Actualizado 06/06/2009 19:51

Tiroteo en Irak evidencia riesgo estrés de tropas EEUU

Por Tim Cocks

PUESTO DE COMBATE AVANZADO COBRA, Irak (Reuters/EP) - Los expertos dicen que el riesgo de que los soldados estadounidenses sufran del Trastorno por Estrés Postraumático aumenta significativamente en su tercera misión de combate. El sargento Joseph Huiet está en su sexto despliegue en Irak.

El asesinato de cinco soldados estadounidenses en una clínica de Irak el mes pasado por parte de un militar en su tercera misión, posiblemente con síntomas del trastorno, dio lugar a un proceso de introspección en el Ejército estadounidense sobre los efectos de los numerosos despliegues.

Huiet, de 28 años y oriundo de Modesto, California, participó de la invasión estadounidense a Irak en el 2003, sólo una semana después de completar su entrenamiento básico. Más de seis años después, él está todavía aquí y casado por segunda vez.

"Lidiar con el estrés ha sido realmente difícil", dijo dentro del puesto avanzada "Cobra", en el extremo de la violenta provincia de Diyala.

"Normalmente, es algo con lo que uno se las arregla. Fumo una barbaridad y se me está cayendo el cabello", dijo Huiet, haciendo un gesto en dirección a su completa pero rala cabellera marrón.

Puede que el estrés padecido por las tropas de Estados Unidos parezca leve si se lo compara con el sufrimiento por el que pasaron los iraquíes, que han muerto en decenas de miles en los ataques u operativos militares, y a quienes, a diferencia de los estadounidenses, a menudo les cuesta mucho acceder a servicios básicos como agua y electricidad.

Pocos iraquíes tienen acceso a servicios de salud mental.

De todos modos, los estragos de la guerra sobre las tropas estadounidenses pueden ser traumáticos.

"Ha habido momentos en los que estoy extremadamente enojado, cuando estoy muy estresado y con tanta presión acumulada que quiero golpear o dispararle a algo. Pero no lo hago", afirma Huiet, cuya brigada está situada en Alaska. Un problema adicional fue que su hija nació el día que comenzó esta misión.

El estrés que sufren los soldados en los múltiples despliegues fue puesto bajo la lupa cuando un efectivo de Estados Unidos mató a tiros a cinco de sus compañeros el 14 de mayo. El almirante Mike Mullen, presidente del Estado Mayor Conjunto, sugirió que el estrés era un factor.

El sargento John Russell del Batallón 54 de Ingenieros fue acusado de asesinato después de la balacera en Camp Liberty, cerca del aeropuerto de Bagdad. Estaba en su tercera misión.

El tiroteo, que escandalizó a muchos en el Ejército de Estados Unidos, dio lugar a cierta introspección en cuanto al estrés y a cómo los soldados lo afrontan.

SIN PRONOSTICOS

"Los despliegues múltiples ponen a los soldados en un grupo de mayor riesgo respecto a la salud conductual. A la mayoría de los soldados les va bastante bien. La simple respuesta es que no hay nada que nos permita detectar quién va a reaccionar de ese modo", dijo Edward Brusher, subdirector de la oficina de Cirugía General de Estados Unidos.

Las tropas dicen que las causas del estrés postraumático son muchas. Las más obvias son el peligro, el trauma por la muerte de amigos, las frecuentes bombas y otros ataques que son comunes en la guerra de guerrillas de Irak.

"He recibido impactos de bombas 37 veces en un vehículo de despeje de caminos. Ahora no puedo escuchar con mi oído derecho", dijo el sargento Shane Aslup, de 27 años y oriundo de Indiana, quien está en su tercera misión en Irak y previamente realizó tareas de mantenimiento de paz en Kosovo.

"Está el estrés de no saber quién es tu enemigo la mitad de las veces. Uno probablemente lo vio en la calle y no lo sabía", añadió.

Los problemas en casa, no llevarse bien con colegas o estar sobrepasado por el trabajo y el calor pueden resultar igualmente acuciantes.

La mayoría de los soldados no estalla, encuentran modos de lidiar con el estrés. Algunos fuman cigarrillos, la mayoría va al gimnasio para liberar tensiones.

El sargento Chuck Hipple, de 29 años y en su tercera misión en Irak, llama a su casa para hablar con su esposa.

"O voy a hablar con un amigo. Hablar es importante. Mirar una película, darse una ducha, usar internet. Siempre hay algo por hacer antes de que se vuelva muy grave", dijo.

Si eso falla, están los métodos de apoyo. Incluso en puestos remotos, como el Cobra, tienen al menos un capellán, un oyente profesional. A veces admitir que no estás lidiando en el entorno machista del Ejército puede ser lo más difícil de todo.

"Todavía existe cierto nivel de estigmatización", dijo Brusher. "Pero respecto a ser abierto y hablar sobre tus experiencias, nos está yendo mejor que en cualquier otro momento de la historia del Ejército estadounidense", agregó.