Actualizado 25/07/2009 19:14

Argelia apoya musulmanes sufíes para combatir extremismo

Por Lamine Chikhi

ARGEL (Reuters/EP) - Después de recurrir a allanamientos policiales, arrestos y batallas armadas en su lucha contra los insurgentes islámicos, Argelia ahora está utilizando un arma nueva y más sutil: una rama del Islam asociada con la contemplación, y no con el combate.

El Gobierno de la nación productora de petróleo y gas del norte de Africa está promoviendo el sufismo, un movimiento islámico al que ve como una alternativa más moderada que el salafismo ultra conservador, propugnado por muchos de los militantes detrás de la insurgencia de Argelia.

Las autoridades han creado una estación de radio y televisión para promover el sufismo y las "zaouias" o confraternidades religiosas que lo predican y practican, además de las apariciones regulares de jeques sufíes en otras emisoras. Todas están bajo el estricto control del Estado.

El sufismo, presente en muchas partes del mundo musulmán, centra una mayor atención en la prédica y en la recitación y sus seguidores han tendido a permanecer fuera de la política.

En Argelia tiene un perfil bajo, estando la mayoría de las mezquitas más cerca del salafismo, aunque sin las connotaciones violentas que a veces conlleva.

Es difícil establecer números exactos, pero George Joffe, miembro investigador del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Cambridge, estima que en Argelia hay entre 1 a 1,5 millones de sufíes, de una población total de 34 millones.

El salafismo tiene sus raíces en Arabia Saudita y enfatiza la pureza religiosa. Sus adherentes realizan los rituales diarios de los primeros seguidores del Islam, como por ejemplo tomar la comida con tres dedos y usar un "siwak", un cepillo de dientes hecho con una ramita.

Los funcionarios creen que el sufismo podría traer paz en Argelia, país que todavía está saliendo de un conflicto de la década de 1990 entre las fuerzas del Gobierno y los rebeldes islamistas que, según algunas estimaciones, causó la muerte de 200.000 personas.

"Estoy en desacuerdo con la ideología salafista porque no toma en cuenta la naturaleza particular de Argelia", dijo Mohamed Idir Mechnane, funcionario del Ministerio de Asuntos Religiosos.

"Estamos haciendo mucho para alentar a la gente a que vuelva a nuestro Islam tradicional: un Islam pacífico, tolerante y de mentalidad abierta. Y gracias a Dios, la gente se siente mucho más atraída por nuestro mensaje que por el mensaje salafista", comentó a Reuters.

INVOCACION

Para dar a las "zaouias" un rol más importante dentro de la sociedad, los seguidores del sufismo son alentados a organizar matrimonios, ayudar a cuidar huérfanos, enseñar el Corán y distribuir donaciones caritativas.

Los seguidores del sufismo se centran en los rituales del "Dhikr" o "Hadra" -una "invocación" o "recuerdo"- en los que realizan sermones, recitan el Corán, alaban al profeta Mahoma y realizan invocaciones rítmicas de Alá.

Durante un ritual "Dhikr" de una zaoui el mes pasado justo en las afueras de Argel, cerca de 60 hombres sentados en círculo en una gran sala comenzaron a cantar. Después de unos pocos minutos, algunos de los ancianos se mecieron de lado a lado, aparentemente sumidos en un profundo trance.

"Durante más de 14 siglos, el Islam ha estado presente en este país", dijo Hadj Lakhdar Ghania, un miembro de la influyente confraternidad Tidjania Zaouia.

"Solíamos vivir en paz y armonía. Pero el día que los salafistas dijeron que debíamos implementar un nuevo Islam en Argelia, comenzaron los problemas y los conflictos", expresó a Reuters.

Aunque la violencia ha disminuido mucho, insurgentes afiliados a la red Al Qaeda todavía realizan ataques esporádicos contra blancos del Gobierno, constituyendo un reto para la estabilidad de un país que es el cuarto mayor exportador de gas natural del mundo.

El uso del sufismo contra el Islam radical no es una idea nueva. Un informe publicado en el 2007 y realizado por el comité de expertos de Rand Corporation, indicó que el sufismo podría ser aprovechado para promover un Islam moderado.

"Los tradicionalistas y los sufistas son aliados naturales de Occidente al punto que se puede encontrar intereses comunes entre ellos", agregó.

La promoción del sufismo por parte de Argelia podría además tener implicancias para países como Irak y Afganistán, que también tienen tradiciones sufistas y donde los gobiernos occidentales están luchando por contrarrestar la influencia de los islamistas radicales.

SEGUIR LAS REGLAS

"Un sufista debería conectarse con Alá por medio de la invocación y la predica. Por ejemplo, los viernes pasamos varias horas (....) recitando el Corán. Repetimos 1.200 veces el nombre de Alá, y 1.200 veces el nombre de su profeta Mahoma", explicó Hadj Lakhdar Ghania.

Los salafistas son una presencia más visible en Argelia porque si bien no llevan ninguna vestimenta distintiva, la mayoría de los salafistas tienen barbas largas y en público usan la "Kamiss", una túnica larga y blanca, y un casquete blanco.

Para algunos militantes, el puritanismo salafista conduce a una interpretación estricta de la religión que justifica la violencia contra quienes no sean salafistas.

Muchos salafistas influyentes rechazan la violencia, y otros han renunciado a ella desde los ataques del 11 de septiembre del 2001 contra Estados Unidos. Pero algunos grupos militantes todavía evocan al salafismo como su ideología.

Los islámicos de línea dura dicen que las prácticas sufistas, como la visita a las tumbas de los santos sufistas para conseguir la bendición, no es más que idolatría.

"El sufismo es negativo. No busca el cambio. Promueve la charlatanería", dijo el jeque Abdelfatah, un influyente imán salafista radicado en Argel.

"El salafismo es bueno y combate las ideas nocivas. Nosotros alentamos a nuestros jóvenes a que sigan las reglas el Islam y se alejen del modo de vida occidental", dijo el imán barbad luciendo una Kamiss.