Actualizado 20/04/2007 23:25

Chile.- La Iglesia Católica chilena pide "mejorar la política" en el marco de la discusión de reforma a la educación


SANTIAGO, 20 Abr. (De la corresponsal de EUROPA PRESS Claudia Riquelme) -

La Iglesia Católica chilena hizo hoy un llamamiento a "mejorar la política" en el marco de la discusión de la reforma educacional propuesta por la presidenta Michelle Bachelet al Parlamento, que deroga la normativa vigente, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet, y termina con la discriminación el lucro de los establecimientos de enseñanza que reciben subsidios del Estado.

Tras el término de la 93º Asamblea Plenaria, la Conferencia Episcopal de Chile emitió, como es costumbre, una declaración pública en la que se refirió a varios temas de la contingencia nacional.

Bajo el nombre "Renovemos la esperanza en el alma de Chile", la Iglesia Católica de este país sudamericano señaló que "mirando el conjunto de los debates actuales, nos preocupa que mucha gente sienta una distancia creciente entre los discursos y los hechos; entre las promesas y sus realizaciones; entre sus problemas concretos que no son resueltos y los debates y polémicas a veces inconducentes".

Para la Iglesia, el debate sobre la educación es "una gran posibilidad para que en el Parlamento, los legisladores puedan dialogar con el Gobierno y la ciudadanía en torno a la educación, tema tan crucial para el desarrollo de nuestra sociedad".

El llamamiento pidió "encarecidamente" a los actores involucrados "abordar este tema en un diálogo respetuoso y constructivo, que verdaderamente ponga el bien del país por encima de los intereses particulares, aunque sean legítimos, a fin de que la nueva ley sea beneficiosa para todos".

"Hemos reflexionado sobre la iniciativa gubernamental para reformar la educación. Estamos conscientes de la necesidad de avances urgentes y significativos en esta materia. Valoramos todo cuanto ayude a mejorar la calidad de la enseñanza, y a hacer posible el acceso de todos a una educación digna, pero es necesario que en todo este proceso se excluyan visiones ideologizadas y se escuchen las voces de todos los sectores involucrados", indicaron los obispos.

"Aún es temprano para emitir un juicio más acabado sobre un proyecto de tanta trascendencia y proyecciones para el país. Merece ser estudiado diligentemente en todos sus aspectos e implicancias, para llegar a discernir sus fortalezas y debilidades, en orden a alcanzar una educación de calidad para todos los niños y jóvenes de Chile", dijeron los obispos, quienes no se sumaron a las críticas que algunos sectores políticos de la oposición han hecho respecto de la reforma propuesta por Bachelet.

Sin embargo, dijeron que para la Iglesia hay temas "irrenunciables" en este sentido, "como el derecho a una educación de calidad y con equidad para todos, especialmente para los más pobres; centrada en la persona con sus dimensiones religiosa, moral, intelectual, social; una educación que apoya y refuerza el derecho prioritario de los padres de familia a elegir la educación de sus hijos; que, al margen de toda uniformidad, respete y favorezca tanto la libertad de acceso y de ofrecimiento del servicio educativo, de acuerdo a los propios proyectos educacionales que aseguran una sociedad democrática y plural, y estimule la construcción de un país más justo y solidario.

DESAFÍOS

Los obispos chilenos señalaron que Chile "enfrenta hoy desafíos muy importantes, como la superación de los hechos de corrupción, y una tendencia peligrosa a exacerbar el conflicto, presentando una mirada pesimista de la realidad y un panorama desolador del futuro.

Todo esto reclama una mejora de la calidad de la política, recuperando su sentido más profundo de servicio al Bien Común. También más responsabilidad para dotarla de mayor legitimidad, comprometiendo al mismo tiempo una activa y responsable participación ciudadana en los asuntos de interés público".

"De nada serviría crear grupos de trabajo plurales y diversos si las políticas que se implementasen finalmente privilegiaran una mirada y excluyeran otras. Deseamos que se acojan efectivamente las propuestas que se formulan con respeto, humildad y fundamento, y a todos pedimos que se hagan aportes constructivos en un clima de colaboración y diálogo", indicaron.

PLAN DE TRANSPORTES

Asimismo, expresaron su preocupación por los problemas causados ante la implantación de un nuevo plan de transporte público para Santiago, el que, según dijeron, "ha provocado muchos sufrimientos y sensibiliza a los chilenos de norte a sur".

"Somos testigos de la preocupación de la gente al ver tantos recursos concentrados en la capital, mientras en regiones hay necesidades postergadas. Hemos hablado a favor de la dignidad personal que tantos habitantes de Santiago, con razón, sienten vulnerada por estos días. Queremos que todas nuestras ciudades sean más modernas, limpias, amables y humanizadoras. Que sean espacios de integración y encuentro. Para esto se requiere la generosidad y el esfuerzo de todos; también el liderazgo efectivo de las autoridades en la solución de los problemas", manifestó.

En un llamamiento a quienes "tienen altas responsabilidades en la conducción del país", los obispos pidieron "que en sus decisiones busquen siempre el bien integral de las personas. Son ellas quienes reciben la enseñanza, quienes viajan en el transporte público, los que se atienden en los consultorios, reciben las pensiones y postulan a subsidios de vivienda. Los cristianos estamos llamados a ver a Cristo en ese alumno, en ese pasajero, en ese enfermo, en ese hermano sin techo. Y para quienes han optado por el servicio público estas personas deben ser la razón de su servicio".

POBRES SIGUEN ESPERANDO

Una de las críticas más duras de la Iglesia se refiere a la situación de pobreza que aún afecta a parte de los chilenos.

"Es lamentable que, a pesar de esfuerzos y logros en materia de justicia social, la espera de muchos pobres continúa. Esperan ser escuchados, atendidos en el anhelo de ser protagonistas de su propia historia, incluidos en este mundo global y tecnificado que les margina. De un modo particular, el mundo rural y sectores urbanos empobrecidos, claman desde su postergación. Superar la pobreza y las grandes desigualdades, constituyen desafíos sociales que no pueden dejar de interpelarnos, también a nuestra sociedad y a sus líderes", indicaron.