Publicado 02/04/2020 14:11

Coronavirus.- Un veterano de la guerra de las Malvinas cuenta su historia para animar a los argentinos en la cuarentena

Estatua del músico Astor Piazzolla en Mar del Plata, Argentina
Estatua del músico Astor Piazzolla en Mar del Plata, Argentina - 2020 GETTY IMAGES / GETTY IMAGES

"Estuve prisionero un mes en la bodega de un buque inglés, hoy nos toca guardarnos a todos", dice

MADRID, 2 Abr. (EUROPA PRESS) -

Adrián Cabello, un soldado argentino que combatió en la guerra de las Malvinas (1982), ha roto el silencio que ha mantenido durante estos años, justo cuando se cumple el 38 aniversario del inicio del conflicto armado, para trasladar un mensaje clave a sus compatriotas en estos días de confinamiento obligatorio por la pandemia de coronavirus: "Ante un panorama incierto, tenemos que ser positivos".

Cabello ha enviado una carta al diario argentino 'Clarín' en la que cuenta las semanas que pasó como prisionero en la bodega de un buque británico, el 'Saint Edmund', junto a otros militares argentinos.

"Después que terminó la guerra de Malvinas quedamos 150 soldados para hacer las tareas de remoción de las minas y ayudar al entierro de los compañeros. Con el correr de los días comenzó a nevar y la hostilidad del clima no permitió continuar con esas tareas. Entonces, nos subieron a un buque en calidad de prisioneros, ya que Argentina no firmaba el cese de hostilidades. Nos dejaron en la bodega", dice.

El soldado Cabello, como se identifica, recuerda que "el techo medía apenas 1,80 metros, el suelo era de hierro, solo llevaban lo puesto y una manta que servía también de colchón. Había "dos canaletas a los costados para orinar, defecar y vomitar cuando se movía mucho", detalla.

Un día un guardia británico les contó que les iban a trasladar "por tiempo indeterminado" a una base estadounidense ubicada en una isla entre Brasil y África de "clima tropical".

"Enseguida, ante la desesperación, les traduje con mucho miedo a todos los compañeros lo que iba a pasar (...) Esta noticia pegó de diferente manera. Generó tristeza e incertidumbre al grupo. Se hizo un gran silencio", señala.

Sin embargo, "un cordobés rompió ese silencio de angustia con su chispa y gracia. No lo dudó: se cortó el pantalón y lo convirtió en unas bermudas para tomar mucho sol (...) Por supuesto nos hizo reír a todos y nos marcó una línea de pensamiento, teníamos que afrontar lo que se venía", dice.

Con ese espíritu, confeccionaron un balón de trapo con las medias de todos los prisioneros para tener "una hora de fútbol" diaria. "Los guardias bajaban a la bodega y miraban lo que sucedía y nos miraban con asombro (...) Pero esa hora de fútbol era sagrada, esa hora nos permitía salir de esa realidad", afirma.

Cabello asegura que esta anécdota le ha servido a lo largo de su vida y explicado que, aunque hasta ahora no había querido contarla --"Yo nunca pude hablar de lo que me pasó (...), no sirvo para eso"--, ha decidido compartirla porque cree que le puede servir a todos los que en estos momentos están encerrados en sus casas.

"Me animé a escribirla porque me hizo reflexionar y darme cuenta de que en ciertos momentos las cosas no dependen de nosotros, que ante un panorama incierto tenemos que ser positivos", sostiene.

El veterano de las Malvinas reconoce que todavía no sabe si "jugar con esa pelota de medias fue inconsciencia, irresponsabilidad o sabiduría". "Lo que sí me quedó claro es que cada uno elige cómo pasarlo", concluye. Ahora, guarda la cuarentena con su mujer y uno de sus hijos en su casa de City Bell, en la provincia de Buenos Aires.