Publicado 20/06/2020 10:02

Atrapados y expuestos al coronavirus en la frontera de México con EEUU

Un tramo de la frontera de México con Estados Unidos en una playa precintada por la pandemia de coronavirus
Un tramo de la frontera de México con Estados Unidos en una playa precintada por la pandemia de coronavirus - GETTY IMAGES / FRANCISCO VEGA - Archivo
Trabajo de MSF con migrantes y refugiados en Méxic Trabajo de MSF en México contra el coronavirus

MSF exige incluir a los migrantes en la lucha contra el coronavirus, "sin dejarles a su suerte cuando más nos necesitan"

MADRID, 20 Jun. (EUROPA PRESS) -

México suele ser paso obligado para las miles de personas que todos los años intentan llegar a Estados Unidos, desde el sur y el centro de América o desde latitudes más lejanas. El acuerdo migratorio alcanzado el año pasado por ambos países ha dejado a muchas atrapadas en territorio mexicano a la espera de que se resuelvan sus peticiones de asilo en el norte, la mayoría en una convulsa frontera donde ahora acecha también el coronavirus.

El país es uno de los más afectados en el continente americano por la pandemia de COVID-19, por detrás de Estados Unidos --líder mundial en este sentido--, Brasil, Perú y Chile. Ha registrado más de 170.000 casos de coronavirus, entre ellos más de 20.000 muertos. Sin embargo, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador se ha negado a imponer medidas para prevenir el contagio, recomendado solamente a los mexicanos que se queden en casa. En mayo empezó la desescalada, también voluntaria.

El jefe de misión de Médicos sin Fronteras (MSF) para sus proyectos en Matamoros y Reynosa, Marcelo Fernández, señala que "hay muchos factores que pueden influenciar la propagación y la mortalidad de la pandemia" en la nación azteca. "Por ejemplo, la alta prevalencia de factores de riesgo en la población", como obesidad, diabetes o enfermedades cardiovasculares, indica en una entrevista concedida a Europa Press.

Fernández apunta también a "las complejidades del contexto latinoamericano, donde existen sistemas de salud precarios y con desigualdades estructurales". "El sistema de salud en México, como en la mayoría de los países latinoamericanos", explica, "es negligente con los más vulnerables --como los migrantes y solicitantes de asilo--, que tienen poco o ningún acceso a servicios de atención médica para prevenir muertes por COVID-19".

"México, al igual que la mayoría de los países, no estaba en las mejores condiciones para responder a la pandemia", resume y expresa su preocupación por el impacto social de "un posible colapso del sistema de salud cuando el país se acerca al pico epidemiológico", a pesar de "los esfuerzos de los gobiernos federal y estatales" para hacer acopio de material médico y reclutar y capacitar a personal sanitario.

ATRAPADOS EN LA FRONTERA

Entre quienes podrían sufrir con mayor intensidad el azote del coronavirus están los migrantes que aguardan en la frontera con Estados Unidos la respuesta a su petición de asilo, la mayoría procedentes del Triángulo Norte de Centroamérica --El Salvador, Guatemala y Honduras-- pero también de Haití, Cuba, Brasil, Venezuela y hasta de República Democrática del Congo y Camerún, además de los mexicanos desplazados.

La linde entre México y Estados Unidos es una de las más peligrosas del mundo. Antes de la pandemia, quienes vivían o recalaban allí ya sufrían la desenfrenada violencia de las organizaciones criminales que operan a ambos lados y que tienen en el tráfico de personas uno de sus negocios. Por eso, MSF trabaja desde hace años en esta zona fronteriza, donde ha documentado casos de violencia sexual y secuestros, entre otros abusos.

Para aquellos que tienen Estados Unidos como destino final, la situación se agravó con la puesta en marcha del Protocolo de Protección de Migrantes (MPP, por sus siglas en inglés), que permite a la Administración estadounidense mantener o devolver a estas personas a México hasta que sus procesos de asilo se resuelvan, prolongando así su peligrosa estancia en la frontera.

