Actualizado 22/12/2016 19:57

Desgarradores testimonios de los testigos de la explosión en el mercado de México

Mercado de pirotecnia de San Pablito en México
REUTERS

   CIUDAD DE MÉXICO, 21 Dic. (Notimérica) -

   El mercado pirotécnico de San Pablito, al norte de la zona metropolitana de Ciudad de México, en el municipio de Tultepec, ha sufrido una de las mayores tragedias del país debido a la explosión que se dio este martes alrededor de las 14.40 (hora local) y que se sintió en varios kilómetros a la redonda.

   Hasta el momento, 35 personas han perdido la vida a causa del fatal accidente, mientras que otras 46 siguen ingresadas en centros médicos donde están siendo atendidos de las lesiones sufridas.

   Uno de los responsables de uno de los puestos asegura que en la temporada de fin de año hay una venta de 300 toneladas de explosivos, de ahí la magnitud de las explosiones registradas la trágica tarde del martes.

   Algunos de los testigos supervivientes han ofrecido desgarradores testimonios sobre los hechos --recogidos por el diario 'BBC'--, unos hechos que difícilmente podrán olvidar.

   "Estábamos en el área de baños y empezó a explotar un local (...) uno tras otro. La gente empezó a caer, mucha venía corriendo hacia la salida (...) pedazos de concreto y de tabiques empezaron a caer en toda la calle", señala Federico Juárez, uno de los testigos, a la agencia 'Reuters'.

   "Los vecinos salieron de sus casas, salimos a la calle. Una niña gritaba angustiada que nos íbamos a ahogar de tanto humo, y otros niños lloraban. Todos estábamos asustados, pero más los niños, y gritaban cuando se oían los tronidos muy fuertes", dice Guadalupe Sánchez al diario mexicano 'El Universal'.

   José, otro testigo que habló con el mismo medio, cuenta que vio desde su casa cómo muchos corrían para huir del lugar, mientras que otros se apresuraban a prestar ayuda a las víctimas.

   "Entraron a sacar los primeros cuerpos los mismos tianguistas (comerciantes), los amontonaron (...) Yo vi un montón de muertos, apilados. Pero no pocos, un montón, lo vi desde aquí de la azotea de la casa", asegura.

   "Olía a pólvora. Todo el personal corría de un lado a otro para atender a la gente lastimada: los limpiaban, los suturaban, intentaban calmarlos", relata Jesús Ramírez, médico interno del Hospital de Zona. "Si es trágico ver a un adulto, es más difícil ver a un niño sufrir", concluye.

   Una de las mujeres que atendió Ramírez tenía, según cuenta el propio médico a 'El Universal', " la cara con quemaduras de segundo grado, se le caía la piel muerta", y al lado de su paciente había un hombre "con la cara negra; él estaba más grave".

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