Actualizado 02/09/2009 16:48

Huracán Jimena se debilita en costa oeste de México

Por Jason Lange

LOS CABOS, México (Reuters/EP) - El huracán Jimena se debilitó el miércoles después de impactar en la península mexicana de Baja California con fuertes vientos y empapar el exclusivo centro vacacional de Los Cabos, donde los turistas se refugiaron en hoteles protegidos por tablones.

La fuerza de la tormenta se debilitaba mientras se acercaba a tierra, pero el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos dijo que una advertencia de huracán seguía vigente para la parte norte de la península y que "se deben acelerar los preparativos para proteger a las personas y las propiedades".

El centro dijo que Jimena es ahora una tormenta de categoría 2 con vientos de 165 kilómetros por hora y fuertes ráfagas, después de haber pasado por la extremadamente peligrosa categoría 4 y luego por la categoría 3.

Jimena se ubicaba unos 110 kilómetros al sur-sudeste del Cabo de San Lázaro y se movía con dirección norte-noroeste a 20 kilómetros por hora.

Cortinas de precipitaciones y fuertes vientos afectaban el extremo de la península, donde hay exclusivas canchas de golf, clubes náuticos y hoteles cinco estrellas.

"Eramos turistas, ahora estamos varados aquí", dijo Karl Weber, un hombre de 40 años oriundo de Birmingham, Alabama, mientras miraba la tormenta desde el pasillo de su hotel. Su vuelo fue cancelado y aún no pudo regresar a su hogar.

El resort parece haberse salvado de lo peor de la tormenta, que se prevé tocará tierra en un área escasamente poblada más al norte en las primeras horas del miércoles.

México no tiene instalaciones petroleras ni intereses cafetaleros o mineros significativos en el área. El puerto del Cabo San Lucas fue cerrado.

Una reunión de funcionarios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para discutir sobre los paraísos fiscales tuvo que ser trasladada de Los Cabos a Ciudad de México.

El jefe de protección civil del estado de Baja California Sur, José Gajón, dijo que no había reportes sobre daño de propiedades.

Más temprano, los empleados de los lujosos hoteles colocaron tablones sobre las ventanas, cubrieron los muebles con plásticos y convirtieron las salas de conferencia en refugios para la tormenta, con camas plegables y juegos de mesa.

Familias pobres, empleados de hoteles y albañiles se amontonaron en refugios montados en escuelas después de que 5.000 personas fueran evacuadas.

A raíz de las lluvias torrenciales, las principales rutas quedaron inundadas, las calles de un barrio humilde se convirtieron en un río de barro y un sistema cloacal de la localidad de San José del Cabo se desbordó.