"Desde el inicio de nuestra intervención, hemos sido testigos del deterioro de las condiciones de vida de los migrantes, directamente relacionadas con la implementación de políticas discriminatorias de Estados Unidos y México", como el MPP o, más recientemente, la decisión conjunta de cerrar la frontera a toda actividad 'no esencial', incluidas peticiones de asilo, que "no solo es antiética, sino que puede ser contraproducente en términos de control de brotes, ya que no está basada en la evidencia científica", denuncia.

EXPUESTOS AL CONTAGIO

En consecuencia, "estas personas se encuentran atrapadas en un peligroso limbo, y su vulnerabilidad aumenta con la expansión de la COVID-19", puesto que "muchos viven en condiciones poco sanitarias, como en el campamento para solicitantes de asilo en Matamoros", donde el pasado mes de octubre, antes de la llegada del coronavirus, MSF ya había atendido a numerosos pacientes con infecciones respiratorias, entre otras dolencias, atribuibles al hacinamiento y a las escasas medidas de higiene y saneamiento.

Fernández cuenta que en el campamento de Matamoros, ubicado en el puente internacional que conecta con Brownsville, los solicitantes de asilo siguen viviendo en tiendas de campaña, "muchas veces compartiéndolas con toda su familia", lo cual "imposibilita la implementación de medidas de prevención, como el distanciamiento físico". "Hasta la fecha no hemos identificado ningún caso positivo, pero sabemos que la propagación será muy acelerada en el caso de que el virus llegué allí, con impactos negativos evidentes", avisa.

De forma paralela, "muchos albergues han cerrado completamente o dejarán de recibir nuevas personas", comenta el cooperante de MSF, algo que también es "contraproducente" para el control de la pandemia porque "deja a los migrantes y solicitantes de asilo sin protección, expuestos a la enfermedad y con acceso limitado a los servicios básicos que requieren".

Además, sobre los migrantes pende la amenaza de la deportación. Tanto México como Estados Unidos, dos países donde la COVID-19 ha golpeado con fuerza, han expulsado a miles de migrantes durante la pandemia, aumentando con ello el riesgo de contagio, dado que "cualquier persona viajando de un lugar donde hay tantos casos confirmados (...) puede facilitar la propagación del coronavirus, especialmente si no se aseguran las medidas de control de infecciones antes y durante el trayecto", expone.

Fernández alerta asimismo de que "la mayoría de los países a los que son enviados disponen de sistemas de salud frágiles". "El Salvador, Guatemala, Honduras o Haití son países con serias carencias en relación al número de personal sanitario calificado, pruebas diagnósticas, equipos de vigilancia epidemiológica, número de camas o tratamientos", por lo que "estas deportaciones no solo ponen en riesgo la salud de las personas retornadas, sino que también pueden tener un impacto significativo para los sistemas de salud" de esos países.

"SIN EXCLUSIÓN"

Ante este panorama, MSF ha adaptado y reforzado sus acciones en la frontera norte de México para dar servicio tanto a los migrantes como a la población local, no solo porque "el bienestar de todas las personas debe ser el objetivo fundamental", --resalta Fernández-- sino porque "las políticas públicas de salud efectivas incluyen a toda la población".

"El virus no hace distinciones entre personas. La pandemia ha dejado claro que todos estamos en el mismo barco, aunque unos se ven más afectados que otros por las condiciones de desigualdad y vulnerabilidad. Por tanto, tal vez lo más importante en esta crisis es que la población construya lazos de solidaridad, no más divisiones", defiende Fernández.

Con todo ello, el jefe de misión reitera el llamamiento a México y Estados Unidos a cesar de inmediato "las políticas que ponen en riesgo la vida y la salud de las personas más vulnerables", mencionando expresamente el MPP y las deportaciones.

Asimismo, reclama a los gobiernos nacionales y a la comunidad internacional que adapten la lucha contra el coronavirus a "las necesidades emergentes de la población más vulnerable", incluidos quienes están en movimiento, "sin dejarles a su suerte cuando más nos necesitan". "La pandemia es un tema de salud pública que requiere una respuesta sin exclusión", reivindica.