Actualizado 17/05/2018 11:08

Comienza la temporada de huracanes en México

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   CIUDAD DE MÉXICO, 16 May. (Notimérica) 

   Este martes arrancó oficialmente en el océano Pacifico Oriental la temporada de huracanes, que se prolongará hasta el 30 de noviembre. Aunque la creación de ciclones tropicales puede producirse en cualquier momento, durante este período suele registrarse el mayor número de casos en la zona.

   Del mismo modo, a partir del próximo 1 de junio también dará comienzo la temporada de huracanes en el Pacifico Central y en el Atlántico. Las costas mexicanas suelen verse afectadas tanto en el Pacifico como en el Atlántico por este fenómeno climático.

   Según la investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México Rosario Romero Centeno, históricamente en la región del Pacífico Oriental se forman alrededor de 15 ciclones tropicales por temporada, ocho con categoría de huracán, según informó la UNAM Global. Los más vulnerables al fenómeno suelen ser los estados costeros de México.

   Según la experta, los estados de Baja California Sur, Sinaloa, Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Jalisco presentan el mayor riesgo de verse golpeados por ciclones tropicales, de manera particular en los meses de septiembre y octubre.

   Por su parte, en el área del golfo de México y mar Caribe, los estados más afectados serán Quintana Roo, Veracruz y Tamaulipas, concretamente de manera especial en los meses de agosto, septiembre y octubre. En el Atlántico se prevén unos 14 ciclones y que siete de ellos se conviertan en huracanes.

¿POR QUÉ SE PRODUCEN?

   La investigadora señaló que la Tierra recibe energía del Sol de manera desigual y los ciclones tropicales son uno de los mecanismos que tiene el sistema terrestre para redistribuir esta energía.

   Así, transportan el calor de los trópicos hacia latitudes más altas, y mantienen el sistema en equilibrio térmico. Se presentan durante la temporada más cálida (primavera-verano) porque requieren de la energía almacenada en los océanos para su desarrollo.

   Se necesitan seis condiciones: temperatura superficial del mar de al menos 26.5 Celsius; inestabilidad atmosférica; humedad alta en los niveles inferior y medio de la troposfera; suficiente fuerza de Coriolis para desarrollar un centro de baja presión; una perturbación preexistente, y poca cizalladura (es la diferencia en la velocidad del viento o su dirección entre dos puntos en la atmósfera terrestre) vertical del viento.