Actualizado 18/08/2010 22:33

Zelaya afirma que Lula le "salvó la vida"

ex presidente de Honduras, Manuel Zelaya
Reuters


BUENOS AIRES, 18 Ago. (EUROPA PRESS) -

El ex presidente de Honduras Manuel Zelaya afirmó que el mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, le "salvó la vida" al darle refugio en su embajada en Tegucigalpa durante cinco meses, a su regreso a ese país después de que fuese derrocado por las fuerzas militares en junio del año pasado.

"Brasil me salvó la vida", dijo Zelaya en una entrevista concedida al diario argentino 'Página/12' publicada este miércoles. Lula, su asesor en temas internacionales, Marco Aurelio García; y el ministro brasileño de Exteriores, Celso Amorim, "me salvaron la vida porque me dieron protección en momentos en que el Ejército trataba de liquidarme", afirmó.

Durante su estancia en la legación diplomática brasileña fue "sometido a todo tipo de vejámenes y hostigamientos" por parte de las autoridades del Gobierno 'de facto' que se impuso tras su derrocamiento. "Fue un drama muy doloroso y triste. Un golpe de Estado es una ruptura de orden, del pacto social, es una tragedia", lamentó.

El ex presidente hondureño estuvo "aislado casi todo el tiempo" mientras permaneció en la embajada. "Se me bloqueaban las comunicaciones de celulares y el diálogo con mis familiares (...) Tuve problemas de alimentación al principio; también cortaron los servicios básicos", dijo.

Su estancia en la sede diplomática fue calificada como "una tortura" que implicó "riesgos" porque su vida estuvo "en peligro" tras su regreso a territorio hondureño en septiembre de 2009. "No podíamos ni salir a la ventana porque nos apuntaban con el láser de las pistolas", denunció.

Zelaya fue expulsado a Costa Rica el mismo día del golpe de Estado donde se le otorgó "asilo inmediato". Posteriormente viajó a Nicaragua, que le dio "protección", pero desde el pasado 27 de enero --después de que Porfirio Lobo asumiera la Presidencia de Honduras-- vive con toda su familia en República Dominicana en calidad de "huésped distinguido".

El mandatario depuesto aseguró que desde los hechos del 28 de junio de 2009 Honduras "vive una represión" con "asesinatos, detenciones y torturas" que, según él, "empeoraron" durante el Gobierno de Lobo, electo en los comicios de noviembre de 2009, los cuales fueron duramente cuestionados por la comunidad internacional.

"Hay más de 166 personas asesinadas también, más de 9.000 denuncias de violaciones a los Derechos Humanos, incluyendo 4.000 personas encarceladas y torturadas. Fueron asesinados más de 7 periodistas en los primeros tres meses del Gobierno de Lobo", recordó Zelaya, quien se encuentra en Buenos Aires para participar en el Foro de Sao Paulo.

PARTICIPACIÓN DE EEUU

Zelaya volvió a denunciar la presunta participación de Washington en su derrocamiento que se produjo el mismo día en el que estaba prevista una consulta en la que se preguntaría a los hondureños si estaban de acuerdo o no con colocar una cuarta urna en los comicios de noviembre, para someter a votación la posibilidad de convocar a una Asamblea Constituyente para reformar la Carta Magna.

"Un golpe tiene diferentes fases que el Departamento de Estado norteamericano conoce de manual: la primera es la desestabilización y en ese proceso los medios juegan el papel principal de preparar el ambiente", explicó.

Para Zelaya la consulta fue "el pretexto, el argumento mediático" que utilizó la oposición para justificar el golpe de Estado del que, según él, "se beneficiaron las compañías petroleras norteamericanas, las transnacionales, los bancos" y otros intereses de Estados Unidos. "Detrás del golpe están los halcones de Washington", insistió.

Zelaya aplaudió la postura asumida por la mayoría de los países del continente que mantienen rotas las relaciones diplomáticas con Tegucigalpa y no reconocen al Gobierno de Lobo, a quien imponen como condición restablecer el hilo constitucional que se quebró durante la acción militar de junio de 2009.

Por último, el mandatario derrocado confesó que su deseo es retornar a Honduras. "Yo quiero volver, no quiero vivir afuera. El arraigo al clima, a la tierra. Vivir afuera es una tortura. Pero por ahora no puedo, tengo orden de captura. Mis verdugos siguen gobernando", lamentó.