Actualizado 29/08/2009 21:18

Desplazados por guerra Pakistán se lamentan en Ramadán

ICHRIAN, Pakistán (Reuters/EP) - Tras el comienzo del mes sagrado de Ramadán, decenas de miles de pakistaníes musulmanes, forzados a huir de sus casas por la guerra contra los talibanes, no tienen otra alternativa que quedarse en campamentos o con familias de anfitriones durante el período religioso.

Unas 2,3 millones de personas fueron forzadas a dejar sus tierras por los enfrentamientos en el noroeste, en su mayoría después de que las fuerzas del Gobierno lanzaran en abril una ofensiva contra los militantes talibanes en Swat, generando uno de los mayores desplazamientos internos de los últimos tiempos.

Aunque muchos se las han arreglado para regresar a casa después de que el Ejército expulsara a los militantes el antiguo valle de la Provincia de la Frontera Noroeste, otros todavía están refugiándose en campamentos o con comunidades, demasiado atemorizados para regresar a casa y reiniciar sus vidas.

"Ramadán es el período más sagrado del año para los musulmanes y es un período de ayuno, de oración y de bendiciones", dijo Mubashir Fida, encargado de comunicaciones para la Federación Internacional de la Cruz Roja y las Sociedades de la Cruz Roja (IFRC por sus siglas en inglés).

"Son tiempos difíciles para los desplazados ya que han pasado por tanto en los últimos meses y habían esperado estar de regreso en sus casas para Eid (el final del Ramadán), que es el momento de las celebraciones familiares", agregó Fida.

Durante Ramadán, los musulmanes de todo el mundo realizan un ayuno del amanecer al crepúsculo y se abstienen de cualquier cosa considerada una indulgencia, como fumar. Con su sacrificio buscan demostrar paciencia, modestia y espiritualidad.

Ramadán culmina con el Eid al-Fitr, un festival que conmemora el final del ayuno durante el cual las personas van a sus mezquitas a rezar y visitan amigos y familiares e intercambian regalos.

PARA LOS POLLOS, NO PARA HUMANOS

Pero para muchas de las personas desplazadas de Pakistán, será difícil observar los rituales usuales asociados con este período.

Sentado en el cobertizo de una granja avícola devenida en campamento, Bibi Amina, de 35 años, se lamenta por tener que pasar el Ramadán con sus siete hijos y padres ancianos en tales condiciones.

"No nos pone contentos pasar el Ramadán aquí, sólo queremos ir a casa y regresar a nuestras vidas normales", dijo Bibi, quien huyó de su aldea en el distrito de Swat cuando el Ejército comenzó sus ataques aéreos contra los militantes de la zona.

"No nos queda alternativa más que permanecer aquí, mi casa fue destruida en los enfrentamientos, la escuela de mis hijos ya no existe y yo no tengo dinero para cuidar de mi familia si regreso", agregó Bibi.

La granja avícola en la aldea de Ichrian, 120 kilómetros al noroeste de Islamabad, acomoda a unas 300 personas que viven en cobertizos que antes albergaban aves de corral.

Los aldeanos de la zona montaron el campamento y han estado suministrando elementos básicos de ayuda para los desplazados.

La IFRC, junto con la Sociedad de la Cruz Roja de Pakistán, han construido letrinas, proporcionaron agua limpia y ahora están realizando sesiones de apoyo psicosocial para quienes quedaron traumatizados por sus experiencias.

"Fue horrible cuando llegamos aquí por primera vez ya que no había nada, sólo un cobertizo para animales, y yo pensé que este era un lugar para pollos, no para humanos", dijo Mohammad Alam de 25 años, quien huyó de la ciudad de Mingora con su esposa hace tres meses.

"Queremos regresar para el Eid, pero tendremos que pasar Ramadán aquí sin la familia, será duro ayunar bajo estas circunstancias y luego las festividades no serán nada parecido a lo que estamos acostumbrados", sostuvo Alam.

MUY PELIGROSO PARA REGRESAR

Dos días antes del comienzo de Ramadán, mujeres y niñas con coloridos pañuelos en sus cabezas se reúnen en una improvisada sala de oración, para recitar versos del Corán y ofrecer plegarias a todos los que sufren por el conflicto.

La lona que cubre el cobertizo cruje ruidosamente cuando sopla un fuerte viento monsón y un aroma de incienso llena el lugar.

Las mujeres ofrecen sus plegarias a Alá, pidiéndole que lleve paz a Pakistán y termine su odisea, después de vivir atemorizados bajo los talibanes durante más de dos años para luego huir sin nada más que con su ropa a cuestas.

Incluso aunque las zonas de las que vinieron son seguras, los desplazados dicen que no considerarán regresar hasta que termine el Eid, ya que realizar el largo trayecto de regreso y tratar de reconstruir sus hogares y sus vidas mientras observan el ayuno será demasiado difícil.

"He escuchado que mi zona es segura, pero ¿cómo puedo esperar que mis hijos y mi esposa soporten el viaje de regreso y vean su casa en ruinas cuando no han tenido nada de agua ni comida en todo el día?", expresó.

"Tendremos que quedarnos, al menos por el momento", agregó.