Actualizado 04/03/2010 19:47

Crónica Chile.- Casas y pisos destruidos: la otra cara del terremoto en Chile

La reconstrucción del país podría durar al menos tres o cuatro años y costar unos 22.210 millones de euros


SANTIAGO, 4 Mar. (Especial para EUROPA PRESS Claudia Riquelme) -

El medio millón de casas y pisos completamente destruidos y un número aún indeterminado de residencias con daños de diversa consideración que hacen imposible que sean habitadas, representan otra de las múltiples realidades trágicas causadas por el terremoto de 8,8 grados en la escala de Richter que afectó a la zona centro-sur de Chile el pasado sábado, dejando un saldo aún parcial de 802 muertos y un número todavía no precisado de desaparecidos.

Mientras en las ciudades cercanas al epicentro, a unos 550 kilómetros al sur de Santiago, los testimonios de los dos millones de damnificados muestran la cruda experiencia y el incierto futuro que enfrentarán justo cuando Chile se preparaba para celebrar su Bicentenario. Tanto en esas regiones como en el resto del país, especialmente en la capital chilena, la fuerza de uno de los seis terremotos más grandes de la historia mundial ha marcado a fuego su huella destructiva.

Sin distinción de barrios o de sector socioeconómico, en lugares acomodados o de menores recursos, cientos de miles de casas y edificios de departamentos muestran graves daños estructurales, la mayoría de los cuales impiden no sólo habitarlos, sino incluso rescatar las pertenencias de sus ahora desolados propietarios.

Es así que tanto en la periferia más pobre como en las zonas más pudientes, parques, jardines y plazas de condominios lucen como coloridos campamentos en medio de la trágica emergencia, ya que los dueños de los pisos y casas se niegan a arriesgarse a que otro seísmo no sólo les quite el lugar donde vivían, sino también la vida. Asimismo, las numerosas y fuertes réplicas hacen aún más crítica la situación.

En el casco más antiguo del centro de Santiago y zonas emergentes por ser las elegidas por la clase media y los jóvenes profesionales, lucen hoy varios edificios modernos y publicitados como "una nueva forma de vivir", pero inclinados y amenazando con caerse en la próxima réplica.

La situación ha adquirido ribetes mayores debido a que gran parte de los pisos destruidos son nuevos, con no más de cinco años desde que fueron entregados a sus propietarios, quienes hoy se organizan en grandes grupos para realizar demandas judiciales colectivas en contra de las empresas constructoras. Y si bien muchas de estas compañías han visitado las obras y se han reunido con sus desesperados clientes, pocas han sido las que han llegado a algún acuerdo con ellos.

La mayoría señala que los edificios pueden repararse, aunque a simple vista los daños estructurales parecen amenazar a cualquiera que se atreva a ingresar. Sólo una empresa, Paz, que en la bolsa ha sufrido grandes retrocesos tras el terremoto, ofreció a un grupo de clientes devolverles el dinero o trasladarlos a uno de sus proyectos. Otras dos empresas se han declarado en quiebra y la gran mayoría aún no da la cara.

El Ministerio de Vivienda comenzó este jueves la fiscalización de edificios públicos y privados, así como de escuelas y otros recintos del Estado. Sin embargo, dado el actual sistema judicial chileno y el estado de la situación tras el terremoto, se espera que este seísmo sea sólo el inicio de una larga batalla legal que deberán dar ahora a quienes el seísmo les derrumbó el llamado "sueño de la casa propia".

SUSPENDEN BÚSQUEDA DE SUPERVIVIENTES

Entretanto, los grupos de rescate abandonaron este jueves la búsqueda de supervivientes en algunas zonas del centro y el sur de Chile devastadas por el seísmo de 8,8 grados en la escala de Ritcher que provocó varios tsunamis, mientras el mar devolvía decenas de cadáveres a las costas chilenas.

