Actualizado 11/03/2017 07:14

Casi 13 millones de adultos son analfabetos en Brasil

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   MADRID, 11 Mar. (Notimérica) -

Brasil es uno de los países del mundo con un mayor índice de analfabetización en la población adulta. La Organización de Naciones Unidas para la Educación y la Ciencia (Unesco) calcula que en el mundo hay un total de 758 millones de personas mayores de 15 años que no saben tan siquiera leer y escribir, de los cuales 33 millones son iberoamericanos y 12,9 millones, brasileños, convirtiendo a Brasil en el país con mayor índice de analfabetismo de la región. Dentro del analfabetismo en la población adulta brasileña, las mujeres son el colectivo más perjudicado.

   En este país, el analfabetismo no siempre se manifiesta en su forma más habitual, como la incapacidad total de escribir, leer o realizar los cálculos más básicos, sino como un analfabetismo funcional, caracterizado por el escaso conocimiento de estas tres disciplinas, tan escaso que impide en desarrollo normal de la vida cotidiana.

   La educación brasileña cuenta con diversas disfuncionalidades que le impiden alcanzar un desarrollo óptimo y, con él, la alfabetización total de su población. Entre ellos se encuentra la desvalorización de los maestros, profesores y profesionales de la enseñanza, la escasa inversión en educación y, como factor determinante de las diferencias entre hombres y mujeres, el machismo.

   Con el fin de mejorar la calidad educativa, tanto de Brasil como del resto de la región, la Unesco propuso en el inicio de siglo un plan de objetivos globales de la Educación Para Todos (EPT) en América Latina y el Caribe, de cara a alcanzarlos todos en 2015.

   Entre los objetivos que incluía se encontraban lograr la universalización de la enseñanza en ambos sexos y minorías, garantizar el acceso educativo de jóvenes y adultos a la educación y lograr una reducción del 50 por ciento de los niveles de analfabetismo en la población adulta, pero el único país en alcanzar estos objetivos en su totalidad fue Cuba.

Brasil, por su parte, consiguió avanzar en la garantía de la educación universal, pero no así en la alfabetización de la población adulta, donde la región solo consiguió disminuir este problema en un 26 por ciento, poco más de la mitad de lo deseable.

ANALFABETIZACIÓN EN ADULTOS

   Sandra María Andrade fue una de los 12,9 millones de adultos analfabetos que a día de hoy viven en Brasil. Andrade vive en la ciudad de Natal (estado de Río Grande del Norte), tiene 42 años y un hijo de 11 y, hasta hace un año, era totalmente analfabeta.

   Fue abandonada por sus padres a los tres años, momento en el que se trasladó con su abuela, quien no le dejaba acudir al colegio. Desde muy niña se vio obligada a trabajar, primero en campos de harina y luego en limpieza doméstica.

   Con tan solo 13 años y sin haber recibido ningún tipo de educación se trasladó a casa de un hombre con quien convivía como su esposa, incluso tuvieron tres hijos. Ante la incapacidad de mantenerse por sí misma, ya que ni siquiera sabía escribir su nombre, Andrade se vio obligada a convivir con el padre de sus hijos durante años, aunque este le propinaba palizas de forma habitual.

   Finalmente, decidió huir con sus hijos, aunque era incapaz de realizar las tareas más simples, como coger el autobús, sin ayuda de alguien.

   Fue uno de sus siete hijos, Damiao, quien se decidió a enseñar a leer y escribir a su madre, y con tal solo tres años le aseguró "yo voy a aprender a leer y a escribir. Y cuando lo haga, te voy a enseñar", según ha publicado 'BBC Mundo'.

   A través de los libros infantiles que su hijo leía en el colegio, Andrade fue, a la vez, aprendiendo a leer y escribir. "Yo me tomaba un baño, me acostaba en la hamaca y él me llamaba para que se los leyera. Aunque no sabía leer y mi vida transcurría entre desechos y basura, también quería aprender. Me daba curiosidad", ha afirmado la mujer.

   Durante el año 2016, madre e hijo leyeron juntos un total de 107 libros, que ayudaron a Andrade a conseguir por fin la autonomía e independencia que le habían sido negadas cuando era niña.