NUEVA YORK, 24 Feb. (Notimérica) -
El estado de Georgia, en Estados Unidos, ejecutará por primera vez en 70 años a una mujer prisionera, algo que no hacía desde el caso de Lena Baker, una afroamericana condenada por asesinato en el condado de Randolph.
Kelly Renee Gissendaner, de 47 años, fue declarada culpable en febrero de 1997 por hacer un complot de asesinato para matar a su marido en los suburbios de Atlanta, según publica CNN.
Gissendaner mantenía una relación sentimental con Gregory Owen, con quien conspiró para matar a su marido, Douglas Gissendaner, de acuerdo con informes de la Corte. Owen quería que Kelly Gissendaner solicitara el divorcio, pero a ella le preocupaba que su esposo no la "dejara tranquila si simplemente se divorciaba", afirman los documentos.
El matrimonio ya se había divorciado anteriormente, en el año 1993, pero se volvieron a casar dos años después.
UN ASESINATO PLANIFICADO
Según lo expuesto en el juicio y según la información analizada por el Fiscal General de Georgia, Sam Olens, Owen y Kelly Gissendaner planificaron el crimen durante meses. El 7 de febrero de 1997, ella llevó a Owen a su casa, le dio una porra y un cuchillo de caza, y se fue a bailar con sus amigas.
Douglas Gissendaner también pasó la noche fuera de su domicilio. Al parecer, fue a la casa de un amigo para trabajar en la reparación de coches. Owen esperó a que volviera.
Cuando Douglas Gissendaner regresó a su hogar, alrededor de las 23.30 de la noche, Owen le amenazó con un cuchillo para que se subiera a un automóvil, y le llevó a una zona alejada del condado de Gwinnett.
Una vez allí, Owen obligó a la víctima a que se adentrara en el bosque, le quitó el reloj y la billetera para que pareciera un robo, le golpeó en la cabeza con la porra y le apuñaló en el cuello entre unas ochos y diez veces.
Kelly Gissendaner llegó en el momento en el que se produjo el asesinato, pero no se bajó enseguida de su coche. Tras asegurarse de que su marido estaba muerto, Owen incendió el coche de Douglas Gissendaner para ocultar las pruebas.
Al día siguiente, la Policía descubrió el automóvil quemado, pero no encontraron el cuerpo. Mientras las autoridades iniciaban una investigación, Kelly Gissendaner salió en la televisión local pidiendo al público que diera información sobre el paradero de su marido.
Sin embargo, la historia que los criminales planificaron comenzó a desmoronarse después de una serie de entrevistas con la Policía. A los pocos días, el cuerpo de Gissendaner fue encontrado boca abajo lejos del lugar donde hallaron el coche.
UNA JUGADA VUELTA EN SU CONTRA.
La autopsia determinó que la muerte de la víctima había sido provocada por heridas de arma blanca en el cuello. El 24 de febrero, Owen confesó el homicidio e implicó a Kelly Gissendaner, quien fue detenida y acusada al día siguiente.
Mientras esperaba su juicio en la prisión, Kelly Gissendaner se enfadó al enterarse de que Owen había recibido una condena de 25 años por su participación en el asesinato.
Decidió entonces escribir cartas para contratar a una tercera persona que ofrecería una confesión falsa, afirmando que Owen la había llevado a la escena del crimen a punta de pistola.
Le encargó a su compañera de celda, Laura McDuffie, que buscara a alguien dispuesto a realizar esta misión por 10.000 dólares, pero McDuffie entregó las cartas a las autoridades a través de su abogado.
Actualmente, Kelly Gissendaner ya ha agotado todos los recursos estatales y federales, de acuerdo con un comunicado emitido por el Fiscal General.
Gissendaner es la única mujer que se encuentra, a día de hoy, en el corredor de la muerte de Georgia. De ser así finalmente, se convertiría en la primera mujer ejecutada en el estado desde el caso de Baker en 1945. De acuerdo con el Centro de Información sobre la Pena de Muerte, únicamente 15 mujeres han sido ejecutadas en Estados Unidos desde 1977.