Actualizado 19/07/2009 02:15

Zelaya acepta propuesta gobierno unidad en Honduras

Por Ana Isabel Martínez y John McPhaul

SAN JOSE (Reuters/EP) - El depuesto presidente de Honduras Manuel Zelaya aceptó el sábado crear un Gobierno de unidad con sus rivales políticos para volver a la presidencia, pero el Gobierno interino rechazó cualquier intento que lleve al derrocado mandatario de nuevo al poder.

La resistencia a la propuesta del presidente costarricense, Oscar Arias, dejó al borde del fracaso las negociaciones que se llevan a cabo en San José para superar la peor crisis política de los últimos 20 años en América Central, desatada hace tres semanas cuando Zelaya fue derrocado por un golpe de Estado.

"Estamos de acuerdo, siempre y cuando la integración sea en todos los poderes del Estado", dijo Zelaya desde Managua a la hondureña Radio Globo al avalar la propuesta de Arias de un Gobierno de unidad.

Pero el Gobierno interino mantuvo su rechazo a cualquier posibilidad de que Zelaya vuelva al poder, según uno de sus portavoces.

El mandatario depuesto había adelantado que, si fracasan las conversaciones apoyadas por Estados Unidos y criticadas por su mayor aliado, el líder venezolano Hugo Chávez, regresará a Honduras para reclamar la presidencia, de la que fue sacado a punta de pistola por supuestamente haber violado la Constitución al intentar habilitar su reelección.

Soldados fueron desplegados el sábado por el Gobierno interino en distintos puntos de Honduras para arrestar al depuesto mandatario si intenta volver a casa.

"La fuerza fue el origen de este problema y no será jamás su solución", dijo Arias, luego de recibir a las delegaciones en su residencia privada en la capital San José.

"Cerramos las puertas para buscar acuerdos, esperamos abrirlas para anunciarlos", agregó el mediador, que obtuvo el Premio Nobel de la Paz por ayudar a zanjar las viejas guerras civiles que desangraron a la región hace más de 20 años.

Arias propuso a las delegaciones la restitución de Zelaya hasta el final de su mandato a fines de enero, formar un Gobierno de unidad con los mayores partidos políticos, declarar una amnistía para los delitos políticos y la renuncia del mandatario despuesto a hacer un referendo sobre la reelección presidencial.

Además puso sobre la mesa el traspaso del mando de las Fuerzas Armadas al tribunal electoral, y la integración de una comisión verificadora formada por organismos internacionales y por hondureños destacados, según con un comunicado entregado a periodistas mientras las delegaciones negociaban.

Mientras los representantes estaban reunidos, cerca de la residencia de Arias decenas de simpatizantes de Zelaya se manifestaban con pancartas que decían "Fuera los golpistas".

El viernes Arias se había mostrado optimista de hallar posiciones más flexibles. Pero, el Gobierno interino dijo que no era aceptable la propuesta de reinstaurar a Zelaya.

"Quieren la restitución del presidente Zelaya sin ningún tipo de negociación", dijo Mario Saldaña, portavoz del presidente del Gobierno interino de Honduras.

Del otro lado, la esposa del destituido mandatario dijo a Reuters en una entrevista que la demanda de Zelaya -cercano aliado de Chávez- de completar su gestión hasta enero "no es negociable".

"SERIA UN MILAGRO"

Unos 1.000 seguidores de Zelaya con camisetas a favor del depuesto mandatario y pañuelos rojos realizaron el sábado una marcha bloqueando una avenida que conduce al aeropuerto de Tegucigalpa.

"Sería como un milagro que hoy se solucionaran las cosas" en Costa Rica, dijo Hugo Navarro, un profesor de historia de 49 años, poco antes de que la policía antimotines ordenara disolver la manifestación.

Fuentes cercanas al depuesto presidente dijeron que las protestas se intensificarían el domingo si las conversaciones de Costa Rica naufragan, aumentando el riesgo de choques con la policía.

"A partir de mañana, el lunes, los días subsiguientes nosotros estamos regresando a Honduras", dijo el sábado Zelaya a una radio hondureña.

De acuerdo con una fuente militar en Honduras, el Ejército está acuartelado en alerta máxima desde el jueves y soldados fueron desplegados en el departamento natal de Zelaya, Olancho, que limita con Nicaragua, y en otros puntos del país por donde podría entrar el depuesto presidente, para detenerlo.

"Están (los soldados) en estado de apresto máximo", dijo la fuente.

El peor terremoto político en América Central en 20 años representa un desafío para el presidente estadounidense, Barack Obama, quien apoya al depuesto mandatario hondureño pero busca contrarrestar la influencia regional de Chávez.

La posibilidad de que Zelaya regrese a Honduras desafiando una orden de arresto por supuestamente violar la Constitución fue lanzada el viernes por el izquierdista Chávez, cuya cercanía al presidente hondureño irritó a muchos en la empobrecida y conservadora nación centroamericana.

Al igual que Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA), Washington exige la restitución de Zelaya, pero pidió al líder venezolano moderar su lenguaje para no desestabilizar la región, donde el fantasma de los golpes militares parecía haber sido superado.

Zelaya ya había intentado una semana después del golpe regresar en un avión venezolano a Honduras, pero el Gobierno interino amenazó con interceptarlo y tuvo que seguir vuelo a el vecino El Salvador.

El episodio acabó en tragedia cuando uno de sus partidarios murió por disparos de los soldados que custodiaban el aeropuerto.