Actualizado 07/02/2018 08:36

¿Por qué Colombia es el único país de Iberoamérica en el que se practica la mutilación genital femenina?

Campaña contra la mutilación genital femenina (archivo)
REUTERS / SIEGFRIED MODOLA

   BOGOTÁ, 6 Feb. (Notimérica)-

   Colombia es el único país iberoamericano donde se practica la mutilación genital femenina, un tema bastante desconocido incluso para muchos hombres del pueblo indígena ember, cuyas mujeres realizan esta práctica en un ámbito privado y casi secreto.

   Este 6 de febrero se celebra el Día Internacional contra la Mutilación Genital Femenina. Una fecha muy especial esta que, además, forma parte de un proyecto (Iniciativa Spotlight) llevado a cabo por la Unión Europea y la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Se trata de una iniciativa que persigue, sobre todo, acabar con todas las formas de violencia hacia las mujeres y hacia las niñas.

   Precisamente el fallecimiento de dos niñas indígenas por infecciones derivadas de una mutilación genital en 2007, fue lo que sacó a la luz la práctica de extraer el clítoris a las recién nacidas que se ha mantenido entre los embera, el tercer pueblo indígena más grande de Colombia, con 250.000 miembros repartidos en una área muy extensa.

   La representante adjunta del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Colombia, Lucy Wartenberg, señaló que el país cafetero es el único de América Latina del que existen evidencias de que la realización de varias prácticas similares a las de Oriente Medio y África, aunque recientemente han tenido información, aún sin confirmar, de que también se dan entre los embera de Panamá, según informó 'El Colombiano'.

   Por el momento, se desconoce cuándo se empezó a mutilar a las niñas embera y si es una práctica propia de ese pueblo o si la "aprendieron" de los africanos llegados a América como esclavos.

¿QUÉ ES LA MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA?

   Son todas aquellas prácticas que, por razones que nada tienen que ver con la salud y sin criterio médico, vienen a modificar o dañar los órganos genitales femeninos. Procedimientos que, por lo tanto, están considerados una absoluta violación de los derechos humanos tanto de las niñas como de las mujeres.

   Refleja una desigualdad entre los sexos muy arraigada y constituye una forma extrema de discriminación contra mujeres y niñas. La práctica viola sus derechos a la salud, la seguridad y la integridad física, el derecho a no ser sometidas a torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes, y el derecho a la vida en los casos en que el procedimiento acaba produciendo la muerte.

   Asimismo, hay que saber que, por regla general, se desarrolla durante la infancia. En concreto, entre la lactancia y los 15 años.

   Para abandonar la práctica de la mutilación genital femenina, es necesario realizar esfuerzos sistemáticos y coordinados que involucren a las comunidades enteras, que se enfoquen en los derechos humanos y en la igualdad de género. También deben atenderse las necesidades de salud sexual y reproductiva de las mujeres y niñas que sufren sus consecuencias, según informó en un comunicado de la ONU.