Publicado 23/04/2019 23:48

Un fotógrafo colombiano recrea imágenes del asesinato de sus familiares para crear un puente entre pasado y presente

Un fotógrafo colombiano recrea imágenes del asesinato de sus familiares para crear un puente entre pasado y presente
REUTERS / YARA NARDI

   MADRID, 23 Abr. (Notimérica) -

   El fotógrafo Andrés Cardona, de 30 años, es uno de tantos colombianos que ha vivido desde su primera infancia y en primera persona el conflicto armado que ha atacado a la sociedad de Colombia desde hace más de 50 años. Lejos de permitir que su historia y la de su familia quede olvidada a lo largo de los años a través de su testimonio oral, Cardona ha tratado de completar las imágenes de su álbum familiar que, al tiempo que trágicas, son clave en su memoria.

   A través de un artículo concedido a 'The New York Times', Andrés Cardona recuerda cómo, después de unos primeros años de cotidiana infancia, "de un momento a otro, comencé a ver personas muertas, cadáveres".

    Fue en ese momento en el que comenzaron a surgir las primeras instantáneas mentales que poco se parecían hasta las entonces guardadas en el álbum familiar: "El funeral de mi padre, el asesinato de un primo, fotografías de personas que habían sido asesinadas durante el conflicto armado".

   Su bisabuelo, padre, madre, tío y otros familiares, en su mayoría campesinos que apoyaban la reforma agraria y los derechos laborales, señala Cardona al citado medio, fueron asesinados en manos de militares colombianos bajo la acusación de ser simpatizantes de los rebeldes.

   Así, con amplia experiencia en documentar la historia violenta de Colombia a lo largo del desarrollo del conflicto armado, Cardona ha afrontado su historia familiar desde un punto de vista profesional, fusionando las imágenes de su memoria e imaginación con la tierra más húmeda de las fosas comunes.

   A través de recreaciones de escenas de asesinatos, entre otras imágenes, el fotógrafo ha querido crear un puente entre el pasado y el presente, tiendo como objetivo dar sentido y aceptar todo lo ocurrido, completando de alguna manera aquellos álbumes familiares de fotografías.

   "Es tan fácil documentar con la cámara el dolor de otra persona", dice, "pero cuando te documentas a ti mismo es cuando comencé a sentir que también viví a través de esto y lo escondí. Era o hacer esta historia o dejar que se olvidara. No puedo permitir eso. Me dije a mí mismo que era momento, incluso si dolía. Pero debía hacerlo", sentencia.

   El punto de partida de este proyecto tiene que ver con el recuerdo de su abuela, María Vargas, quien le dijo que no pudo recuperar el cadáver de su padre porque los perros despedazaron el cuerpo. Después, cuando era niño, su padre, Hernando Cardona Vargas, y su tío, Aldemar Vargas, fueron desaparecidos durante ocho días hasta que se descubrió que fueron ejecutados y arrojados a una fosa común.

   "Mi abuela y mi madre nos llevaron con ellas a la base militar a recibir sus cadáveres", recuerda. "Nos llevaron al batallón donde se les pidió a las personas que los mataron que les dieran cristiana sepultura. Nadie podía ver sus rostros porque estaban desfigurados por las balas y había pasado mucho tiempo".

   Su madre, Luz Mercy Cruz, comenzó a indagar las circunstancias del asesinato, lo cual provocó que comenzara a recibir advertencias. Ocho meses después, Cruz encabezaba un taller sobre derechos humanos en una reunión comunitaria en el campo. "El ejército llegó y rodeó el lugar [...] sacaron a los líderes y a mi madre. Mataron a siete personas porque dijeron que estaban vinculadas con las guerrillas". Hasta el momento, él no tiene idea de dónde está enterrada su madre.

   Como indica al citado medio, tiene intención de continuar con este proyecto, en el que también plasma, por ejemplo, las pesadillas que comenzó a tener tras el asesinato de sus familiares y que, por ejemplo, le han impedido dormir solo a lo largo de su vida. "Este proyecto no es sobre los muertos", asegura. "Es para los vivos. Es una lucha, pero también es terapéutico y puede sanar. Ya no puedo vivir con este dolor. No soy un hombre de odio", sentencia.