Actualizado 16/10/2006 16:04

Iberoamérica.- Un total de 16 misioneros asesinados en lo que va de 2006, dos de ellos en la región


MADRID, 16 Oct. (EUROPA PRESS) -

Un total de 16 misioneros han sido asesinados en lo que va de 2006, según se desprende de un informe de las Obras Misionales Pontificas (OMP) de España, que, además, precisa que la mayoría perdió la vida en un país africano.

Entre ellos figuran, el padre Andrea Santoro, asesinado en Turquía el 5 de febrero tras recibir varias amenazas por parte de las mafias de la prostitución, por haber liberado a algunas mujeres cristianas procedentes del Este de Europa, recuerda el documento de las OMP.

También el jesuita Elie Koma, de 59 años, que murió en un tiroteo entre rebeldes y el Ejército en Bujumbura (Burundi) el 4 de febrero. Según la policía, el sacerdote, que era responsable de la Iglesia de uno de los barrios más pobres de la capital, no fue víctima de una emboscada sino víctima casual de un atentado contra el jefe de las Fuerzas de la Defensa Nacional de Burundi junto y su esposa.

A la lista se suman, entre otros, el subsecretario de la Conferencia Episcopal Venezolana, Jorge Piñango Mascareño, que fue asesinado la noche del 24 de abril en Caracas en extrañas circunstancias, y el Religioso franciscano Luis Alfonso Moreno, de 46 años, cuyo cadáver fue encontrado el 4 de julio en Santa Marta (Colombia) tras estar desaparecido siete días.

34 MISIONEROS ESPAÑOLES ASESINADOS.

El informe también precisa que un total de 34 misioneros españoles han muerto en zonas de conflicto entre 1978 y 2006. La mayoría de los religiosos y sacerdotes, un total de siete, perdió la vida en Guatemala, cinco fueron asesinados en El Salvador; cuatro, en la República Democrática del Congo, y dos, en Argelia y Guinea Ecuatorial respectivamente.

El resto de los misioneros murieron en Nicaragua, Bolivia, Uganda, Perú, Brasil, Ecuador, Colombia, Puerto Rico, República Dominicana, Albania y Burquina Faso. Las congregaciones con mayor número de bajas fueron la Compañía de Jesús, Misioneros del Sagrado Corazón y los maristas.

En su informe, la OMP quiso recordar que "sus nombres son un testimonio de su compromiso con las comunidades locales con las que trabajaban". "Muestran también que lo que diferencia a los misioneros es su entrega total hasta dar la vida, en este caso de forma violenta, pero, en el caso de muchos otros, trabajando diariamente a favor del mensaje del Evangelio y por los más desfavorecidos", concluye el documento.