Publicado 18/06/2020 14:57

Sudán del Sur.- El CICR teme cientos de muertos en la región sursudanesa de Jonglei por la nueva ola de violencia

Sudán del Sur.- El CICR teme cientos de muertos en la región sursudanesa de Jong
Sudán del Sur.- El CICR teme cientos de muertos en la región sursudanesa de Jong - ALI YOUSEF/CICR

MADRID, 18 Jun. (EUROPA PRESS) -

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha advertido este jueves de que la nueva ola de violencia que parece haber comenzado en la región sursudanesa de Jonglei, la tercera en lo que va de año, amenaza con dejar cientos de muertos y miles de desplazados como en los casos anteriores, con la salvedad de que ahora las organizaciones humanitarias están mucho más limitadas a la hora de ofrecer ayuda debido a la pandemia de COVID-19.

"Hemos entrado en una tercera ronda de enfrentamientos entre jóvenes armados que podría, una vez más, tener como resultado cientos de muertos, miles de desplazados y casas, cosechas y todo tipo de medios de vida destruidos", subraya Wolde-Gabrierl Saugeron, jefe del equipo del CICR en Bor, en Jonglei.

Según precisa, ya han recibido informaciones de "chozas humeantes tras feroces enfrentamientos mientras los jóvenes armados se estarían movilizando en todo el estado para perpetrar nuevos ataques". Tanto en febrero como en mayo, "miles de jóvenes armados pasaron semanas movilizándose, preparándose y desplazándose por Jonglei" y cuando llegaron a sus objetivos, las aldeas y localidades prácticamente estaban vacías, "solo con ancianos, mujeres y niños" que se llevaron la peor parte, recuerda.

Saugeron reconoce que el temor del CICR es que "la violencia estalle al nivel que vimos en los últimos meses" puesto que entonces "podrían perderse más vidas no solo por la propia violencia sino porque no seamos capaces de atender a los heridos a la escala que antes podíamos" dadas las limitaciones debido a la pandemia.

Ya en mayo, el personal del CICR en un centro de salud tuvo problemas para atender a todos los heridos, viéndose obligado a seleccionar ante la imposibilidad de evacuar a otras instalaciones en Akobo y Yuba para que pudieran ser operados. "Hacemos todo lo posible para explicar a los familiares por qué podemos aceptar a algunos heridos y no a otros. En momentos como estos, hacer todo lo posible no es suficiente cuando tienes que elegir salvar a unos pocos de entre muchos", admite.

Al contrario que en los dos estallidos previos, "nuestra capacidad para responder a las necesidades médicas y humanitarias en las comunidades se ha visto lastrada por la COVID-19", reconoce el responsable del CICR. "Nuestros hospitales están llenos" y el número de plazas se visto reducido al 30 por ciento para poder acomodar a los pacientes de COVID-19 y, además, "no podemos realizar ninguna evacuación médica de pacientes gravemente heridos hasta que algunas de las camas se liberen", ilustra.

LOS EQUIPOS ESTÁN CANSADOS

A esto se suma que el personal del CICR, al igual que las comunidades a las que atiende, está "nervioso y cansado". "Nuestros equipos quirúrgicos trabajan horas de más y las restricciones de viaje tanto internacionales como nacionales dificultan el envío de refuerzos", precisa.

Pero por encima de todo ello, reconoce Saugeron, "está el terrible sentimiento de ver que las comunidades se deslizan inexorablemente hacia la violencia, una violencia que nadie parece dispuesto o capaz de prevenir, pese a la pauta de muerte, heridas y destrucción que seguramente traerá consigo".

Según el responsable del CICR, el año "comenzó con esperanzas crecientes tras algunos pasos positivos en el proceso de paz en Sudán del Sur", sin embargo, en Jonglei "la seguridad que la paz debería traer a las familias y comunidades se les está escapando de las manos". "Los trabajadores humanitarios tenemos límites sobre lo que podemos decir y hacer para preservar las vidas" pero "estos ciclos incesantes de violencia deben cesar", recalca Saugeron.