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LA PAZ, 14 Oct. (EUROPA PRESS) -
La Deferensoría de la Niñez y la Adolescencia (DNA) de El Alto, en el departamento de La Paz, en el noroeste de Bolivia, ha registrado entre enero y agosto de este año 22 casos de padres que han violado a sus hijas.
En total, en el Alto se han registrado 477 casos de abusos sexuales a menores de edad este año, siendo 454 mujeres y 23 los varones, mientras que en el 60 por ciento de los casos los agresores son familiares, según ha recogido el diario boliviano La Razón.
El organismo ha informado que la mayoría de los abusos se han denunciado tras tres años, durante los que las víctimas han estado siendo agredidas. Del total, 354 implican a adolescentes de entre 12 y 17 años, 107 a menores de entre 6 y 11 años, y 16 a víctimas de entre cero y cinco años de edad.
El último caso que consternó a la población alteña se conoció el pasado 28 de septiembre, cuando una adolescente de 14 años llegó al Hospital Corazón de Jesús de El Kenko con dolores en el estómago. Una vez allí los médicos se dieron cuenta de que estaba embarazada.
"Existe un problema y es que por lo general estas agresiones son conocidas por los familiares, especialmente en --los casos de-- adolescentes, después de que fueron agredidos por dos o tres años, los familiares lo saben y no lo denuncian", ha explicado la responsable de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, Ana María Callisaya.
De todos los casos registrados en la DNA, 472 se produjeron en el área urbana y cinco en la rural, lo que según Callisaya no significa que no existan más en este último sector, sino que no hay mecanismos de control allí y los hechos no se han visibilizado.
Las adolescentes que quedan embarazadas, como consecuencia de haber sufrido una agresión sexual, tienden a rechazar a sus hijos. Por esa razón, se han registrado casos de abortos, abandonos e incluso asesinatos, según la DNA.
Callisaya ha afirmado que, de acuerdo con su experiencia, el 60 por ciento de las adolescentes víctimas abandonan a sus bebés, sobre todo si el agresor sexual es un miembro de su familia.
La psicóloga Lilian Rodríguez ha incidido en que no se debe culpar a la menor de sentir este rechazo al bebé, pero tampoco se debe permitir que exista esta situación. "Es complejo y ellas deben ser sometidas a un proceso de terapias y de estudios", ha explicado.