BOGOTÁ, 6 Nov. (Colprensa/Notimérica) -

   En el 30 aniversario de la toma del Palacio de Justicia por el grupo guerrillero M-19 en Colombia --una matanza que dejó un saldo de 98 muertos y 11 desaparecieron-- el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ha reconocido este lunes la responsabilidad del Estado y ha pedido perdón.

   "En nombre del Estado, pido perdón por el incumplimiento al deber de prevención con las personas que se encontraban en el Palacio de Justicia, por la violación de sus derechos a la integridad personal, a las garantías judiciales y a la protección judicial", ha dicho en la Casa Nariño, en la primera declaración que hace de este tipo.

   Sin embargo, para los afectados, algunos de los cuales siguen sin conocer el paradero de sus seres queridos, esta manifestación pública estuvo guiada por la orden de reparación de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y no por la voluntad del Estado de buscar la verdad, por lo que se limitó a ser un "acto protocolario".

"Este acto simbólico ordenado por la CIDH no es reparador para nosotros. Más que un acto simbólico, es un acto protocolario. Nosotros esperamos que se hagan cosas efectivas, que la Fiscalía avance y se condene a los responsables de las desapariciones de nuestros seres queridos", ha explicado Alejandra Rodríguez, la hija del administrador de la cafetería del Palacio, Carlos Augusto Rodríguez Vera, quien afortunadamente salió con vida el día de la tragedia.

   Alejandra asegura que su padre salió con vida del Palacio en compañía de militares a la Casa del Florero y posteriormente a la Escuela de Caballería, lugares donde habría sido sometido a torturas por parte de los miembros del Ejército.

   La misma postura sostiene Juan Francisco Lanao, el hijo de Gloria Anzola, quien desapareció en toma del Palacio de Justicia, cuando él tan solo era un bebé de 18 meses.

   "Ese perdón del presidente ayuda a reparar a nivel social, pero a las víctimas lo que nos interesa es que nos digan la verdad y nos devuelvan los restos de nuestros seres queridos. Después de 30 años esta es una reacción demorada, qué triste que haya sido sólo por obedecer la orden de una corte", ha considerado Lanao.

   Por su parte, Maritza Casallas Lizarazo, hija de Gloria Estella Lizarazo, ha señalado que más que cárcel o reparación económica, espera los restos de su madre, auxiliar de la cafetería del Palacio, a quien vio por última vez cuando era una niña de 11 años.

   "Somos 11 familias que hemos esperado 30 años la verdad y la justicia y la reparación. El perdón es sincero, pero lo que queremos es que nos pida perdón el responsable de esa época", ha señalado.

   Por el contrario, para Jorge Franco, hermano de la desaparecida militante del M-19 Irma Franco, el de Santos fue un perdón sincero, pero que tan solo marca el inicio de una ruta de reparación donde también debe haber responsabilidades por los crímenes atroces.

   "Falta la verdad, es lo que nosotros queremos, se debe evitar que haya impunidad, trazar una línea entre la impunidad y el perdón. Por favor señor coronel (Alfonso) Plazas, díganos la verdad, no gozamos con que usted esté sufriendo, pero díganos la verdad", ha pedido Franco recordando a su hermana, que se cree que fue llevada al Batallón Charry Solano, donde habría sido torturada y asesinada.

   Finalmente, el abogado representante de familiares de víctimas, Jorge Molano, ha considerado que al presidente le faltó condenar con vehemencia los crímenes cometidos por los agentes del Estado.

   "Las víctimas esperaban conocer medidas para que lo que se hizo en el Palacio de Justicia por parte de agentes del Estado, no se vuelva a repetir. Fue un acto donde el señor presidente aludió mucho a la paz, a los crímenes de la guerrilla, pero guardó silencio sobre los delitos del Ejército colombiano", ha concluido.