente por fuentes de energía renovables.
Sin embargo, no ha descartado prolongar la vida útil de las centrales nucleares españolas, que producen en torno al 20 por ciento de la energía consumida en el país.
"Tras seis sesiones de estudio dedicadas a la evaluación, el análisis y la valoración final de la solicitud de la autorización de explotación de la central nuclear de Santa María de Garoña, (el pleno) ha acordado por unanimidad informar favorablemente dicha solicitud por el periodo de 10 años", dijo Carmen Martínez Ten, presidenta del Consejo (CSN), en una rueda de prensa.
El Ejecutivo tiene la última palabra sobre la renovación del actual permiso de actividad para la planta de 500 megavatios, que expira el 5 de julio.
Garoña es propiedad de un consorcio formado por Iberdrola y Endesa. Es central en funcionamiento más antigua de España y fue diseñada para funcionar durante 40 años, hasta el 2011.
En los últimos meses, sus gestores han insistido en que algunas centrales similares en Estados Unidos tienen autorización para funcionar hasta 60 años.
Las demás centrales nucleares españolas cumplirán 40 años entre el 2023 y el 2029.
El Reino Unido ha renovado los permisos de algunas de sus centrales, mientras que el Gobierno alemán opta por prolongar la vida útil de las suyas más allá de la fecha límite de cierre del 2021 a la que accedió hace ocho años.
España se ha convertido en el tercer país del mundo en cuanto a energía eólica y el segundo en energía solar, en un intento por reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y sus altos gastos en combustibles fósiles.
En la actualidad, el 30 por ciento de la electricidad española procede de energías renovables.