Aterrorizados por las réplicas, los residentes de las localidades de la costa del Pacífico pasaron la noche en terrenos elevados por temor a que olas gigantes volvieran a barrer lo poco que queda en pie en puertos y caletas golpeados el llamado "megaterremoto".

En Constitución, donde tres tsunamis barrieron una isla donde acampaban cientos de personas, rescatistas con perros adiestrados buscaban cadáveres que después apilaban en una morgue improvisada en un gimnasio.

"Hoy ya se esta sólo en las tareas de búsqueda de cadáveres. Es muy poco probable encontrar sobrevivientes", afirmó a Reuters Humberto Silva, jefe de operaciones de bomberos la localidad de Coquimbo.

Pueblos costeros, caletas y puertos fueron borrados del mapa por las olas de hasta 15 metros de altura provocadas por el sismo. En algunas áreas, el agua entró más de dos kilómetros dentro del continente.

RETORNA LA CALMA A CONCEPCIÓN

En la ciudad de Concepción, unos 500 kilómetros al sur de Santiago y a pocos kilómetros de epicentro del seísmo, policías y bomberos aún buscaban supervivientes en grandes edificios derrumbados. Otros iban casa por casa con la esperanza que encontrar con vida a personas denunciadas como desaparecidas, informó Reuters.

Pero no fue hasta este miércoles cuando comenzó el reparto de ayuda humanitaria en Concepción, después de que volviera la calma tras dos días de caos con saqueos a supermercados y robos a casas particulares que obligaron al Gobierno a declarar el toque de queda y a militarizar la zona. Pese a la mayor tranquilidad, los vecinos aún se mantenían organizados para custodiar sus casas ante posibles saqueos.

Dos supermercados ya abrieron durante seis horas en la ciudad, que luce desolada hasta el mediodía, cuando los habitantes fueron autorizados a salir de sus casas para, tras hacer largas colas, conseguir alimentos y combustible.

RECONSTRUCCIÓN EN CUATRO AÑOS

La mandataria chilena, Michelle Bachelet, por su parte, ha reconocido que la reconstrucción del país podría durar al menos tres o cuatro años, mientras que los expertos creen que los daños podrían situarse en unos 30.000 millones de dólares (22.120 millones de euros), equivalente a cerca de un 15 por ciento del Producto Interno Bruto chileno.

Ante esta situación, Bachelet ha adelantado que para financiar la reconstrucción probablemente será necesario recurrir a créditos extranjeros o a la ayuda de organismos financieros internacionales.

"Vamos a tener que pedir y esperamos que a través del Banco Mundial u otras iniciativas contar con el (dinero) suficiente. Hay una destrucción de infraestructura, de carreteras, tenemos en las zonas afectadas 29 hospitales muy muy afectados", señaló. "Vamos a necesitar concurrir, sin duda, a organismos internacionales", agregó.

La mandataria se dedicó este jueves a visitar varios centros de acopio de alimentos y bienes de primera necesidad para supervisar la distribución de la ayuda a los damnificados del terremoto, pese a las duras críticas que ha recibido por el reparto tardío de alimentos a los damnificados.

Su sucesor, el empresario conservador Sebastián Piñera, que tomará posesión del cargo el próximo 11 de marzo, nombró este mismo jueves a dos intendentes que se harán responsable de la reconstrucción en la región de Maule y la región de Bíobío, las dos más afectadas por el seísmo y posterior tsunami, así como en otras tres zonas algo menos afectadas.

El presidente electo designó a la actual alcaldesa de Concepción, la segunda ciudad en importancia de Chile y la más próxima al epicentro del seísmo, Jacqueline Van Rysselbergue, futura intendente de Bíobío y a Rodrigo Galilea, futuro intendente en Maule.

Después de que Piñera haya admitido públicamente que necesariamente su programa de Gobierno deberá modificarse para priorizar la reconstrucción del país, el empresario conservador insistió en que su política estará centrada en cuatro ejes: enfrentar la necesidad ciudadana, dar apoyo y ayuda y tratar de encontrar a las personas que están desaparecidas y restablecer el orden público.