Actualizado 07/03/2010 19:16

Crónica Alimentos.- La FAO advierte de que la crisis alimentaria podría convertirse en un problema "estructural"

El cada vez mayor empleo de los biocombustibles es el principal factor que encarece el precio de los alimentos


MADRID, 7 Mar. (EUROPA PRESS) -

Expertos de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) aseguran que no existe peligro inmediato de que se repita una segunda crisis alimentaria pero creen que "sólo hacen falta dos años malos seguidos" para que se repita la situación registrada en 2008, y advierten de que más que un acontecimiento aislado, el excesivo precio de los alimentos podría convertirse en la expresión de un "problema estructural a largo plazo".

Es complicado realizar un análisis específico del problema porque existen "muchos factores en juego", según opina el economista y secretario del Grupo Intergubernamental sobre el Grano de la FAO, Abdolreza Abbassian. "Estamos pronosticando que los precios se van a mantener incluso a medio plazo, y es probable que no excedan los máximos registrados en 2008", indicó. "No obstante, estamos avanzando hacia una situación donde se podría registrar un descenso en el crecimiento del suministro, mientras la demanda sigue subiendo".

Entre los motivos se encuentran el descenso de los subsidios para los principales productores de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo en Europa (OCDE) --en particular Estados Unidos y la Unión Europea-- frente al crecimiento poblacional y la prosperidad energética que se está registrando especialmente en China e India. Ahora no se ven grandes diferencias, pero "una vez terminado este período de recesión", el exceso de demanda "podría hacerse notar", lo que lleva a Abbassian a aventurar que "los precios de los alimentos ya no podrían ser considerados como una crisis o un shock a medio plazo, sino como un problema estructural".

La principal amenaza procede de la expansión del uso de los biocombustibles derivados del grano. Cada día que pasa se emplea cada vez más terreno cultivable para recolectar cereales para uso energético, en lugar de alimentario.

LA AMENAZA DE LOS BIOCOMBUSTIBLES

Todavía es demasiado pronto para entender en su plenitud los cambios acontecidos durante la crisis alimentaria de 2008, particularmente los que rodean al desarrollo de los biocombustibles, responsables en parte del incremento de precios.

Hace dos años, grandes áreas de terreno cultivable fueron destinadas al cultivo de grano para su uso energético. De momento, los datos recabados por la ONG ActionAid concluyen que, para 2020 el consumo de biocombustibles en la UE se habrá cuadruplicado. Dos tercios de la cantidad empleada procederá de países en vías de desarrollo.

"Los biocombustibles son responsables de al menos el 30 por ciento del repunte de los precios de 2008, según las estimaciones más conservadoras", apunta el informe de ActionAid. Los responsables de la ONG temen que el aumento del consumo energético afecte negativamente al suministro de alimentos y advierten de que "hasta 100 millones de personas podrían correr peligro de pasar hambre" si los países de la UE cumplen los mínimos impuestos en la legislación.

Esta legislación remite a un acuerdo basado en 2008 y por el que los Estados miembros se comprometen a cubrir un 10 por ciento de sus necesidades energéticas con energías renovables --energías verdes, hidrógeno y biofuel-- para 2020.

De mantenerse las estimaciones sobre el progresivo uso de biocombustibles, el precio del maíz podría aumentar en un 20 por ciento para 2020. Pero si el empleo del biofuel excede las previsiones, el coste del grano podría dispararse hasta un 71 por ciento por encima de su precio actual, según el escenario más pesimista de acuerdo con el estudio del Instituto de Política de Investigación Alimentaria Internacional (IFPRI). En términos humanitarios: cada vez que el precio sube un punto porcentual, 16 millones de personas entran en situación de hambruna.

Según la FAO, una de cada seis personas en el mundo pasa hambre desde la crisis de 2008, que arrastró a más de cien millones de ciudadanos por debajo del umbral de la pobreza.

UNA SOLUCIÓN DIFÍCIL

La FAO apunta que la Comunidad de Estados Independientes (CEI), podría convertirse en una tabla de salvación siempre y cuando las condiciones climatológicas no lo impidan.

La entidad formada por Rusia, Bielorrusia, Ucrania, Armenia, Azerbaiyán, Kazajistán, Kirguistán, Moldavia, Turkmenistán, Tayikistán, Uzbekistán y Georgia está comenzando a recibir peticiones para contribuir en mayor medida al suministro mundial de cereales. Al fin y al cabo, Rusia es el segundo mayor exportador mundial de trigo después de Estados Unidos, pero el tiempo no ayuda.

"Por desgracia, la CEI se encuentra en una parte del mundo extremadamente vulnerable al impacto medioambiental", consideró Abbissian, quien recomendó no obstante que se tenga confianza en los avances tecnológicos y en los cambios en el modelo de alimentación. "Ambos contribuirán a mantener estable la situación global alimentaria, ¡aunque el desarrollo a nivel local no siempre pinte bien!", apuntó.

Siempre cabe la posibilidad de que los precios puedan subir "como resultado de los desequilibrios del mercado pero, en general, la subida de precios animaría la inversión en agricultura, salvando a cambio la diferencia entre oferta y demanda", explicó.