CARACAS, 6 Mar. (EUROPA PRESS) -

El vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro, ha asumido de forma interina el mando del poder ejecutivo de Venezuela tras la muerte del presidente Hugo Chávez, al que le declaró su lealtad "más allá de esta vida".

Maduro, de 50 años, ya ha comenzado a ejercer como sucesor y entre sus primeras órdenes se encuentra el despliegue de las fuerzas de seguridad para garantizar la paz en el país. "Toda la Fuerza Armada nacional bolivariana y la policía nacional bolivariana están desplegándose en este momento para acompañar y proteger nuestro pueblo y garantizar la paz", ha explicado el vicepresidente tras el fallecimiento del presidente.

A los dos días de que Chávez viajara a La Habana el 8 de diciembre para someterse a una nueva operación contra el cáncer que padecía, Maduro se declaró leal al mandatario "más allá de esta vida". Entre lágrimas, ha recordado al presidente en estos dos meses en varias ocasiones y ha defendido su posición como nuevo jefe del Ejecutivo venezolano.

Con la marcha de Chávez a la capital cubana, Maduro se convirtió en el hombre fuerte, por delante del presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello, otro de las piezas claves del 'chavismo'. El presidente venezolano ordenó entonces que si le pasara algo, el pueblo venezolano debía elegir a Maduro como nuevo jefe de Estado.

A pesar de que no cuenta con el mismo carisma que el fallecido líder de la revolución bolivariana, Maduro consiguió ganarse a Chávez hasta que éste le colocó como su 'número dos' tras su reelección en octubre de 2012.

LEALTAD

Maduro trabajó de conductor de autobuses e inició su carrera política como militante de la Liga Socialista, aunque destacó a los ojos de Chávez por su completa lealtad y supeditación. Como parlamentarios en la Asamblea o hasta ministro de Exteriores, el vicepresidente ha desempeñado diversos cargos por mandato del presidente.

En los últimos comicios presidenciales, Maduro tuvo que conducir el camión en el que Chávez hacia campaña por Venezuela, mostrando así la lealtad al mandatario ante cualquier petición que el líder de la revolución bolivariana le ordenase.

Sin embargo, su actitud conciliadora le ha apartado de otros dirigentes 'chavistas' y del Ejército, ya que en el golpe de Estado contra Chávez en 2002 abogó por dialogar con los militares golpistas para recuperar el poder de forma pacífica.

Maduro debe defender ahora la decisión de Chávez de nombrarle como su sucesor y aunar a todos los venezolanos ante unas posibles elecciones presidenciales, aunque primero deberá contar con el beneplácito de sus compañeros 'chavistas'.

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