Actualizado 17/04/2018 17:42

Chavela Vargas, 99 años del nacimiento de una mujer hecha de lucha y canción

Costa Rican born singer Chavela Vargas celebrates her 90th birthday during a cer
REUTERS / ELIANA APONTE

   CIUDAD DE MÉXICO, 17 Abr. (Notimérica) -

   Mujer, amante, lectora, escritora, genia, diosa, volcán y, por último, cantante. No son solo sus canciones las que nos hicieron llorar, y las que hicieron llorar a Pedro Almodóvar --gran amigo suyo-- o a su admirador Joaquín Sabina. También tenía otros amores, los del más allá, como Federico García Lorca, José Alfredo Jiménez o Frida Kahlo con los que, en los pies de su montaña Chalchi, hablaba durante sus noches de insonmio y tequila.

   En un día como hoy nació, hace 99 años, un sentimiento que se llama Chavela Vargas, una mujer que en sus últimos años estaba ya cansada de hablar del pasado. Sus últimos días transcurrieron pacíficos en su casa, entre tertulias y vasitos. Visitó España por última vez en 2012, pero este viaje la agotó y debilitó. Tuvo que regresar a México a descansar para siempre, pero es que no pudo evitarlo, "le debo a García Lorca esta visita a Madrid".

   Su vida se puede dividir como un buen espectáculo: la primera parte, su entrada al mundo de la música con pocas luces pero muchas celebridades; el entreacto, su retirada durante años por su adicción al alcohol; y la tercera, su vuelta a los escenarios, cuyo mecenas, Pedro Almodóvar, le ayudó a abrir teatros que nunca imaginó cumpliendo su deseo y sueño de tocar en el Teatro Bellas Artes de la capital mexicana.

   Cantaba en todos los idiomas, sin importar la lengua, ya que llegaba al corazón de todos porque lo que contaba era el cómo lo decía y en eso ella ganaba a todos. Inmortal y serena, se fue el 5 de agosto de 2012; tranquila, sin evitar a la muerte a la que más de una vez llamó para pedir auxilio. Se rindieron muchos homenajes tras su fallecimiento pero el más importante de todos es el legado que nos ha regalado y del que podremos disfrutar siempre. Algo que ni el amor consigue, que sea eterno.