Actualizado 25/07/2009 23:23

Zelaya insiste, acude de nuevo a frontera Honduras

Por Iván Castro

OCOTAL, Nicaragua (Reuters/EP) - El depuesto presidente hondureño Manuel Zelaya acudió el sábado por segundo día a la frontera nicaragüense con Honduras, presionando por su regreso al poder, mientras el Gobierno de facto amplió el toque de queda en la zona para controlar a sus simpatizantes.

Zelaya pasó la noche en la localidad de Ocotal, en Nicaragua, después de intentar el viernes ingresar a Honduras, donde puso pie por unos metros en territorio de su país y pidió sin éxito encontrarse con su familia y dialogar con la cúpula militar que el 28 de junio lo expulsó del país.

"Que vengan los hondureños para la frontera con Nicaragua en Las Manos", llamó en una entrevista con la radio hondureña Radio Globo, mientras del otro lado de la frontera, unos 35 kilómetros adentro en territorio de Honduras, militares y policías bloqueaban el paso a su esposa y partidarios.

Zelaya, que considera fracasada la mediación del presidente costarricense Oscar Arias para salir de la crisis, dijo que viajaría a Washington la semana próxima, luego de que la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, calificara de "temerario" su intento del viernes de regresar a Honduras.

"Si la secretaria Clinton me invita hablar, voy a volver hablar con ella", señaló.

Clinton llamó el viernes a las partes a hallar una salida pacífica a la crisis, días después de que Zelaya pidiera al Gobierno de Barack Obama endurecer las medidas contra quienes llevaron adelante el golpe de Estado.

Zelaya llegó a Las Manos el viernes y cruzó unos metros dentro de territorio hondureño en un desafío al Gobierno interino del presidente Roberto Micheletti, pero evitó enfrentarse a un cordón de soldados y policías que lo esperaban más adelante.

El Gobierno de facto, que se niega rotundamente a restituir a Zelaya, ha advertido varias veces que lo detendrá si ingresa a Honduras, bajo cargos de violar la Constitución por buscar un referendo dirigido a extender el mandato presidencial, entre otros.

Con su sombrero vaquero, Zelaya llegó a Las Manos el viernes conduciendo un jeep blanco, en medio de temores de que un regreso desate la violencia en su dividido país, uno de los tres más pobres de América.

En El Paraíso, del lado hondureño de la zona fronteriza, cientos de simpatizantes de Zelaya chocaron el viernes con militares y policías, que lanzaron gases lacrimógenos para dispersarlos.

El 5 de julio, un joven cayó muerto por disparos de militares que custodiaban el aeropuerto en medio de una protesta en el primer intento de Zelaya por regresar en un avión de su aliado venezolano, el presidente Hugo Chávez.

TENSION EN TERRITORIO DE HONDURAS

En la localidad hondureña de Danlí, a unos 35 kilómetros de la frontera, la esposa del derrocado presidente, Xiomara Castro, intentaba el sábado avanzar hacia Nicaragua para encontrarse con Zelaya, pero era detenida por policías.

"Nos quedaremos el tiempo que sea necesario, no pueden seguir reprimiendo al pueblo", afirmó a Reuters Castro, parada frente a la barrera policial y delante de simpatizantes que gritaban consignas a favor del depuesto presidente.

Castro, vestida con pantalones vaqueros, desafió a unos 60 policías y militares que bloqueaban la carretera de Danlí, donde más de un centenar de manifestantes, que levantaban una bandera de Honduras, intentaban otra vez llegar a la frontera.

"Nos tienen retenidos desde ayer (viernes)", dijo Ernesto Castellón, de 32 años, con una gorra de béisbol y pañuelo rojo, a unos 10 metros de la barrera policial.

"Hay toque de queda y aquí no puede pasar nadie", afirmó por su parte el teniente militar Orlando Ayala.

El Gobierno de facto amplió 12 horas más hasta las 18.00 hora local (0000 GMT) del sábado el toque de queda en la zona fronteriza con Nicaragua, en otra medida para evitar el flujo de personas y concentraciones de manifestantes.

"El acto del señor Zelaya fue irresponsable, no meditado, y de muy poca seriedad", dijo Micheletti la noche del viernes.

Zelaya, un empresario liberal que a mitad de su mandato giró a la izquierda y se alió a Chávez, irritando a empresarios e incluso a su propio partido, fue sacado de su casa a punta de rifle por militares en la madrugada y llevado a Costa Rica en una acción que indignó a la comunidad internacional.

El mandatario partió a la frontera después de dar por agotadas las gestiones de mediación que condujo el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, y pese a la resistencia de Estados Unidos, que apoya su restitución pero continúa apostando por una solución negociada.

Micheletti dijo que su Gobierno aún no ha terminado las negociaciones y discute la propuesta de Arias, la cual será consultada con los poderes judicial y legislativo, que tenía previsto discutirla el lunes.