Actualizado 06/08/2007 20:01

Guatemala.-Sindicalista guatemalteco denuncia los asesinatos, amenazas y despidos que sufren los activistas en el país

Según la CGTG, el sector agrícola es el más duro, pero también el textil en las zonas francas, donde operan empresas de Taiwán o Corea


MADRID, 6 Ago. (EUROPA PRESS) -

El secretario general de la Central General de Trabajadores de Guatemala (CGTG), José Escolástico Pinzón, alerta en un reciente entrevista concedida al boletín de la Confederación Sindical Internacional (CSI), de la situación a la que se enfrentan los activistas sindicales y defensores de los derechos laborales en el país, como amenazas, presiones, violencia, despidos y hasta asesinatos.

"Guatemala es uno de los países donde resulta más peligroso llevar a cabo actividades sindicales", sentencia en la entrevista, en la que enumera los riesgos que corren los militantes sindicales y denuncia que las autoridades del país, en muchas ocasiones, dan "vía libre" a esos abusos.

El clima de violencia y presiones que sufren los sindicalistas se explica en el hecho de que "gobierno y empleadores obran a la par, como consecuencia de lo cual se cometen muchísimas violaciones de los derechos sindicales". La violencia "se estructura a través de la política, que está vinculada a la delincuencia organizada y al narcotráfico", asevera el sindicalista.

El pasado 15 de enero fue asesinado Pedro Zamora, dirigente del Sindicato de Trabajadores Portuarios, y que encabezaba una campaña sindical con el fin de bloquear los planes gubernamentales de reestructurar el puerto público de Quetzal. Ya había recibido amenazas de muerte y fue tiroteado cuando viajaba con sus hijos en su propio vehículo. Aunque se abrió una investigación, Pinzón no cree que, dado el clima general de impunidad, ésta obtenga verdaderos resultados.

El 6 de febrero mataron a otros dos miembros del CGTG, Walter Anibal Ixcaquic Mendoza y Norma Sente de Ixcaquic, cuya labor era conseguir la afiliación de trabajadores de la economía informal. "Sus asesinatos son dos ejemplos más de la impunidad reinante, ya que en su caso tampoco se hizo ninguna investigación", agrega el sindicalista. Ambos trabajaban como vendedores ambulantes en una conocida avenida de la ciudad.

Lo peor --agrega-- es que "no tenemos ninguna prueba que demuestre que fueron asesinados por motivos sindicales, pero se sospecha que fue así porque los comerciantes ejercen mucha presión sobre el sindicato para que los vendedores ambulantes se vayan de esa avenida" y sus muertes "son un mensaje claro que se está haciendo llegar al sindicato".

Respecto al papel de la comunidad internacional en este sentido, Pinzón apuesta por la Unión Europea, que ya está negociando un acuerdo comercial con los países de América Central y que "no debe hacerse cómplice de las violaciones de Derechos Humanos que se cometen en Guatemala". "Si realmente desea ayuda a América Central, no debe tolerar la impunidad, la violencia antisindical, la violencia contra la mujer, etc", agrega.

A su juicio, "la ayuda se debe supeditar al respeto de los Derechos Humanos, de lo contrario todo seguirá igual". Por el momento, la ayuda que otorga la Unión Europea "no beneficia mucho a la población debido a la corrupción reinante en Guatemala", añade. No opina lo mismo de Estados Unidos y su intervención positiva en este proceso, porque en su comportamiento respecto a los países latinoamericanos "hay mucha hipocresía".

NO AL TRATADO DE LIBRE COMERCIO

La entrada en vigor en julio de 2006 del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, al que la mayoría de los sindicatos guatemaltecos se opusieron, "es positivo para el gobierno, los grandes capitales y las empresas, pero muy negativo para los trabajadores del sector agrícola", señala Pinzón.

Debido a éste hubo fusiones de empresas y se produjo una 'invasión' de productos extranjeros en este sector. Los productos proceden principalmente de Estados Unidos. "Los campesinos de América Central no tienen los mismos subsidios que los europeos o estadounidenses. Mientras que el agricultor estadounidense puede cobrar precios más bajos gracias a los subsidios, a nosotros nos resulta imposible competir con ellos", explica Pinzón.

De esta forma, la vida de los campesinos guatemaltecos "es muy dura", añade. "Muchos no tienen tierras y tienen que trabajar para latifundistas y sus condiciones de trabajo son inhumanas, en parte debido a que el código laboral no se aplica en la práctica a este tipo de sector".

Los salarios son muy escasos y un trabajador agrícola puede ganar menos de 7 dólares diarios, cuando se necesita un mínimo de 200 mensuales para cubrir las necesidades alimentarias básicas de una persona, además de atención médica, educación o vivienda.

En el sector textil, concretamente en las zonas francas de Guatemala, hay unas 250 empresas, la mayoría de ellas pertenecientes a este sector, y sólo en tres de ellas se han reconocido sindicatos. "El clima imperante es las zonas es terrible, yo lo calificaría incluso de salvaje", apunta. "Hay empresas de Corea del Sur y Taiwán y como los gobiernos de esos países le pagan mucho dinero al gobierno de Guatemala, éste no controla lo que sucede en las zonas", afirma.

Finalmente, el sindicalista señala que no teme por su vida: "no me escondo, denuncio los problemas y acuso al gobierno cuando es necesario". "El miedo no me paraliza, me refuerza y me impulsa a rebelarme ante las injusticias, pero eso no quiere decir que un día puedan decidir matarme", concluye.