Actualizado 29/08/2009 18:11

Guerra en Pakistán afecta a trabajadores humanitarios

Por Nita Bhalla

ISLAMABAD (Reuters/EP) - Los trabajadores humanitarios corren riesgos en Pakistán cuando intentan cubrir las necesidades de las más de 2 millones de personas afectadas por la guerra contra los militantes talibanes.

En un conflicto donde el Gobierno lucha por sacar a los militantes del noroeste de Pakistán, los trabajadores sociales son considerados de alto valor, aunque un blanco fácil para secuestros y asesinatos ya que la mayoría viaja a zonas inseguras sin escoltas armados, en un intento por mantener su neutralidad.

Desde que comenzó una ofensiva militar en abril, un trabajador de la ONU murió de un disparo en un campamento de desplazados y otros cinco fallecieron cuando militantes bombardearon un famoso hotel en Peshawar, la principal ciudad en la Provincia de la Frontera Noroeste.

Las agencias humanitarias dicen que los temores por la seguridad están repercutiendo en su capacidad de trabajar eficazmente y de proveer servicios a las familias que han sido forzadas a dejar sus hogares debido a los enfrentamientos.

"Esta es una guerra asimétrica, en la que no hay reglas y cualquier cosa puede ocurrir en cualquier momento", dijo Muhammad Asar ul Haq, director de programa para el país de la Federación Internacional de la Cruz Roja y las Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC, por su sigla en inglés).

"Un ataque, aunque pequeño, puede realmente afectar la situación general y las agencias asistenciales tienen que replantearse constantemente si pueden o no continuar trabajando en ese clima", agregó.

AMENAZAS POR CORREO ELECTRONICO Y SMS

Según un informe reciente del Instituto de Desarrollo Internacional, con sede en Londres, los ataques están cada vez más motivados políticamente, especialmente en lugares como Pakistán, donde las agencias humanitarias son percibidas como parte de una agenda occidental.

Los trabajadores asistenciales dicen tratar de mantener un bajo perfil en Islamabad y también cuando viajan fuera de esa ciudad.

"Varias agencias han recibido amenazas ya sea por carta, correo electrónico o mensajes de texto diciendo que serán tomadas como blanco", dijo una trabajadora asistencial.

"A veces las amenazas dicen que serán bombardeadas si abren su oficina un día determinado o que son blanco porque las mujeres de su personal no se adecúan a las creencias tradicionales ultra conservadoras", agregó.

En las tranquilas avenidas arboladas de Islamabad, ubicar una agencia humanitaria sin el número de calle puede ser difícil.

Sus oficinas están dispersas en zonas residenciales sin carteles que delaten su presencia.

Los trabajadores humanitarios mayormente usan vehículos sedán comunes en lugar de las lustrosas todo terreno que suelen utilizar los trabajadores asistenciales en otros países.

La mayoría de las agencias internacionales cuentan con un procedimiento operativo estándar en el que la seguridad es revisada a diario y los que realizan trabajo de campo mantienen un contacto regular por radio con su oficina central, actualizando constantemente su ubicación.

Se espera que tanto los hombres como las mujeres que trabajan como asistentes sociales se vistan de forma conservadora y se comporten según las normas de la comunidad que están visitando, para asegurarse protección y aceptación.

IMPACTO SOBRE EL TRABAJO HUMANITARIO

Los trabajadores asistenciales dicen que la situación de la seguridad es tan cambiante -en donde las zonas que han sido declaradas seguras, de repente vuelven a ver actividad militante- que a menudo se dificulta mucho llegar a los civiles atrapados y proporcionarles la ayuda que necesitan.

La IFRC cerró una oficina en la ciudad de Besham, en el distrito de Shangla, que contaba con una unidad sanitaria móvil que atendía a unas 600 personas por semana, durante una fuerte escalada militar en la zona en abril.

La ONU dijo que tiene dificultades para llevar a cabo evaluaciones, un prerrequisito previo a que cualquier tipo de ayuda pueda ser entregada a comunidades afectadas, en algunas zonas debido a los riesgos de seguridad.

El mes pasado, un trabajador de la ONU murió de un disparo cuando caminaba hacia su auto después de visitar el campamento Kacha Garrii para personas desplazadas en el distrito de Peshawar.

En consecuencia, algunas agencias han retirado o limitado el movimiento de su personal internacional, lo que obligó al personal pakistaní a asumir más responsabilidades.

Pero la mayoría dice que, a pesar de los riesgos, deben continuar con sus actividades.

"Sacamos a nuestro personal de la clínica en Kacha Garrii, pero ellos pidieron regresar a trabajar después de 24 horas", dijo Patrick Parsons, coordinador de operaciones de Merlin, una agencia de asistencia sanitaria.

"Después de caminar durante días sin agua potable ni comida, la gente necesita que las instalaciones están completamente atendidas y equipadas. Si nos escondemos detrás de guardias armados y alambre de púa, nadie va a venir", agregó Parsons.