Publicado 09/11/2019 00:05

Una relatora de la ONU dice que el "brutal" régimen de encarcelamiento de Mursi en Egipto podría haber causado su muerte

MADRID, 9 Nov. (EUROPA PRESS) -

Una relatora de Naciones Unidas ha afirmado este viernes que el "brutal" régimen de encarcelamiento al que fue sometido el expresidente egipcio Mohamed Mursi podría haber sido la causa de la muerte en junio tras comparecer ante un tribunal del país.

"Mursi estuvo encarcelado en condiciones que sólo pueden ser descritas como brutales, particularmente durante los cinco años que estuvo detenido en el complejo carcelario de Torá", ha dicho la relatora especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, Agnes Callamard.

"La muerte de Mursi tras sufrir estas condiciones podría equivaler a un asesinato arbitrario aprobado por el Estado", ha señalado, antes de agregar que el expresidente "estuvo en aislamiento 23 horas al día".

Así, ha agregado que "no tenía permitido ver a otros prisioneros, incluso durante la hora diaria en la que tenía permiso para hacer ejercicio" y que "fue forzado a dormir sobre un suelo de cemento con sólo una o dos sábanas como protección".

"No se le permitió el acceso a libros, diarios, materiales de escritura o una radio. Se le negó la atención sanitaria para su diabetes y la alta presión sanguínea. Perdió progresivamente la visión de su ojo derecho, tuvo comas diabéticos recurrentes y se desmayó en repetidas ocasiones. Por todo ello, sufrió una caída de dientes significativa e infecciones en las encías", ha detallado.

En este sentido, Callamard ha recalcado que "las autoridades fueron avisadas en reiteradas ocasiones de que las condiciones del encarcelamiento de Mursi socavarían gradualmente su salud hasta el punto de matarle".

"No hay pruebas de que (las autoridades) actuaran para hacer frente a estas preocupaciones, a pesar de que las consecuencias eran predecibles", ha apuntado.

Callamard ha agregado que su oficina "ha recibido información creíble de varias fuentes que apunta a que miles de detenidos más en Egipto podrían estar sufriendo violaciones graves de sus Derechos Humanos, muchos de los cuales están en riesgo de muerte".

Por ello, ha denunciado que "parece haber una práctica consistente e intencionada por parte del actual Gobierno del presidente, Abdelfatá al Sisi, para silenciar a los disidentes".

De hecho, ha resaltado que entre estos detenidos figuran el antiguo asesor de Mursi para Asuntos Exteriores, Essam el Hadad, y su hijo Gehad el Hadad, quien era portavoz de la organización islamista Hermanos Musulmanes en el momento de su arresto.

"Estos dos hombres están siendo asesinados por las condiciones bajo las que son detenidos y la negativa a darles tratamiento médica. Parece que esto es intencional o, como muy poco, se permite que pase a través de un desprecio temerario de su vida y su destino", ha dicho.

Callamard ha reiterado que "miles de otros prisioneros en Egipto podrían estar también en riesgo de muerte o de sufrir daños irreparables a su salud por las condiciones inadecuadas de detención, derivadas de violaciones flagrantes del debido proceso, incluidas la detención sin cargos, la detención en régimen de incomunicación, el acceso inadecuado a abogados y otras prácticas que impiden un juicio justo".

"Hemos recibido informaciones sobre superpoblación, comida inadecuada, mala ventilación y falta de acceso a la luz solar. A los presos se les niegan las visitas familiares y no reciben la atención médica adecuada. Muchos están en aislamiento por largos periodos de tiempo", ha denunciado.

"Egipto debe abordar rápidamente las condiciones en las prisiones y dar marcha atrás en lo que parecen prácticas profundamente arraigadas que infringen gravemente el derecho de las personas a la vida, a no ser sometidas a detenciones arbitrarias, no ser sometidas a torturas o malos tratos, a tener un proceso debido y un juicio justo, y a recibir tratamiento médico adecuado".

Por ello, ha reclamado una investigación "efectiva, independiente e imparcial" en torno a la muerte de Mursi y otros prisioneros fallecidos bajo custodia desde 2012, así como que se castigue a los responsables y se compense a los familiares de las víctimas.

LA MUERTE DE MURSI

Mursi murió el 17 de junio en el hospital de la prisión de Tora, a donde fue trasladado tras desmayarse en una vista judicial para responder por las acusaciones de espionaje por los supuestos contactos con el grupo palestino Hamás. El fiscal general, Nabil Sadek, asegura que no tenía "ningún signo de herida en su cuerpo".

El exmandatario fue enterrado un día después junto a otros altos cargos de Hermanos Musulmanes, la organización islamista a la que pertenecía, en el barrio cairota de Ciudad Nasr, según informó su hijo Ahmed Mursi en Facebook.

Mursi, de 67 años, se convirtió en 2012 en el primer presidente electo del país, después de imponerse en los comicios celebrados tras la caída de Hosni Mubarak un año antes, y fue derrocado en 2013 en un golpe de Estado militar.

Tras su salida del cargo, fue detenido y juzgado por numerosos casos --en uno de ellos llegó a ser condenado a muerte-- que él rechazó y describió como una campaña política en su contra.

Mursi tenía al menos seis causas pendientes y llevaba casi seis años en la cárcel por casos como el que le implica en la muerte de manifestantes durante las protestas opositoras.

Además, fue condenado a cadena perpetua por espionaje vinculado con Qatar. En su periodo en prisión, sólo se le han permitido tres visitas familiares.