Actualizado 06/07/2009 21:20

Zelaya da batalla desde afuera para retornar Honduras

Por Enrique Andrés Pretel

TEGUCIGALPA (Reuters/EP) - La tensión en Honduras crecía el lunes luego de que el gobierno interino impidiera el regreso al país del derrocado presidente Manuel Zelaya, ignorando la presión internacional y las sanciones tras un golpe de Estado que el domingo cobró su primera víctima mortal.

El enfrentamiento de los seguidores de Zelaya con las fuerzas de seguridad en el aeropuerto capitalino, cuando esperaban el retorno del mandatario, dejó un joven muerto por un disparo y 10 heridos, en el incidente más grave desde que el mandatario fue derrocado el 28 de junio.

El lunes, el canciller interino, Enrique Ortez, dijo que dos personas habían muerto, aunque la morgue de Tegucigalpa registraba sólo un fallecido.

"Llamo a las Fuerzas Armadas de Honduras a que bajen sus rifles", dijo la noche del domingo el depuesto líder hondureño desde El Salvador, adonde regresó luego de que las autoridades provisionales le prohibieran aterrizar en el aeropuerto de Toncontín, en Tegucigalpa.

Zelaya estuvo acompañado por los presidentes de Argentina, Cristina Fernández; de Ecuador, Rafael Correa; de Paraguay, Fernando Lugo, así como del presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Miguel D'Escoto y del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza.

Pero pese al apoyo internacional y la condena generalizada del golpe de Estado, Zelaya tendrá que continuar desde fuera su batalla para retornar al poder en tanto el Gobierno interino que encabeza Roberto Micheletti se niega rotundamente al diálogo sobre una eventual restitución del mandatario depuesto.

No estaba claro el lunes si Zelaya estaba en Nicaragua y si planeaba viajar a Washington, como señalaban algunas versiones periodísticas.

Zelaya fue secuestrado y expulsado del país por soldados a punta de pistola el 28 de junio, día para el que había convocado una consulta popular -declarada ilegal por un juez- que abriría su camino a la reelección.

El domingo, poco antes del anunciado aterrizaje de Zelaya en Tegucigalpa, militares que resguardaban el aeropuerto trataron de dispersar con gases lacrimógenos a la multitud que les arrojaba piedras y finalmente abrieron fuego contra un grupo de manifestantes que intentó romper la cerca de seguridad para invadir la pista.

DIALOGO SI, PERO NO SOBRE ZELAYA

El gobierno de Micheletti, quien asumió el poder horas después de la destitución forzada de Zelaya, se niega a negociar su restitución pese a la condena mundial y la suspensión del país en la OEA el sábado.

"Eso es innegociable", sentenció Ortez, reiterando una posición que deja la crisis política en la pequeña nación exportadora de café y textiles en un callejón sin salida.

Sin embargo, el lunes el embajador hondureño en Washington -designado por Zelaya pero que luego siguió con el nuevo Gobierno interino pese a que no es reconocido por Estados Unidos- dijo que se estaba integrando una misión diplomática para dialogar con la OEA sobre la crisis política en el país.

"Hay una expresión de voluntad política (de la OEA) de que a través de la apertura de un diálogo podamos avanzar para encontrar soluciones a esta situación", dijo el embajador, Roberto Flores, a la radioemisora local HRN.

Insulza dijo la noche del domingo que la OEA continuará con gestiones diplomáticas para restituir a Zelaya luego de que el organismo suspendiera a Honduras en castigo por lo que considera un ruptura con el sistema democrático.

Las autoridades del gobierno interino endurecieron además el toque de queda, que se adelantó a las 18.30 hora local (0030 GMT) y durante el cuál quedaron suspendidas ciertas garantías constitucionales, y mantiene silenciados algunos medios que critican el golpe.

Simpatizantes del depuesto presidente convocaron para el lunes a nuevas manifestaciones para exigir el regreso de Zelaya, quien tampoco está dispuesto a ceder pese a la oposición del Congreso, la Justicia y la Iglesia.

"Estamos intentando mantener la calma pero, después de lo que pasó hoy, cualquier cosa pudiera derramar el vaso. Ya hay un muerto y otros heridos y la prensa hondureña no lo quiere cubrir", dijo Erin Matute, quien participó en la protesta a favor de "Mel" Zelaya.

La nación sigue dividida entre los que respaldan a Zelaya por su discurso hacia los más pobres y los que lo ven como un peligroso populista que busca mantenerse en el poder como su aliado venezolano, Hugo Chávez.

La suspensión de Honduras en la OEA implicará sanciones económicas para Honduras y agudizaría los efectos de la crisis mundial en la golpeada economía del país, muy dependiente de los préstamos de organismos multilaterales y las remesas de los emigrantes.

"Yo estoy a favor de Mel, pero si nos quitan la ayuda los que vamos a pagar somos los pobres, no los golpistas. No quiero pensar qué va a pasar", se lamentó Mariela Ramírez, cuyo sustento es un pequeño puesto de comida callejero.